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"En Asealen llevamos ya tres años trabajando para que el desarrollo de las instalaciones de almacenamiento sea una realidad, para que sean parte propia del proceso de descarbonización del sector energético, no solo del sector eléctrico"

Entrevista a Raúl García, director de Asealen

Mariana Morcillo19/04/2024

Raúl García, director de la Asociación Española de Almacenamiento de Energía (Asealen), ofrece en esta entrevista una visión esclarecedora sobre el papel del almacenamiento de energía en la transición energética de España. Destacando los logros y desafíos desde la fundación de la asociación en 2020, García aborda temas cruciales como la regulación, la tecnología y el futuro del sector. Sus perspectivas arrojan luz sobre el camino hacia un sistema energético más flexible y sostenible.

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¿Cuándo nació Asealen y cuáles son sus objetivos?

Asealen fue fundada en el año 2020 con el objetivo de acelerar el desarrollo y la implantación de nueva capacidad de almacenamiento, con todas las tecnologías disponibles, para avanzar en la descarbonización del sector eléctrico y de los usos térmicos de la energía.

Los socios fundadores habían identificado claramente que el avance de las energías renovables necesitaba acompañarse de instalaciones de almacenamiento, cosa que no se estaba haciendo.

¿Qué actividades lleva a cabo la asociación para alcanzar sus objetivos?

En Asealen desarrollamos actividades en tres ámbitos, a saber:

En primer lugar, participamos en consultas públicas y procesos de alegaciones, propuestas y aportaciones en nueva regulación del MITERD, de la CNMC, de los Operadores de Mercado y del Sistema, OMIE y REE, de las comunidades autónomas y de instituciones de ámbito europeo, como en la reciente reforma del mercado interior de la electricidad, en el plan de implementación del mercado de capacidad, el código de red de ENTSOE y las metodologías de ACER, organismos equivalentes a REE y CNMC.

En segundo lugar, realizamos actividades de divulgación, como esta entrevista, participamos y colaboramos en la organización de foros, eventos, congresos, etc. y actividades de formación.

Y en tercer lugar, prestamos asesoría y consultoría a las empresas asociadas, principalmente en materia regulatoria, pero también en localización de prestadores de servicios, fomentando las relaciones comerciales entre las entidades asociadas.

¿Cuál es el balance de su actividad desde su fundación?

Nuestro balance es muy positivo. Han sido muchas las propuestas, consultas, comentarios, aportaciones y discusiones. Establecer la regulación ha sido un proceso mucho más complicado de lo que a priori pudiera parecer. Muestra de ello es que aún faltan detalles importantes y existen muchas opciones de mejora. Por ejemplo, el desarrollo de proyectos sigue siendo muy complicado, administrativamente hablando, y el ritmo es muy inferior a las necesidades que tenemos de integración de renovables. Afortunadamente, gran parte del esfuerzo de estos años se está empezando a disfrutar ahora, varios años más tarde, pero seguimos creyendo que se debería trabajar en un único Real Decreto que revise y aglutine la regulación que actualmente está desperdigada.

Gracias a todo este trabajo de seguimiento, nuestros socios han sido conocedores de antemano de todos los cambios normativos y técnicos de la regulación, haciendo además propuestas coherentes con ese objetivo de un desarrollo sostenido y sostenible del sector. Por ello, han podido tener una visión mejor del contexto y contar con más información para la toma de decisiones.

¿Cuál es la situación del almacenamiento energético en España? ¿Cuáles son las tecnologías de almacenamiento más maduras en nuestro país y en cuáles hay que hacer un mayor esfuerzo?

Creo que el planteamiento de la pregunta no es adecuando, a pesar de ser habitual. Me explico. El almacenamiento no es un problema tecnológico, es un problema regulatorio o de falta de ingresos para los costes actuales. Hay muchas tecnologías disponibles capaces de almacenar energía bajo diferentes principios físico-químicos y ofrecer múltiples servicios, con un estado tecnológico totalmente comercial. Esto, por supuesto, no quita que se mejoren tecnológicamente cada día esas tecnologías y se trabaje por una reducción de su coste e incremento de sus servicios.

Dicho esto, la situación del almacenamiento energético en España es razonablemente buena, y ha sido suficiente hasta el año 2023. Contamos con una gran capacidad de almacenamiento hidroeléctrico reversible, con 4,3 GW de potencia de bombeo (consumo) y unos 6 GW de potencia de turbinación (generación) que son capaces de almacenar más de 90 GWh en rangos semanales. Respecto al almacenamiento en baterías, gracias a las ayudas del PRTR al autoconsumo se ha comenzado ya el despliegue en instalaciones “detrás del contador”, estimándose una capacidad de 500 MW/1 GWh en sistemas variables desde pequeñas baterías de unos pocos kWh (residenciales) hasta sistema de varios MWh (industriales). También tenemos una importante flota de instalaciones de almacenamiento térmico en plantas termosolares, aproximadamente 870 MW/6,5 GWh, que además podría ser fácilmente ampliable incorporando nuevo almacenamiento en las centrales que no tienen e, incluso, ampliando los existentes.

