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Cuatro maneras de mejorar la protección auditiva en la industria del petróleo y gas

19/04/2016

En la industria del petróleo y gas, la protección auditiva lucha por tener el mismo nivel de atención por parte de los trabajadores que otros equipos de protección individual como los cascos de protección. Brad Witt, director de conservación de la audición en Honeywell Industrial Safety, ofrece cuatro consejos esenciales para garantizar que los trabajadores de la industria petrolera utilizan sus tapones de oído:

Para pagar mis estudios en la escuela de postgrado, donde me estaba preparando para convertirme en audiólogo, trabajé un verano como peón en una plataforma petrolera en alta mar. Pude constatar de primera mano la indiferencia generalizada, hacia la protección auditiva.

A pesar de tratarse de una empresa de primer nivel con sólidas prácticas de seguridad, se produjeron dos accidentes con baja laboral ese verano cuyas víctimas sufrieron discapacidades permanentes. La causa que contribuyo en ambos accidentes fue la mala audición. Uno de los operadores de la torre creyó oír al perforador decir que se colocase el tubo en cierta dirección, pero estaba equivocado. Como consecuencia de este error perdió un dedo. Un peón creyó oír el operador de control decir que la línea de vapor no estaba presurizada, cuando en realidad sí lo estaba. Por causa de esta equivocación, perdió un ojo.

Durante los cuarenta años que han transcurrido desde aquel trabajo de verano, la tecnología y la seguridad en la industria del petróleo y gas han progresado exponencialmente. Sin embargo, la protección auditiva continúa siendo un desafío. El personal móvil, la dependencia de los contratistas y la exposición intermitente al ruido resultan problemáticos a la hora de hacer cumplir las normas de protección auditiva correctas. Datos recientes de la Autoridad de Seguridad Petrolera de Noruega (Petroleum Safety Authority of Norway) muestran que al menos el 37% de los trabajadores en la producción de petróleo en alta mar se ven afectados por el ruido hasta cierto punto y la Agencia Ejecutiva para la Salud y Seguridad (HSE) del Reino Unido informa asimismo, que la pérdida de audición sigue siendo uno de los riesgos de salud más comunes para los trabajadores en alta mar.

Durante muchos años, la cultura que invadía los yacimientos petrolíferos imponía el uso de cascos, pero los tapones de oídos eran opcionales. El precio que se pagó es la alta tasa de pérdida de audición en esta industria.

A continuación se muestran cuatro formas de asegurarse que la pérdida de audición se convierta en una cosa del pasado en la industria del petróleo y el gas.

1. Elegir una protección que permite la comunicación

Un importante estudio ha demostrado que la principal razón por la que los trabajadores no usan tapones de oídos de una manera mucho más sistemática es porque interfieren en la comunicación y el rendimiento en el trabajo. En un lugar de trabajo ruidoso repleto de señales de advertencia y equipos en movimiento, la excusa más común para no usar protección auditiva es “prefiero perder audición que perder la vida”.

Esta actitud es particularmente frecuente en la industria del petróleo y el gas. Si un trabajador siente que los tapones le están aislando de sus compañeros de trabajo y de las señales de advertencia, evitará ponérselos o simplemente se los colocará sin introducirlos correctamente, obteniendo una protección mínima. Sin embargo, es un mito asumir que la comunicación y la protección auditiva no pueden coexistir.

Los estudios muestran que los niveles de comunicación mejoran en la mayoría de los trabajadores que usan protectores en ambientes con niveles de ruido elevados. Actualmente, existen protectores auditivos que reducen las interferencias en la comunicación y la sobreprotección de los protectores convencionales. Los empleadores deberían ofrecer a sus trabajadores una gran variedad de protectores auditivos diseñados con “atenuación uniforme” a través de las diferencias frecuencias, que les permitan expresarse y comunicar más fácilmente.

Se han diseñado diferentes tapones auditivos y orejeras para maximizar la comunicación mediante la atenuación uniforme, permitiendo a los trabajadores oír sonidos importantes (compañeros de trabajo, señales de advertencia, sistemas de radio y comunicación, sonidos de mantenimiento de las máquinas) de modo más natural y aumentando la protección frente a niveles de ruido perjudiciales.

Las orejeras electrónicas también pueden mejorar la comunicación al amplificar los sonidos ambientales (incluyendo las señales de advertencia y las voces) hasta un nivel seguro, al tiempo que protegen contra ruidos fuertes, más dañinos.

2. Mantenerlos limpios

Los tapones de oído tienen la singularidad de ser una pieza del equipo de protección individual (EPI) que se coloca en el interior del cuerpo. Aunque el canal auditivo es extraordinariamente resistente a la suciedad, un tapón de oído de espuma enrollado va a transmitir todo lo que esté en los dedos al oído – y los trabajadores de la industria petrolera no son conocidos por la limpieza de sus manos. No es raro escuchar a un trabajador justificar que no utiliza la protección auditiva contando historias anecdóticas (y muy poco probables) de un conocido que tuvo infecciones en el oído y se quedó sordo.

Los fabricantes han respondido con una amplia selección de tapones de oído en los que no es necesario tocar la parte que se inserta en el oído, como tapones que no necesitan enrollarse o tapones reutilizables con anillos de agarre. Teniendo esto en cuenta, los empleadores deberían ofrecer una gran variedad de protectores desechables y reutilizables, incluyendo modelos con anillos de inserción para los trabajos especialmente sucios.

