Los códigos 2D, el nuevo estándar

La revolución del código de barras

Redacción Interempresas

30/04/2024

Las personas queremos conocer cada vez más sobre una marca antes de realizar una compra. Los factores clave que motivan nuestras decisiones de compra son la calidad y seguridad del producto, la sostenibilidad y responsabilidad social, y la transparencia y ética del fabricante. Detalles como alérgenos, ingredientes e información nutricional deben hacerse accesibles para construir una mayor confianza en el consumidor. Un estudio conjunto de McKinsey y NielsenIQ encontró que más del 60% de los encuestados están dispuestos a pagar más por envases sostenibles.

La necesidad es la madre de la invención, y el origen del código de barras unidimensional (1D) es un buen ejemplo de ello. Concebido por un joven graduado dibujando código Morse en las arenas de Miami Beach, su viaje desde los garabatos junto al mar hasta su uso masivo en el comercio minorista comenzó en 1974 con su debut en un paquete de chicle Wrigley, que todavía hoy se conserva en el Smithsonian. El código de barras EAN/UPC cumple 50 años y el entorno ha evolucionado. Donde antes la imperativa era la eficiencia en las cajas y la gestión de inventarios, el mercado actual clama por transparencia y trazabilidad.

Así, los últimos años han visto una ascensión vertiginosa del uso de los códigos bidimensionales (2D), que fueron forjados inicialmente para rastrear piezas de automóviles en el Grupo Toyota. Estos códigos superan a sus predecesores tanto en capacidad de datos como en eficiencia de escaneo. Su forma compacta oculta su capacidad para codificar grandes cantidades de información rápidamente, volviéndolos indispensables en diversos ámbitos, desde facilitar pagos hasta permitir el check-in digital y el acceso a sitios web. En esencia, la evolución de los códigos de barras de 1D a 2D ejemplifica el ciclo perpetuo de innovación impulsado por necesidades cambiantes y avances tecnológicos.

Alberto Gómez, director Regional de marketing de Wipotec, empresa alemana pionera en sistemas de control de calidad y seguridad de producto, señala que “los códigos 2D son una potente herramienta que permite una comunicación directa con el cliente, siendo un aliado perfecto para iniciar el diálogo, establecer lazos y reforzar el compromiso con la marca”. Y añade “los consumidores de hoy están cada vez más conectados digitalmente, y no hay otro camino más que adaptar las estrategias en consecuencia. Al conectarse con el mundo digital, el embalaje se vuelve interactivo, los fabricantes pueden actualizar el contenido dinámicamente, asegurando que la información del producto permanezca relevante y actualizada a lo largo del ciclo de vida del producto”. A medida que aumenta el uso de códigos, los fabricantes están reduciendo la información preimpresa y proporcionando contenido de forma digital.

Existe una iniciativa llamada Sunrise 2027, propuesta por GS1, la organización sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo y mantenimiento de estándares para la identificación de productos. El objetivo es que la mayoría o todos los productos minoristas sean escaneados en la caja registradora utilizando códigos 2D en 2027. No existe ley o política que obligue a cambiar de códigos 1D a 2D. Sin embargo, el mercado está empujando de forma natural en esta dirección. En el futuro, los productos que solo admitan el código 1D tradicional pueden ser menos accesibles.

Se estima que en 2021 más del 60% de los minoristas ya poseían los medios necesarios para utilizar códigos 2D. Para 2025, nueve de cada diez tiendas minoristas podrán procesar códigos 2D, mientras que los dispositivos para escanear códigos de barras 1D disminuirán en una quinta parte durante el mismo período. Al mismo tiempo, la mayoría de los consumidores podrán escanear códigos 2D por sí mismos solo usando sus teléfonos inteligentes mientras hacen compras o pagan sus compras. Puede parecer ambicioso esperar una adopción global de los códigos 2D para 2027, la adopción de nuevas tecnologías lleva tiempo, recursos y coordinación. Alberto subraya que “los esfuerzos globales ya están en marcha y diversos actores, como nosotros en la parte de equipos de codificación para fabricantes, estamos trabajando para garantizar una transición suave. La implementación de códigos 2D en los procesos de producción existentes implicará inversiones en infraestructura, equipo y capacitación del personal. Pero los beneficios eventualmente superarán los costos iniciales de inversión”.

Existen, además, otros beneficios asociados al uso de este nuevo estándar. Los códigos bidimensionales facilitan un seguimiento preciso y rápido del inventario al permitir escanear en cualquier punto de la cadena de suministro, y acceder a datos en tiempo real sobre parámetros críticos como la vida útil restante y los niveles de inventario. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud informa que cada día cerca de 2 millones de personas enferman por el consumo de alimentos contaminados. Con un seguimiento de inventario mejorado, los fabricantes pueden actuar más rápido y efectuar retiradas de forma eficiente. Incluso si los productos contaminados ya han sido comprados, los consumidores pueden usar los códigos 2D para verificar si sus compras han sido afectadas. Esto también permite a los consumidores verificar el origen y la autenticidad de un producto a través de un número de serie único.

La transición de los códigos de barras de 1D a 2D va más allá del mero avance tecnológico. Indica un cambio en cómo interactúan los consumidores con los productos y cómo funcionan las empresas en un mercado más competitivo.

Para navegar con éxito por el futuro dinámico e interconectado del comercio minorista, es crucial abrazar esta innovación, fomentar la colaboración entre industrias y explorar persistentemente nuevas oportunidades. Alberto concluye: “cada cambio siempre viene acompañado de cierta fricción y resistencia, pero en este caso los beneficios de adoptar este nuevo estándar hacen que cualquier potencial barrera parezca insignificante”.