Actualmente, es necesario ampliar nuestras capacidades de almacenamiento y el foco hay que ponerlo en:

  1. Baterías para poder trasladar la generación renovable del mediodía a las puntas de la tarde, hacer gestionables las centrales renovables y tener flexibilidad no fósil par participar en la estabilidad del sistema.
  2. Hidráulica reversible para poder trasladar la energía del día a la noche e incluso de unas semanas a otras.
  3. Almacenamiento térmico como tecnología de almacenamiento de larga duración que puede instalarse en prácticamente cualquier ubicación, tanto “stand alone”, como hibridada en centrales fotovoltaicas y eólicas.
  4. Almacenamiento térmico para usos térmicos, para electrificar usos térmicos industriales y de climatización integrando energía renovable de forma rápida y económica.
  5. Incorporación de baterías a instalaciones de autoconsumo para dotar de flexibilidad a la demanda asociada y aprovechar la energía producido en los momentos de mayor coste.

¿Qué papel juega el almacenamiento energético en la transición energética?

El almacenamiento energético juega el papel de integrador y facilitador de múltiples formas:

  1. Hace gestionable la generación no gestionable.
  2. Ayuda a hacer sistemas eléctricos más resistentes, fiables y seguros.
  3. Mueve la energía de momentos de alta generación renovable a momentos de baja generación renovable.
  4. Aporta seguridad de suministro no fósil.
  5. Permite cubrir necesidades puntales de alta potencia en redes de distribución débiles, como el caso de la recarga de vehículos eléctricos.
  6. Permite una electrificación de consumos térmicos.
  7. Permite maximizar el uso de redes y la generación renovable instalada, reduciendo vertidos.

Si, además, añadimos los combustibles sintéticos como forma de almacenamiento, el papel del almacenamiento energético sería prácticamente global.

¿Qué necesidades presenta este sector? ¿Cuáles son sus retos?

Tras estos años, desde la introducción de los titulares de instalaciones de almacenamiento como sujetos del sector eléctrico, se han producido muchos cambios normativos para adaptar y reconocer estas instalaciones: acceso y conexión como generación y demanda (incluyendo circulares de la CNMC), tramitación administrativa y ambiental, reglas del mercado, servicios de ajuste…

En los próximos meses tendremos que encajar la reforma del mercado eléctrico, mercados de capacidad e instrumentos de apoyo a la flexibilidad no fósil, nuevo código de red que ya afectará al almacenamiento y, adicional a todo esto, la nueva versión del PNIEC.

A pesar de todo esto, seguimos encontrándonos sorpresas regulatorias como las recogidas en el Real Decreto Ley 8/2023, introduciendo la necesidad de garantías adicionales por la capacidad de acceso que se solicita como consumidor o creando unos concursos para otorgar esa capacidad de acceso como demanda, pero de forma independente a la capacidad de generación. ¿Quién se va a presentar a un concurso sin posibilidad de optar a la vez a cargar y descargar un almacenamiento?

En conclusión, en Asealen queremos ayudar a hacer ese barrido a toda la regulación para evitar barreras administrativas, cargos o tasas que no se define cómo aplican, o estar limitados por corsés tecnológicos definidos hace más de 20 años.

Y, por supuesto, habilitar mecanismos apropiados para tener una remuneración que viabilice las inversiones, destacando tres opciones para el sector eléctrico: Mercados de capacidad, Mercados de flexibilidad e Hibridación en convocatorias de nuevas renovables.

Además, en Asealen abogamos por afrontar con decisión el reto de hacer que la demanda tenga precios suficientemente bajos como para acometer la inversión en sistemas de almacenamiento detrás del contador. Aquí entramos en el terreno de la fiscalidad, estructura de cargos y peajes, servicios de flexibilidad orientados a la demanda, agregación de demanda, entre otros.

En junio de 2020 se publicó un real decreto-ley que supuso un impulso para el almacenamiento energético. ¿Se han cumplido las expectativas?

Sinceramente no. Con la incorporación de los titulares de instalaciones de almacenamiento como sujeto del sector eléctrico esperábamos un cambio radical en la regulación del almacenamiento. Sin embargo, la realidad es que quizás teníamos unas expectativas muy elevadas. Como decíamos antes, creemos que hubiera sido más operativo agrupar en un Real Decreto toda la regulación relevante del almacenamiento en lugar de las múltiples pequeñas modificaciones, colocando parches en múltiples documentos y que no terminaban de resolver determinadas indefiniciones e incertidumbre que existen por la propia naturaleza de estas instalaciones. Recordemos que no son generadores y tampoco son consumidores. Son instalaciones de almacenamiento. En todo caso, el marco regulatorio va encajando poco a poco y es suficiente para iniciar el desarrollo de proyectos, aunque con muchas dificultades.

