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Consumidores y proveedores exigen una alta calidad de experiencia

Pruebas de extremo a extremo de servicios móviles de vídeo

Dr. Jens Berger; Dr. Silvio Borer. Rohde & Schwarz16/01/2018
Los vídeos son el contenido más solicitado en internet y representan desde hace tiempo gran parte del volumen de datos en las redes celulares. No solo los consumidores, sino también los proveedores de servicios de vídeo y operadores de redes están muy interesados en tener una alta calidad de experiencia. Los sistemas móviles de medición permiten evaluarla automáticamente y de forma tan fiable como la propia percepción de un espectador.

El ‘mobile video’ es en la actualidad objeto de constante debate, a pesar de no ser un tema realmente nuevo. Poco después del cambio de milenio, es decir, mucho antes del primer smartphone, existía ya la descarga y el ‘streaming’ de vídeos a través de servidores multimedia utilizando QuickTime o RealPlayer. Para estas transmisiones basadas en UDP/RTP, el concepto de ‘streaming’ en el sentido de una transmisión en tiempo real era apropiado, puesto que la capacidad limitada en la red celular permitía solamente la transmisión sucesiva del vídeo altamente comprimido en tiempo real.

No era posible ni el almacenamiento en búfer con una velocidad de transmisión elevada ni tampoco una protección ante errores ampliada. Estas limitaciones se producían a pesar de los moderados tamaños de imagen, típicamente con resolución QCIF (144 × 176) o QVGA (240 × 320). Otras tecnologías del ‘mobile video’ como DVB-H tuvieron tan poco éxito como estos servicios iniciales de streaming.

 La utilización del vídeo aumenta de forma exponencial y domina hoy por hoy el volumen de datos en las redes

La utilización del vídeo aumenta de forma exponencial y domina hoy por hoy el volumen de datos en las redes.

El ‘mobile video’ no empezó a tener una cierta aceptación hasta la llegada de la tecnología de transmisión HSPA y con tamaños de pantalla VGA (480 × 640) y superiores. De esto hace menos de diez años. Pero desde entonces, la utilización aumenta de forma exponencial y domina hoy por hoy el volumen de datos en las redes (fig. 1). La razón es obviamente la mayor capacidad de transporte de las redes celulares y los planes de datos más económicos, pero sobre todo el uso generalizado de smartphones de alta definición y gran formato como equipos de acceso central a prácticamente todos los medios. Como consecuencia, el vídeo se utiliza con mucha más frecuencia como fuente primaria de información. Y, por tanto, no es de extrañar que YouTube sea hoy el segundo buscador más popular después de Google.

Los servicios de mobile video no son por lo general servicios primarios de los operadores de redes, y funcionan en gran medida al margen de normas y estándares. Los contenidos, servidores y aplicaciones son suministrados por proveedores de servicios independientes, que utilizan la red celular solamente para el transporte de datos (denominados servicios OTT). El transporte se desarrolla normalmente cifrado, y utiliza protocolos propietarios en la capa de aplicación. El método de compresión de vídeo también es específico del servicio. Todo el intercambio de información entre la aplicación y el servidor es gestionado por el ofertante del servicio, y está sujeto a constantes optimizaciones y adaptaciones. Por lo tanto, es prácticamente imposible proporcionar información exacta y detallada sobre la gran cantidad de servicios de vídeo en el mercado. En su lugar, se explicarán a continuación brevemente las tecnologías fundamentales y se expondrá la necesidad de evaluar la calidad de los servicios.

La calidad percibida de un servicio de vídeo puede determinarse a grandes rasgos partiendo de los siguientes criterios:

  • ¿Está accesible el servicio?
  • ¿Cuál es el tiempo de espera desde la solicitud hasta el inicio de la visualización (time to first picture)?
  • ¿En qué medida se presentan interrupciones no deseadas (congelación o stalling)?
  • ¿Qué nivel alcanzan la resolución y la calidad de imagen?

En qué medida se ve afectada la calidad por:

  • pérdidas de compresión (pérdida de nitidez por compresión y/o baja resolución, frecuencia de trama reducida), distorsiones en bloque (blocking artifacts)
  • errores de transmisión (distorsiones, imágenes dañadas, estancamientos breves)

A ello pueden añadirse efectos de desincronización entre el sonido y la imagen.

Fig. 1: Evolución del tráfico de datos en las redes celulares...

Fig. 1: Evolución del tráfico de datos en las redes celulares. El volumen de datos de los servicios de vídeo aumenta considerablemente en términos relativos y absolutos (referencia: Ericsson Mobility Report 2017).

Principios técnicos básicos de la transmisión de vídeo en dispositivos móviles

La mayoría de los vídeos solicitados son archivos de vídeo comprimidos con un codificador, puestos a disposición del usuario en un servidor (vídeo bajo demanda, en contraposición al vídeo en directo). La transmisión al dispositivo se suele denominar genéricamente streaming, si bien este término significa en sentido estricto solamente la transmisión continua y el procesamiento en tiempo real en el equipo terminal. Pero al contrario que en los comienzos del mobile video, hoy en día los datos se transmiten en fragmentos de mayor tamaño y se almacenan en búfer.

