Envases de metal: al frente de la lucha contra el desperdicio de alimentos
Didier Sourisseau, presidente de Crown Packaging Europe
29/03/2021Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, en el mundo se desperdicia cada año aproximadamente un tercio de los alimentos producidos, más de 1.300 millones de toneladas. Esto no solo supone un gran desperdicio de recursos, sino que también tiene un impacto significativo en las emisiones de gases de efecto invernadero: los alimentos desperdiciados a nivel mundial representan 3.300 millones de toneladas métricas de emisiones anuales de dióxido de carbono. Para poner este dato en perspectiva, si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor productor de gases de efecto invernadero (GEI) del mundo, después de China y EE UU1.
El desperdicio de alimentos implica un derroche de la energía, el agua, los nutrientes del suelo y los recursos naturales que se utilizan para cultivar, envasar, transportar y comercializar esos alimentos2, algo que mucha gente no tiene en cuenta. Esto es especialmente cierto para los consumidores, que puede que se sientan muy alejados del proceso de cultivo cuando compran los alimentos principalmente en supermercados.
Aparte del evidente aspecto económico, la estadística más importante y de mayor trascendencia es que una de cada nueve personas en todo el mundo no tiene suficiente comida para llevar una vida saludable. Esto es particularmente difícil de entender si tenemos en cuenta que los alimentos que se desperdician solo en Estados Unidos y Europa aliviarían el hambre de esos 1.500 millones de personas que viven en la pobreza en todo el mundo.
Para poner esto en una perspectiva más amplia, las estadísticas nos muestran que3:
- Casi la mitad de las frutas y hortalizas que se producen en Europa no se consumen.
- En EE UU, dos tercios de los alimentos se desperdician debido al deterioro.
- Se desechan 1,3 millones de toneladas métricas de alimentos mientras aún están en el envase.
- Una familia promedio del Reino Unido desperdicia alimentos por valor de 400 libras esterlinas cada año.
El envasado como herramienta de prevención de residuos
Si observamos el trayecto de un producto desde la línea de producción hasta el punto de venta, veremos que el envase contiene y protege de manera eficiente los alimentos y bebidas, desempeña un papel fundamental a la hora de mantener la frescura, el sabor, el valor nutricional y la seguridad y prolonga la duración. Por último, el envasado permite controlar las raciones, lo que también puede contribuir a reducir el desperdicio de alimentos.
Los envases de metal, por ejemplo, ofrecen una gran versatilidad en cuanto a tamaño, lo que permite a las marcas fabricar productos de la misma calidad superior, independientemente de que se vendan en envases individuales o en tamaño familiar. Esto ayuda a los consumidores a minimizar el desperdicio y les brinda la opción de comprar de acuerdo con sus necesidades. Esta versatilidad también se puede extender a la ergonomía: un envase que sea más fácil de agarrar o de abrir para los menos diestros puede evitar derrames innecesarios.
El metal es además increíblemente robusto y fiable, y ofrece el envase más resistente y a prueba de manipulaciones del mercado. Su fuerza le permite soportar procesos como la esterilización por calor, y retiene eficazmente los nutrientes hasta su consumo, mientras que los productos frescos pierden sus nutrientes desde el momento en que se cosechan.
Los beneficios de los envases de metal
Al ser un formato de envase que se cierra herméticamente, las latas mantienen lo bueno dentro y lo malo fuera. Tanto la luz como el oxígeno son factores clave para la degradación prematura de los alimentos y bebidas, y la lata proporciona una barrera totalmente impenetrable contra ambos.
Además, en el procesamiento de alimentos, el enlatado destruye varios patógenos y desactiva enzimas que de otra forma podrían causar un deterioro continuo del contenido. Este formato cuenta con un historial de seguridad sin precedentes en términos de enfermedades transmitidas por alimentos.
Los beneficios también son claros para las bebidas. La cerveza artesanal, por ejemplo, a menudo tiene una vida útil más corta que las alternativas producidas en masa, por lo que se beneficia enormemente de las cualidades de barrera del metal para llevar el producto hasta el consumidor tal como fue concebido. Asimismo, la diferencia entre la vida útil de los tomates enlatados en comparación con los frescos es de varios años.