Esperamos que, con las novedades que trae la reforma del mercado interior de la energía y las revisiones de las capacidades de acceso a red, tanto como generador, como demanda podamos encontrar una situación más cómoda para su adecuado desarrollo.

En 2021 se aprobó la Estrategia de Almacenamiento Energético que contempla disponer de una capacidad de almacenamiento de unos 20 GW en 2030 y alcanzar los 30 GW en 2050. ¿Son realistas estos objetivos? ¿El sector está preparado tecnológicamente para afrontar este reto?

Como decía antes, el problema no es tecnológico. El problema no es de I+D. En los años 2000 la eólica y la fotovoltaica no tenían un problema tecnológico. Evidentemente, la tecnología actual es más avanzada a la de aquellos años, pero la tecnología estaba.

Con el almacenamiento ocurre igual. Las centrales hidroeléctricas reversibles, las baterías de litio, las baterías NaS, el almacenamiento térmico para electricidad y para consumos térmicos, incluso aire líquido, aire comprimido y de otra tipología de fluidos (como el CO2) son tecnologías disponibles hoy en día. Los objetivos son realistas si se dotan de instrumentos de apoyo.

El que lo tiene ya más complicado es el almacenamiento de larga duración, especialmente hidráulicas reversibles, dados los plazos necesarios para su construcción. Pero no perdemos la esperanza y, si no están en 2030, pues que estén en 2031 o 2032, pero que estén.

¿Son suficientes las líneas de ayudas existentes en la actualidad para dinamizar el sector y lograr los objetivos contemplados en la Estrategia?

No, no debemos basar el desarrollo en líneas de ayudas tipo subvenciones. Son un camino válido para aprovechar los diferentes fondos de fomento que hay en Europa, como los NextGen, los FEDER o los de Transición Justa, pero creemos que no deben constituir el instrumento base. La experiencia nos dice que son más efectivos regímenes de apoyo, por lo que se deben aprovechar las oportunidades que han abierto las modificaciones del mercado interior de la electricidad y del reglamento general de exención por categorías para establecer instrumentos específicos.

El año pasado el Gobierno inició el proceso para crear el mercado de capacidad. ¿Qué repercusión tendrá este instrumento para el sector del almacenamiento energético?

Indudablemente tendrá un impacto positivo, lo que es un buen punto de partida, aunque en Asealen pensamos que podría tener un beneficio limitado por algunas razones. En concreto, el mercado de capacidad toma como base la seguridad de suministro y va a ser muy difícil competir contra instalaciones que ya existen, como los ciclos combinados.

Así, la clave va a estar en cuánta nueva capacidad vaya a lanzar el MITERD, por ahora no comunicada, así como de los factores de capacidad que tendrán de las distintas tecnologías.

España debe agilizar al máximo los instrumentos de apoyo a la flexibilidad no fósil, que conceptualmente puede ser un instrumento similar a los del mercado de capacidad con un pago anual por potencia instalada durante unos años determinados, pero basados en objetivos de flexibilidad, no de seguridad de suministro.

Hay un camino para mejorar y trabajamos con nuestros asociados para aportar este tipo de propuestas.

Recientemente la asociación ha pedido al Ministerio para la Transición Ecológica desbloquear el acceso a la red del bombeo reversible. ¿Cuál es la situación de esta tecnología y qué propone Asealen para corregir dicha situación?

Respecto al almacenamiento en centrales hidroeléctricas reversibles se han producido varios avances relevantes. En la Modificación de aspectos puntuales del Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2021-2026 se han recogido varias obras para poder dar acceso y conexión, como generación y como demanda, a varios proyectos de hidráulica reversible.

Confiamos también en que, en la nueva planificación, se reserven las capacidades de acceso que se habiliten para la tecnología que lo solicitó. Gran parte de los problemas se deben a que obras que se introdujeron para dar capacidad a proyectos de almacenamiento se otorgó a instalaciones de generación y, en varios casos, capacidades que además se consideraban para almacenamiento MGES quedó acaparada por instalaciones de tipo MPE + compensador síncrono. Como decía, confiamos en que en el futuro la asignación de la capacidad de acceso se hará mejor. En esa línea hemos presentado propuestas para los concursos de Transición Justa, de modo que se priorice la capacidad para instalaciones de almacenamiento, otorgando capacidad no solo como generación, sino también como demanda.

