No es un avance en una sola línea, sino que son múltiples avances que confluyen"

Estaremos todos de acuerdo que la rápida evolución de las tecnologías aplicadas al CCTV hace que no tengamos tiempo de reflexionar sobre esta rápida evolución, y sobre este fenómeno aplicado al CCTV. La mayoría de personas de este país no tenía un teléfono móvil hace 20 años, muchos ni siquiera un ordenador. Estos 20 años de avances tecnológicos en todos los campos también se han aplicado al CCTV.

Hemos olvidado rápidamente los monitores de tubo y los televisores de igual tecnología que teníamos en el comedor de casa. Las cámaras eran muy grandes, con tubos de captación llamados newvicon, vidicon. Nombres que hoy suenan a mitológicos.

La aparición de los sensores CCD representó un enorme avance en la reducción del consumo eléctrico, del tamaño y la fiabilidad. Y especialmente en la aparición del color. Sí, el color, porque antes todo era en blanco y negro. Durante varios años se estancó la evolución hasta la aparición del WDR (Wide Dynamic Range) que permite compensar en una imagen las zonas muy expuestas a la luz junto a otras en oscuridad, que es el efecto que conocemos como ‘contraluz’.

Durante años las cámaras Panasonic con esta funcionalidad disfrutaron de una posición de liderazgo, especialmente en las entidades bancarias, donde el efecto contraluz era un serio inconveniente para la identificación de sospechosos en el acceso.

A nivel de movimiento de cámaras se utilizaban unos motores que llamábamos ‘posicionadores’, tenían una velocidad de movimiento horizontal muy lenta y un giro de unos 250º. Nada que ver con los domos actuales con velocidades elevadas, giros de 360º, iluminadores IR y laser incorporados.

Pero todo era analógico, es decir, era necesario unir físicamente las cámaras mediante un cable coaxial y en esa tecnología solo se alcanzaba una resolución de imagen máxima de 4 CIF. Esto significa que si CIF era una resolución de 352 x 288, del orden de 101.000 pixels, 4 CIF significaba del orden 404.000 pixels.

El principal problema llegaba cuando, tanto a nivel de visualización como de grabación, se precisaba trabajar con más de 4 señales de vídeo. Hasta cuatro señales estaba resuelto con un ‘generador de cuadrantes’, esto dividía la imagen en 4 cuadrantes y en cada uno se visualizaba una escena.

Cuando era necesario trabajar con 8 o más señales de vídeo se recurrió al ‘multiplexador’. Esto permitía disponer de una única salida de vídeo con todas las señales multiplexadas, que se traducía en pérdida de resolución y de imágenes por segundo. Hay que pensar que un centro comercial tenía en aquellas épocas entre 16 y 24 cámaras de vídeo, frente a las más de 100 cámaras actuales.

El otro gran problema era la grabación de imágenes: Se impuso el sistema VHS frente a otros tecnológicamente mejores, por causa de un marketing más eficaz. El resultado era un grabador y unas cintas magnéticas pensadas para grabar películas, es decir, con una duración de unas 3 horas como máximo, a 25 imágenes por segundo.

La industria de la seguridad necesitaba como mínimo alcanzar en cada cinta magnética las 24 h. Para ello se utilizó una técnica que se denominó Time Lapse, que consistía en reducir la grabación del número de imágenes a 6 por segundo.

La llegada de la era digital se materializó con la llegada de los vídeo grabadores digitales, que mediante el uso de discos duros como soporte de almacenamiento supusieron un enorme cambio, que aún no ha llegado a su fin.

Las cámaras digitales o IP, que ya no precisan una línea dedicada y que pueden ser conectadas a las redes informáticas, han supuesto un cambio de paradigma enorme. La carrera tecnológica está centrada en el aumento de las resoluciones de las cámaras, superando los 10 Mpixels. Cámaras multi-sensor, que permiten una visión panorámica con niveles de detalle impensables hace poco. Cámaras Fisheyes, que eliminan los motores y permiten funcionalidades como si de un domo se tratase.

No es un avance en una sola línea, sino que son múltiples avances que confluyen, como la evolución en capacidad y fiabilidad de los discos duros, con capacidades de 10 Tbytes. Confluyen avances en comunicaciones, mejores codificaciones, inteligencia artificial aplicada a la detección de objetos, al reconocimiento facial, etc.

Esta revolución en tecnología aplicada al sector de la seguridad ha sido acompañada de una evolución en la industria, los que hace tan solo 10 años lideraban esta industria están en buena medida olvidados. El liderazgo tecnológico que ha servido históricamente para disponer del liderazgo del mercado mundial, con EE UU, Europa, Japón y Corea del sur al frente, se ha ido trasladando hacia China.

Nadie duda que las mayores cuotas de mercado serán de dominio chino, por ello las empresas europeas y de EE UU deberán encontrar nichos de mercado muy especializados y de tamaño reducido, que sean poco apetecibles para la voracidad de los fabricantes chinos.

Con todo, nos viene a la memoria una frase de Napoleón: “Cuando China despierte el mundo temblará”, y ahora solo está bostezando.