La temperatura del inversor fotovoltaico, clave en su funcionamiento
Cualquier dispositivo electrónico con un buen diseño debe incorporar componentes con materiales adecuados y bien dimensionados en el conjunto del equipo, además de correctamente ubicados, para evitar la acumulación de calor en un área específica. Es el caso de los inversores fotovoltaicos.
El mejor diseño de un inversor fotovoltaico es en formato horizontal, donde la superficie es la misma pero el recorrido del aire es menor, por lo que la eficiencia de disipación es mucho mayor. Los componentes con mayor carga térmica se sitúan en la parte superior, de forma que el aire entra por la zona inferior del equipo, regulando la temperatura de los de menor calentamiento, y llegando a la zona más crítica lo suficientemente frío. La circulación de aire debe ser continua.
Asimismo, es conveniente elegir equipos que no rompan el puente térmico, incorporando, por ejemplo, un moldeo de aletas de disipación en la carcasa en vez de un disipador acoplado, siendo más eficiente. Si su estructura evita los ventiladores, no solamente se ahorra en consumo: hay menos mantenimiento y menos posibilidad de fallo.
Es importante seleccionar el inversor adecuado para el tamaño y la capacidad del sistema fotovoltaico.
También es importante seleccionar el inversor adecuado para el tamaño y la capacidad del sistema fotovoltaico. Un inversor sobredimensionado en comparación con los paneles solares puede generar más calor del necesario y, por lo tanto, aumentar el riesgo de sobrecalentamiento. Con un inversor subdimensionado, trabajando en su capacidad máxima de forma continua, el sobrecalentamiento se producirá inevitablemente.