Finalmente esperamos que en los futuros concursos de capacidad de acceso también se coordinen el acceso como generación y como demanda, para que las instalaciones de almacenamiento puedan participar, primero en igual de condiciones y, segundo, con un mínimo de seguridad jurídica.

Las grandes instalaciones de almacenamiento difícilmente podrán conectarse en redes de distribución, por lo que los concursos en nudos de la red de transporte deben ser para capacidad “bidireccional”.

Y un gran cambio, muy relevante y del que en Asealen nos sentimos especialmente orgullosos, es la modificación del orden de preferencia de usos del agua, creando una nueva categoría “Almacenamiento hidráulico de energía” con preferencia sobre los tradicionales “Usos industriales para producción de energía eléctrica”. Con esto se han aclarado esas potenciales situaciones de conflicto que podrían aparecen en la solicitud de nuevas concesiones de bombeos en embalses con centrales a pie de presa.

Por último, la problemática de las centrales hidroeléctricas reversibles es la existencia de varios procesos en paralelo, cada uno con sus incertidumbres. Además de la cuestión del acceso a red, está la tramitación de la concesión de aguas y medioambiental y, finalmente, la posibilidad de participar en algún instrumento de apoyo, probablemente en una convocatoria de mercados de capacidad dadas las características de los bombeos.

Los riesgos regulatorios derivados de las distintas garantías que se deben depositar son muy elevados, ya que no se sabe cuándo serán los concursos de capacidad de acceso ni cuándo serán los mercados de capacidad y, sin solicitar acceso a red, es muy complicado avanzar en una tramitación administrativa y medioambiental óptima. Es un “laberinto” para cuya resolución estamos haciendo propuestas constructivas desde Asealen.

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¿Cómo cree que evolucionará el sector del almacenamiento energético en 2024?

Por un lado, tenemos los proyectos de las ayudas del PERTE ERHA hibridado y de generación renovable en las islas, ya adjudicados, que comenzarán su construcción. Hay también ayudas para calor renovable y descarbonización de la industria que han participado con baterías.

Estamos pendientes de que se resuelvan las ayudas para “stand alone”, bombeo y almacenamiento térmico para usos térmicos, que completarán los proyectos que se pongan en marcha a lo largo de 2024.

Por otro lado, tenemos futuros programas de apoyo como los Fondos FEDER, que podrían incorporar ayudas para almacenamiento detrás del contador e incentivar así de forma indirecta el autoconsumo. Terminando con las ayudas directas, las nuevas convocatorias para eficiencia energética, descarbonización y cogeneración tendrán la oportunidad de incorporar almacenamiento en baterías y térmico.

Respecto a regulación, la actualización de las especificaciones de detalle traerá el afloramiento de capacidad de acceso para almacenamiento, aunque habrá que ver cuánto se queda retenido en concursos de capacidad de acceso o si se deja a disposición del criterio general de prelación temporal. Con esto se activará la promoción de nuevos proyectos.

Respecto a instrumentos de apoyo o marcos retributivos, esperamos que 2024 sea, de verdad, el año del mercado de capacidad. La duda aquí es, como comenté anteriormente, cuánta nueva capacidad traerá ese mercado. En la actualización del PNIEC se deberían incorporar los objetivos de almacenamiento como objetivos de flexibilidad no fósil horaria, diaria y semanal, en línea con lo indicado en la reforma del mercado interior de la electricidad. Si así ocurriera, España podría tener un “salvoconducto” y utilizar el mecanismo del mercado de capacidad para lanzar una convocatoria de flexibilidad no fósil sin esperar al desarrollo de la metodología de cálculo de las necesidades de flexibilidad no fósil por parte de la Unión Europea.

Y por último, la Consulta Pública Previa del REER abre una ventana para hacer propuestas que incorporen otros criterios que complementen al económico. La incorporación de almacenamiento en esas convocatorias la damos por hecha, a falta de concretar tipología y cantidad.

En Asealen llevamos ya tres años trabajando para que el desarrollo de las instalaciones de almacenamiento sea una realidad, para que sean parte propia del proceso de descarbonización del sector energético, no solo del sector eléctrico. Con la experiencia y aportaciones de nuestros socios tenemos la certeza de que estamos orientando las acciones para conseguir el crecimiento que se necesita. Por ello, invitamos a todas las empresas interesadas en este ámbito a que formen parte de la asociación y sigamos avanzando en este periodo decisivo.

“Se debería trabajar en un único Real Decreto que revise y aglutine la regulación que actualmente está desperdigada”
“En la actualización del PNIEC se deberían incorporar los objetivos de almacenamiento como objetivos de flexibilidad no fósil horaria, diaria y semanal, en línea con lo indicado en la reforma del mercado interior de la electricidad”

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