Cataluña, una de las comunidades más dinámicas en autoconsumo
El Observatorio de las Energías Renovables en Cataluña (OBERCat), al que pertenece UnefCAT, ha presentado el resumen ejecutivo del informe de situación de 2020 del progreso de la implantación de energías renovables en Cataluña.
Por un lado, el impacto de la COVID 19, que ha supuesto, principalmente, una inédita parada de la actividad social y económica y, por lo tanto, también industrial, y que ha repercutido en una importante reducción del consumo energético. Por otro, una meteorología especialmente propicia para la generación hidroeléctrica. Ambos factores, juntos, obligan a extremar la prudencia de cualquier análisis de los datos relativos a la generación y consumo de energía de origen renovable.
La demanda eléctrica de Cataluña en 2020 ha estado en 43,99 TWh, un 6,5% inferior a la de 2019. Esta demanda ha sido cubierta principalmente por fuentes nucleares, seguida por los ciclos combinados que han aportado un 11,8% de la demanda, casi un 40% menos que el año anterior y en tercer lugar la hidráulica que ha aportado un 11,6%, un 47% más que al 2019. En cuanto a las otras fuentes renovables, la eólica ha cubierto un 5,7% de la demanda, un 16,3% menos que el año anterior; la fotovoltaica un 0,86% de la demanda, un 7,7% menos que el año anterior.
Solo hay dos datos positivos destacables, la primera es el avance en el autoconsumo fotovoltaico, impulsado por el Decreto Ley 16/2019, y que suma una potencia nueva instalada de 49,7 MW, aproximadamente 2.022 instalaciones nuevas. En este sentido, cabe decir que Cataluña se está mostrando como una de las comunidades más dinámicas en autoconsumo.
La segunda ha sido la instalación de una cifra récord de generación por biomasa térmica en términos de potencia: 65,9 MW. Esta potencia se concentra, principalmente en nuevas instalaciones industriales.
En definitiva, en 2020 Cataluña cubrió con recursos ajenos el 80,4% (84,1% en 2019) de la demanda eléctrica antes de consumos por bombeo–energía nuclear, combustibles fósiles y electricidad importada—y el 19,6% (15,9% en 2019) con recursos propios: agua, viento, sol, biomasa, biogás y residuos. Esta mejora se tiene que atribuir, por desgracia, a los factores externos señalados, el impacto de la COVID y de la meteorología.
Estos dos factores también han sido la causa de la disminución de las emisiones de CO₂ asociadas a la generación eléctrica, pasando de los 124,4 kg de CO₂ por MWh generado el 2019 a los 96,3 kg de CO₂ el 2020.
El coste de la transición energética
La PROENCAT 2050 aprecia que para cubrir esta demanda eléctrica se pueden establecer dos escenarios, un primer escenario en que se priorice la optimización de la producción renovable, donde los criterios de eficiencia de generación sean más relevantes que los de ubicación. En este escenario, la potencia de generación necesaria seria de 63 GW, que se repartiría en 29 GW de fotovoltaica sobre terreno, 15,5 GW de fotovoltaica en tejados y espacios antropizados y 18 GW de eólica. La inversión necesaria, solo en infraestructuras de generación, para llevar a cabo la transición energética según este modelo es de 51.525 millones de euros.
El segundo escenario prioriza la ocupación de zonas ya alteradas por la actividad humana, y en este modelo se incrementan en 5,1 los GW de potencia de generación necesaria a instalar para cubrir la pedida eléctrica prevista por 2050 en Cataluña, llegando a los 68,1 GW, de los cuales 30 corresponden a fotovoltaica sobre terreno, 21,3 GW corresponden a fotovoltaica en techos y zonas antropizadas y 16,8 GW a eólica. La inversión en infraestructuras de generación necesaria para implantar renovables en este escenario es de 57.210 millones de euros.
Se constata la imposibilidad de un escenario basado únicamente en implantación en zonas alteradas, en ambos casos se trata de priorizar más un criterio u otro. También es evidente que el coste de optar por un modelo donde la eficiencia de generación queda en un segundo término, es de cerca de 6.000 millones de euros.
Este escenario, que desde el sector se valora como realista, pone de manifiesto el alto coste económico de la transición energética de más de 50.000 millones de euros, solo en infraestructuras de generación en el mejor de los casos, y hace patente que hará falta una estrecha colaboración entre el sector público y el sector privado, para poder lograr el reto.
Sin el sector, la transición energética no es posible
Los miembros del Observatorio de las energías renovables de Cataluña, además del informe, han redactado un documento de posicionamiento que han hecho llegar a los máximos responsables del Gobierno en el despliegue de las energías renovables y al presidente, donde constatan que sin una participación directa del sector en el proceso de definición de las políticas y de los modelos de transición energética, así como en su materialización, no será posible hacerla efectiva.
Para el Observatorio, la situación de emergencia climática es tan grave como indiscutible, y señala el consenso global sobre el hecho de que la generación de energías renovables es imprescindible en cualquier estrategia de lucha contra el cambio climático.
Así mismo, consideran que es peligroso focalizar los objetivos de implantación de energías renovables en el horizonte del año 2050 y que es imprescindible priorizar los objetivos de 2030, estableciendo hitos claros de implantación de renovables de acuerdo con unos objetivos precisos y muy definidos, con el compromiso que Cataluña logre la soberanía energética.
Señalan que sería de una gran irresponsabilidad cualquier actuación, política o administrativa, que ampare o promueva una moratoria a la implantación de renovables en Cataluña, sea directa o de facto. Desde el Observatorio se apunta que cualquier modificación normativa o planificación territorial se tiene que llevar a cabo sin la necesidad de hacer ninguna moratoria.