El impacto de las latas en el desperdicio de alimentos
Para reducir el desperdicio de alimentos, los formatos de envasado que contribuyen a prolongar la vida útil, como la lata, pueden tener un gran impacto. Una investigación realizada por Crown en colaboración con la Universidad de Delaware calculó el impacto que tienen los envases de metal en la reducción del desperdicio de alimentos en América del Norte. El estudio se centró en las frutas y verduras, debido al alto porcentaje de pérdida de este tipo de alimentos (alrededor de un 50% de media), y examinó la cantidad de pérdidas que se producen cuando los alimentos se envasan frescos (refrigerados), congelados y enlatados.
Los resultados fueron interesantes y, para muchos de los productos examinados, las variedades enlatadas tuvieron la estimación de pérdidas de consumo más baja. A continuación se muestran dos ejemplos:
- Maíz dulce: Fresco = 32% de pérdida / Congelado = 36% de pérdida / Enlatado = 7% de pérdida
- Melocotones: Frescos = 42% de pérdida / Congelados = 35% de pérdida / Enlatados = 8% de pérdida
Además, se desperdició cinco veces menos de piña en comparación con la fresca y congelada, y se presentaron datos similares para muchos otros alimentos.
Solo en EE UU, el desperdicio de frutas y verduras asciende a unos 50.000 millones de dólares al año, pero si se envasaran en latas de metal, el país podría, en teoría, ahorrar unos 340 millones de litros de alimentos. Esta cifra, una vez extrapolada, significa que las latas de metal para alimentos podrían ahorrar más de mil millones de litros de alimentos a nivel mundial.
Las latas aportan beneficios ambientales
Sin duda, el enlatado ahorra energía y recursos, y el envase en sí es sostenible sin esfuerzo. La industria mundial de envases metálicos ahorra unos 110 millones de gigajulios (GJ) en comparación con los mismos productos refrigerados y, sorprendentemente, unos 500 millones de GJ en comparación con el producto congelado. Un GJ equivale a un barril de petróleo y, según el consumo medio de electricidad, podrían alimentarse unos 34 millones de hogares en todo el mundo con la energía ahorrada por el sector de envases de metal al utilizar latas para conservar los alimentos, en lugar de congelarlos.
En cuanto al transporte, las latas de metal se pueden apilar de forma eficiente, se pueden transportar a temperatura ambiente y requieren tres veces menos de energía que la que se necesita para transportar y almacenar productos congelados. Además, el transporte de alimentos frescos consume el doble de energía que el transporte de alimentos enlatados.
Por último, el material en sí es un factor clave para la economía circular. El metal es infinitamente reciclable sin pérdida de propiedades, y la infraestructura existente para garantizar que se mantenga en el circuito de material es excelente en todo el mundo. Se estima que el 80% del aluminio y del acero extraídos en el mundo todavía se utiliza en la actualidad4, por lo que es el formato de envasado que funciona desde el inicio hasta el final de la cadena de suministro.
Causar impacto
No existe una solución fácil para el problema del desperdicio de alimentos en todo el mundo, pero si se centran en envases sostenibles y sensatos para reducir la cantidad de alimentos que desperdician, los consumidores pueden causar un gran impacto. Ya sea para enlatar el maíz en lugar de venderlo fresco, particularmente si hay un exceso de producto, o simplemente para ofrecer alternativas de porciones individuales, además de las opciones habituales, para ciertas frutas u hortalizas, el metal cuenta con las credenciales necesarias para cumplir con su cometido.
Hay mucho en juego, pero si hacemos algunos cambios, podremos combatir el hambre en el mundo, incrementar los ingresos, mejorar el nivel y la calidad de vida de los que viven en la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria a nivel mundial. Y además de todo esto, contribuiremos a la protección de nuestro medioambiente. En resumen, cuando se necesita un envase, el metal tiene todo el sentido.
Para obtener una descripción general más detallada de cómo pueden los envases ayudar a impulsar la reducción del desperdicio de alimentos, descargue nuestro documento técnico: https://bit.ly/2SbmVtN