Rentabilizar la cubierta industrial de forma sostenible, un buen negocio
20 de julio de 2010
Se trata de un proyecto realizado en dos fases —que suponen aproximadamente un tercio de la cubierta— y cuya primera etapa se legalizó en agosto de 2008, con la instalación de los primeros 100 kW nominales, en este caso a base de módulos monocristalinos.
Para la segunda fase, en cambio, la empresa instaladora optó por los policristalinos. “La tecnología es la misma cambiando el tipo de oblea, pero no afecta al rendimiento de la planta —nos explicó Miguel Rodríguez— un módulo monocristalino y uno policristalino de la misma potencia producen lo mismo. Lo único es que el monocristalino es un poco más pequeño; es decir, que el monocristalino tiene un rendimiento por superficie un poco superior. Pero funcionan exactamente igual”.
Datos técnicos
Primera fase
- Nº de módulos: 672
- Tipo de módulos: Solarfun 175 Wp
- Tecnología: monocristalina
- Potencia pico: 117,60 kWp
Segunda fase
- Nº de módulos: 2.112
- Tipo de módulos: Yingli 230 Wp
- Tecnología: policristalina
- Potencia pico: 485,76 kWp.
La instalación de 500 kW consta de 5 inversores independientes modelo Elettronica Santerno de 100 kW cada uno.
La energía prevista de la instalación es de 750.000 kWh/año
Toneladas de CO2 evitadas a la atmósfera: 227.000 kg/año (0,303 kg/kWh).
Módulos fijos, a 25º de inclinación
En cuanto a la elección de la situación de los módulos, Miguel nos comentó que “la cubierta está perfectamente orientada al sur, así que bastó con calcular la inclinación óptima, que resultó ser de 25º. Lo que sí hemos hecho, a petición del cliente, ha sido establecer una separación determinada entre ellos para dejar pasillos anchos que les permitan hacer el mantenimiento de la cubierta. Es decir, no hemos masificado la cubierta. Hemos dejado muchos espacios que, en otro caso, se hubieran cubierto”.
Estos módulos están dispuestos en grupos o cadenas. En la parte de los monocristalinos, en cadenas de 14 módulos. Y todas ellas se conectan en paralelo a las cajas de conexión, 10 en total, que, a su vez, se conectan a los inversores. Estas cajas también están monitorizadas, dando información sobre la intensidad, etc. “Así, en el momento que pueda surgir alguna incidencia, lo sabemos en tiempo real”. Porque esta información la recibe tanto PV+ Solutions, empresa también gestora del mantenimiento, como el cliente, a través de Internet.
La zona de los inversores
Los inversores convierten la energía proveniente de la cubierta, que llega en forma de corriente continua (CC), a corriente alterna (CA). En total hay cinco inversores instalados, “dotados con todas las protecciones marcadas por Industria, protecciones de máxima y mínima tensión y frecuencia, más transformadores de separación galvánica, entre otros. Y toda la energía que se genera, se vuelca a la red”. También incluye una parte de la monitorización, que envía los datos a un servidor web para hacer los históricos, etc., e informa sobre la radiación, la temperatura, etc. a fin de saber el rendimiento de la planta, “que puede depender de la temperatura”, puntualizó Miguel.
PV+ Solutions elige módulos solares
El mundo de la energía fotovoltaica ha crecido de manera espectacular en los últimos años, concentrando quizá la mayoría de las innovaciones desarrolladas entre las renovables. Tenemos en el mercado múltiples ejemplo de nuevos tipos de módulos, láminas, entre otros. Sin embargo, para Miguel Rodríguez, la opción eran los módulos mono y policristalinos: “Es una cuestión de precio/potencia. Si hablamos de los módulos de teluro de cadmio, ofrecen un bastante buen rendimiento por módulo, les afectan poco las pérdidas por temperatura, pero, si tenemos en cuenta la superficie, la potencia que se puede instalar es mucho menor. Es decir, para instalar aquí los 100 kW de potencia hubiéramos necesitado mucho más espacio. Así que tal y como está el mercado y el precio, para mí salen más a cuenta los policristalinos o los monocristalinos. Y en una cubierta tienes los metros cuadrados que tienes”.
Vidres Viola, una empresa comprometida
Vidres Viola es una empresa vidriera catalana con más de cincuenta años en el mercado. Con la instalación de la planta solar fotovoltaica en su cubierta, Vidres Viola da un paso más en su apuesta por la sostenibilidad. Con una producción aproximada de unos 750.000 kWh al año, esta planta podría generar electricidad suficiente como para satisfacer durante un año la demanda de unos 200 hogares habitados por una media de cuatro personas.
Para Pere Viola, “aunque el objetivo inicial de la instalación era aprovechar la cubierta, este proyecto forma parte de la propia filosofía de la empresa”. Conscientes que, además del trabajo bien hecho los clientes cada día aprecian más el compromiso de las empresas en relación a los temas medioambientales y les permiten dar un servicio de valor añadido, en Vidres Viola cuentan con la ISO 14001 y, además, aprovechan las aguas pluviales en un pantano anexo a la planta. También se encargan de hacer una separación por materiales de los residuos de la fábrica, facilitando su reciclaje o reutilización.
La zona de los contadores: todo bajo control
El proyecto cuenta también con un área de contadores. Igual que en la zona de la cubierta, un primer contador está conectado a la primera fase fotovoltaica, de 100 kW, mientras que el segundo corresponde a la fase 2.
En esta zona entra en juego también la compañía eléctrica: “Si nos fijamos bien, podemos ver un módem por el que la compañía eléctrica puede conectarse a los dos contadores y descargarse la información que desee: las curvas de carga, verificar lo que produce o ha producido la instalación, etc. Y ambos contadores están conectados a esta red, además de la red interna de control de la empresa”.
También en esta zona encontramos el centro de transformación, creado expresamente para el punto de conexión de la instalación fotovoltaica. Con un transformador de 630 kVA, a él se conectan los 500 kW de la instalación. “Es un centro de cliente y, además, incluye también un contador para contabilizar toda la energía que sale, controlado también por la compañía eléctrica”.
Módulos fijos vs seguidores solares
Pese al desarrollo de modelos de uno y dos ejes, la instalación de seguidores solares sobre cubierta “no es habitual”, puntualiza Miguel Rodríguez. “Hace un tiempo sí se hicieron instalaciones de este tipo porque el módulo era mucho más costoso. Pero con los precios actuales de los módulos ya no sale a cuenta instalar seguidores solares: aprovechar al máximo la incidencia solar no compensa su instalación. Porque aunque sí logras una mayor radiación, también encarece mucho la instalación”.
Cabe decir que en otros países, como Francia o Bélgica, por el propio mercado y el tipo de primas que tienen, se apuesta por modelos integrados, donde la propia placa fotovoltaica es la cubierta, incluso también en el ámbito doméstico, “pero es un producto todavía no muy desarrollado en España”.
Las cubiertas son, por ahora, la opción más interesante
Pese a que durante largo tiempo hemos visto cómo proliferaban las plantas fotovoltaicas sobre terreno, parece que este tipo de instalaciones están perdiendo fuelle en favor de las sobre cubiertas. En parte, tal como nos explica Miguel Rodríguez, por la saturación del mercado: “Por el Real Decreto 1578, el mercado está copado para los próximos años, con muchos proyectos preregistrados, así que no se podrán hacer más instalaciones nuevas sobre terreno en el actual Real Decreto. En cambio, la cubierta es una opción muy interesante que sigue funcionando y que, pese a la inversión que supone, conlleva un rendimiento también importante, es un buen negocio”.