Las energías renovables, la trazabilidad y la adopción de nuevos modelos de negocio caracterizarán el mercado en 2020
IFS, proveedor global de aplicaciones de gestión empresarial especializado en el sector industrial, ha detallado el ecosistema al que se enfrenta el sector energético; condicionado por la toma de conciencia sobre la conservación de recursos y la reducción de emisiones de carbono. Las empresas, en la actualidad, están sujetas a regímenes tributarios y políticas gubernamentales cada vez más exigentes, a las que se suma la presión social por la reducción del consumo de combustibles fósiles. Además, las exigencias del mercado obligan a las compañías del sector a elaborar planes a largo plazo que sirvan de aislante de la volatilidad macroeconómica y geopolítica.
Colin Beaney, director Global de Industria en IFS para Energía, Servicios Públicos y Recursos.
Bajo este contexto, aunque el petróleo y el gas seguirán manteniendo una alta demanda, serán las energías sostenibles las que atraerán el 85% de la nueva inversión, incrementando su volumen a un ritmo de doble dígito cada año por la incorporación de la demanda a la energía global de China e India. Según afirman los expertos, la capacidad total de energía del mundo procedente de recursos renovables aumentará equiparándose a la producción de energía actual de los Estados Unidos.
Sin embargo, estos datos no representan el fin de los recursos existentes hasta el momento. Como señala Colin Beaney, director Global de Industria en IFS para Energía, Servicios Públicos y Recursos, “a pesar de que la energía eólica y solar son cada vez más fiables y baratas de instalar, en 2020, el petróleo y el gas seguirán satisfaciendo alrededor del 50% de nuestra demanda de energía, antes de una fuerte disminución en torno a 2030, en paralelo al rápido crecimiento de las energías renovables”.
Con los factores antes mencionados relativos a las demandas de los consumidores y las fuerzas macroeconómicas, se prevé un movimiento claro a lo largo de toda la cadena de valor minera hacia una mayor rendición de cuentas. Una necesidad que se verá solventada, según el propio Beaney, a través de tecnología blockchain, que permitirá a las empresas involucradas en la cadena de valor de metales preciosos y minerales justificar dónde, cómo y bajo qué circunstancias se originó, refinó, envió y comercializó una determinada materia prima.
Otra de las tendencias para este 2020 será el seguimiento habilitado para IoT, en las operaciones mineras, que favorecerán un nivel superior de rigor y complejidad. “En un futuro próximo, las empresas mineras podrán regular la temperatura de sus operaciones o el rango de revolución del motor en el que debe operar un vehículo”, señala. Los fabricantes de equipos originales utilizarán sensores IoT para monitorizar los activos en tiempo real, asegurando un mayor control y, por ende, imponiendo las sanciones oportunas si se exceden los niveles de umbral”, señala Colin.
En este sentido, las empresas mineras deberán reforzar sus habilidades comerciales y análisis de riesgos contractuales, bajo la necesidad de generar una sólida red ERP con la que asegurar sus modelos financieros para pronosticar costes.
Con respecto a la incursión de las energías renovables, se abre paso una nueva tendencia relativa a la diversificación. Tal y como afirman los expertos, en los próximos tres años, se verán inmersas el 55% de las principales empresas energéticas. Los principales actores se expandirán para dominar una cadena de valor de extremo a extremo para aprovechar la infraestructura existente.
“No todos elegirán estas rutas específicas de diversificación, pero todas las empresas de los sectores de energía, gas y petróleo se alternarán o bien trayendo métodos alternativos de generación de energía o utilizando el offshore de una empresa, sumado al combustible fósil o al apoyo a los parques eólicos marinos” concluye el propio Colin Beaney.