3. Que sean fácilmente accesibles

Las tareas ruidosas en los campos petrolíferos son variadas y con frecuencia distantes. Por lo general, los trabajadores renuncian a la protección auditiva si esto significa tener que volver a su taquilla para coger los tapones, asumiendo a menudo que solo realizarán esta ruidosa tarea durante unos minutos. Sin embargo, la exposición al ruido sin protección de forma intermitente tiene un efecto acumulativo a nivel de las lesiones auditivas.

Uno de nuestros objetivos a la hora de proteger a los trabajadores de la industria del petróleo y el gas es hacer que el EPI sea tan accesible que se elimine la excusa de la distancia. En lo referente a la protección auditiva, esto significa acercar los dispensadores al puesto de trabajo ruidoso o garantizar que los trabajadores lleven sus EPI encima.

Por imposición normativa, los tapones de oído reutilizables se venden en cajas que caben sin problemas en un bolsillo o que se pueden colgar del cinturón o del casco. Existen pinzas para el cinturón que hacen posible coger fácilmente las orejeras cuando el trabajo se vuelve de repente ruidoso.

Los empleadores deberían asegurarse que todos los trabajos comiencen con un informe de seguridad en los que se identifique todos los EPI importantes y que los trabajadores los lleven consigo. La protección auditiva debe ser una parte ineludible del equipo de un trabajador que se encuentre fuera de la sala de equipo, al igual que el casco.

4. Asegúrese de que sepan cómo usarlos

Los trabajadores expuestos al ruido tienen pocos incentivos intrínsecos para protegerse de los ruidos fuertes. Después de todo, a diferencia de otras lesiones en la industria del petróleo y el gas, la pérdida de audición inducida por el ruido no causa dolor o trauma visible, no deja moretones o cicatrices visibles, es imperceptible en sus primeras etapas y, generalmente, se tarda años en diagnosticar.

Los estudios muestran repetidamente que el mejor formato para la formación en materia de protección auditiva es la formación individual. La formación personal es mucho más eficaz que la formación en grupo en el ámbito de la protección auditiva, incluso si la formación consiste simplemente en una explicación de un minuto sobre cómo colocar los tapones de oídos en el marco de una charla para nuevos empleados. Los trabajadores que cuenta con cierta formación individual sobre la colocación de tapones auditivos han demostrado estar mucho mejor protegidos, y tienen más probabilidades de alcanzar los niveles de protección que se indican en el embalaje.

Por ejemplo, una gran empresa de mantenimiento de plataformas offshore del Mar del Norte con la que trabajó Honeywell, abordó el desafío de realizar una prueba de colocación de tapones entre varios cientos de sus trabajadores expuestos al ruido. Los trabajadores recibieron instrucciones de colocarse sus tapones habituales en la forma en que normalmente lo hacían. En esa primera prueba, el 30% de los trabajadores no lograron alcanzar la deseada protección de 16 dB, un nivel basado en los niveles de ruido medios ponderados en el tiempo de los empleados.

Se impartió una breve formación individual y, en algunos casos, se suministraron nuevos tapones cuando la opción inicial correspondía claramente a un tamaño incorrecto. La repetición de la prueba confirmó una mejora de los niveles de protección, y, en este caso, el 95% de los trabajadores mostraban los niveles deseados.

En esta muestra en concreto, prácticamente todos los trabajadores estaban protegidos adecuadamente con uno de tan solo tres diferentes modelos de tapones de oídos convencionales (incluyendo diferentes tamaños). Pero fue fundamental probar y formar de forma individual a cada trabajador para confirmar la colocación. El empleador que pone a disposición de sus trabajadores tapones auditivos sin formación está sentando las bases para una pérdida de audición inducida por el ruido en el trabajo.

La pérdida de audición inducida por el ruido no tiene que ser simplemente el precio que uno debe pagar por trabajar en la industria del petróleo y el gas. Al proporcionar una protección adecuada que aborde la comunicación, la higiene y la facilidad de uso, un director de seguridad elimina los mayores obstáculos para la protección auditiva. Y a través de la formación individual y la prueba de colocación, los trabajadores reciben la mejor oportunidad de comprobar que la protección es efectiva.

Brad Witt es director de conservación de la audición de Honeywell Safety Products en San Diego, Estados Unidos. Es licenciado en trastornos de la comunicación y tiene un Máster en Audiología por la Universidad de Northwestern. Durante catorce años, dirigió una consulta de conservación de la audición en California, prestando servicios de consultoría en 175 ubicaciones. Ha ejercido las funciones de presidente de la Asociación Nacional de Conservación de la Audición (NHCA), y en su cargo actual gestiona el Laboratorio de Ensayos Acústicos de la Howard Leight, e imparte formación a grupos profesionales sobre todos los aspectos de la conservación de la audición. En los últimos siete años, sus seminarios sobre conservación de la audición se han impartido en quince países de los cinco continentes. Durante dos años consecutivos, la National Hearing Conservation Association le otorgó la consideración de ponente destacado.

Empresas o entidades relacionadas

Honeywell Life Safety Iberia, S.L.

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