Nuestra relación con los objetos: un nuevo paradigma
Jordi Blasi, profesor de diseño de productos en Esdesign
11/10/2023Vivimos rodeados de objetos con los que nos relacionamos. Entre ellos, hemos de distinguir dos tipos: los diseñados y los artísticos. Mientras que los primeros tienen un sentido funcional más allá de su estética (a través de la cual apelan a nuestras emociones), los segundos tienen sentido por sí mismos.
Nuestra relación con los objetos diseñados ha ido cambiando a lo largo de los años y, mientras que hubo una época en que se buscaba la máxima practicidad y durabilidad, hoy el consumo es el eje alrededor del cual orbita toda nuestra vida, y los objetos se estropean o se rompen cada vez antes. Hoy nos hemos acostumbrado a objetos cada vez más especializados y, así, hoy un niño ya no tiene una pelota, como antes, sino un balón de fútbol, otro de baloncesto, otro de voley, etc. Igualmente, ya no usamos unas zapatillas de deporte, sino que tenemos unas para hacer running, otras para senderismo, otras para pilates… Ello hace que nuestras 'necesidades' vayan en aumento. 'Padecemos' un modelo de consumo que potencia la compra de cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a personas a quienes no importamos, según palabras del diseñador Victor Papanek.
Se incentiva la compra de productos de limitada duración, a menudo planificando su obsolescencia mediante, por ejemplo, el uso de materiales de mala calidad. Un ejemplo son las bombillas LED que adquirimos, que podrían durarnos muchos más años si no fuera por la inestabilidad de la electrónica de sus equipos. Esto ha provocado la escasez de recursos y un aumento preocupante de residuos.
Sin embargo, desde hace unos años la Unión Europea ha empezado a aplicar normativas con el objetivo de minimizar el impacto de este modelo de consumo, directamente responsable del efecto del Calentamiento Global. La eliminación de todos los plásticos de un solo uso, que empezó en 2021 su implementación, deberá afectar al 100% de los objetos que utilizamos diariamente. También se aprobó hace unos años la obligación de un etiquetado que proporcione información clara, visible y fácil de entender sobre la vida útil de los productos electrónicos que consumimos y sus posibilidades de reparación. Esta norma es clave, ya que incide directamente en el propio diseño de los productos, que deberán facilitar su reparabilidad.
Y además se trabaja en normativas que obliguen a los fabricantes a alargar la duración de sus productos y donde sean ellos, los fabricantes, quienes se hagan realmente cargo de sus residuos; no solo aquellos que genera la fabricación de nuevos productos, sino responsabilizándose de manera total de su gestión cuando termina la vida útil de un producto. Esto implicará un nuevo paradigma donde el diseño deberá liderar la transformación orgánica de gran parte de la industria, ahora enfocada a la producción de bienes de consumo, y que en un futuro además de producir, deberá formar parte de un nuevo sistema circular que recupere el producto, lo repare o recicle, limitando el uso de materias primas y emisiones de CO2.