Energía distribuida: una de las claves de la transición energética
Racks para baterías.
En este nuevo paradigma energético, la energía distribuida nos permite dirigirnos hacia un modelo que, además de otorgarnos una mayor independencia, es más eficiente energéticamente, reduce los costes del suministro eléctrico, potencia la generación y el consumo sostenible de energía y reduce el impacto paisajístico y ambiental de la red eléctrica.
Son instalaciones basadas en tecnologías escalables y flexibles, que pueden adecuarse fácilmente a los requerimientos de cada cliente y situación, especialmente si se contempla un futuro con una multitud de 'prosumidores' enlazables entre sí, trabajando de forma coordinada, como parte de una Smart Grid.
En función de la ambición del usuario y de las posibilidades naturales de su emplazamiento, se pueden alcanzar distintos grados de autonomía con respecto de la red y de cantidad de uso de fuentes renovables.
Generación renovable on-site o autoconsumo tradicional
Este es el tipo de instalación más sencilla, en la que el usuario incorpora a su red una fuente de generación distribuida (eólica, fotovoltaica, biogás…), pero mantiene su conexión a la red, que utiliza principalmente en momentos en los que no hay disponibilidad de generación debido a la intermitencia natural de las fuentes renovables. La energía generada puede ser utilizada para consumo propio (autoconsumo) o para ser vertida a red.
Este tipo de proyectos de generación distribuida son los más habituales y es una práctica cada vez más frecuente. Permiten reducir los costes energéticos, evitar emisiones nocivas a la atmósfera y ayudan a descongestionar la red eléctrica, ya que reducen la demanda.
De hecho, la generación distribuida se considera en algunos países como una medida de eficiencia energética, porque en lo que respecta a la red se observa en términos netos como una reducción del consumo de energía.
En grandes emplazamientos industriales como puertos, explotaciones agrícolas o complejos hoteleros y de ocio, este tipo de instalaciones son una buena alternativa ya que reducen la dependencia de una red que en ocasiones es débil e poco fiable debido a su aislada localización.
Integración de almacenamiento eléctrico
Estos desarrollos están un nivel por encima de los anteriores, al incluir sistemas de almacenamiento de electricidad, como las baterías de litio, yendo más allá en la reducción de la dependencia de la red y en algunos casos de combustibles como el diésel.
Gracias a la flexibilidad que proporcionan las baterías, se puede hacer un uso más eficaz de la energía distribuida, almacenando en los momentos de excedente de generación para usarla a posteriori en momentos de necesidad o mayor demanda. La viabilidad de tipo de sistemas será cada vez mayor, ya que estamos observando una reducción drástica de los costes de las baterías, tendencia que se espera se mantenga en el futuro.
Con un proyecto ambicioso de autoconsumo combinado con almacenamiento, la red eléctrica termina siendo un mero sistema de respaldo que fija una referencia de frecuencia y de tensión. Esta opción es la ideal para un cliente que quiera crecer notablemente en eficiencia sin perder su enlace con la red, pero reduciendo de forma muy significativa su dependencia de ésta.
Instalación off-grid
Son instalaciones completamente desconectadas de la red, en las que toda la energía que se consume es generada localmente a través de fuentes renovables. Son el ejemplo más completo de proyectos de generación distribuida, ya que permiten una gestión plena e independiente de los recursos energéticos.
Los sistemas off grid suelen ejecutarse en zonas remotas, en las que el suministro de electricidad procedente de la red es pobre o no está desarrollado. Esta tipología es más compleja, ya que requiere la inclusión de tecnologías de almacenamiento y gestión de la energía que sean capaces de garantizar la estabilidad e integridad de la red y el suministro de energía de calidad. Estos sistemas se suelen conocer como como microrredes, por su similitud a la red general a menor escala, al contar con todos los elementos de un gran sistema de generación. A las fuentes renovables suelen añadirse sistemas de generación o cogeneración basados en combustibles almacenables, como diésel o biodiésel, que aseguren el suministro en momentos puntuales.
Los elementos que gestionan las instalaciones off grid son capaces de analizar los datos obtenidos en tiempo real y predecir patrones de generación y consumo, adaptando así la gestión de la energía y haciendo un uso eficiente y seguro de los recursos. Se convierten en una verdadera red independiente, con las mismas capacidades que una gran red y con capacidad para abastecer a usuarios como un gran edificio de oficinas, una urbanización residencial o incluso a comunidades más grandes en zonas remotas. Es por eso por lo que actualmente son una de las claves para la electrificación de zonas rurales de países en desarrollo, donde suele prevalecer el uso de generadores con diésel o hay una excesiva dependencia de la red centralizada.
Este tercer nivel más avanzado requiere una tecnología y un know how que no muchas empresas pueden ofrecer de forma integral.
Estamos trabajando en este tipo de sistemas y de hecho un ejemplo es nuestra nueva sede corporativa, el proyecto CIne, un espacio de oficinas de más de 4.000 m2 completamente desconectado de la red y alimentado exclusivamente a través de fuentes renovables. Llevamos varios años desarrollando algunas tecnologías que permiten hacer esto, y entendemos este camino como una de las respuestas necesarias al reto de realizar una transición energética que parece ya una obligación inevitable.