En principio, se podría descargar el vídeo completo en forma de archivo y visualizarse una vez recibido íntegramente. Pero en general nadie está dispuesto a aceptar el tedioso tiempo de espera antes de la reproducción. Esto se soluciona con la tecnología de descarga progresiva: la reproducción del vídeo empieza en cuanto se ha recibido una primera parte en el smartphone, mientras que en el fondo se sigue descargando el resto del servidor. Con esta estrategia, el vídeo completo también queda almacenado en corto tiempo en el dispositivo (siempre que se disponga de la capacidad de canal necesaria). La ventaja es evidente: una vez cargado, la calidad de la conexión ya no influye y el vídeo puede reproducirse sin interrupciones.

Sin embargo, muchas veces los usuarios no ven los vídeos hasta el final, por lo que una descarga completa sería un desperdicio de capacidad de transmisión. Se necesita almacenar en búfer fragmentos del vídeo para garantizar una visualización sin errores y tratar de economizar capacidad de transmisión.

Al principio se almacena un gran fragmento inicial del archivo de vídeo. Si se constata que el espectador tiene intención de ver más, se descarga otro fragmento al llegar a un determinado punto de la reproducción. La duración de cada fragmento descargado puede ir desde unos pocos segundos hasta minutos, dependiendo de la filosofía del servicio de vídeo. La tendencia apunta a fragmentos más cortos y se aproxima así de nuevo al ideal del streaming, si bien en comparación con el streaming en tiempo real se sigue reservando un fragmento más largo del vídeo en el búfer, de modo que también puedan puentearse cortes de la conexión prolongados (fig. 2).

Desde la perspectiva técnica, el vídeo bajo demanda no deja de ser una descarga de archivos que no requiere una transmisión en tiempo real. La transferencia de datos se basa casi siempre en el protocolo TCP/HTTP, que se caracteriza por su fiabilidad y compatibilidad con todos los sistemas operativos y excluye las pérdidas de datos. YouTube constituye una excepción, ya que utiliza en Android el protocolo QUIC propio de Google. En la capa de transporte se emplea por motivos de rendimiento UDP en lugar TCP, lo cual puede conllevar a pérdidas de datos. No obstante, QUIC implementa mecanismos en el nivel de aplicación para prevenir pérdidas.

En comparación con el vídeo bajo demanda, el vídeo en directo sigue jugando un papel minoritario en la red en lo que al volumen se refiere, pero plantea exigencias de tiempo real más altas en el trayecto de transmisión. Las aplicaciones típicas son videotelefonía, imágenes de cámaras de vigilancia o sistemas de control remoto apoyados por vídeo. Hasta qué punto se toma al pie de la letra el concepto de tiempo real en cada caso depende de la aplicación. En el ámbito privado están en primer plano la televisión y en las redes sociales el vídeo en directo. En ambos casos, las exigencias de tiempo real son menos rigurosas y se acepta un desfase temporal de unos pocos segundos. Por tanto, la transmisión puede desarrollarse usando la misma base técnica del vídeo bajo demanda. Únicamente los intervalos de almacenamiento y recarga se acortan a algunos segundos.

Fig. 2: Tres ejemplos de mediciones de transmisiones de datos de servicios de vídeo

Fig. 2: Tres ejemplos de mediciones de transmisiones de datos de servicios de vídeo.

El método de transmisión escalonada o por fragmentos permite también adaptar fácilmente la velocidad de bits al canal de transmisión. Cada fragmento del vídeo se puede entregar dependiendo de la capacidad de canal actual con la compresión adecuada (p. ej. con el procedimiento DASH). Si el trayecto está congestionado, el fragmento de vídeo pendiente se suministra con una resolución inferior o una compresión mayor, y de este modo se reduce la velocidad de datos. Esto afecta la calidad de imagen, pero peor serían pausas producidas por vaciar la memoria de búfer.

El proveedor de vídeos decide qué información de canal se toma para elegir el nivel de compresión, si lo determina el cliente en el smartphone o el servidor, así como qué constantes de tiempo regulan el comportamiento y todos los demás detalles. La red celular solo es responsable de la transmisión, y el servicio de vídeo reacciona a las condiciones dadas con el objetivo prioritario de impedir una congelación de la imagen y de mantener la calidad a un alto nivel, siempre dependiendo de la capacidad del canal. Los métodos de compresión utilizados no están exentos de pérdidas. Dependiendo del esquema de codificación y el nivel de compresión se pierden más o menos detalles. En el mejor de los casos, los efectos se mantienen por debajo del umbral de la percepción. Si se necesita una compresión mayor, la imagen se vuelve borrosa, lo que se hace más visible en escenas en movimiento. Una compresión aún mayor añade distorsiones molestas como pequeños bloques de píxeles o falta de matices de color.

El flujo de datos es una ayuda limitada a la hora de evaluar la calidad

Sea cual sea el planteamiento técnico de un servicio de vídeo, al final lo que cuenta es lo que llega al espectador, es decir, la famosa ‘calidad de experiencia’. La cuestión es con qué métodos técnicos evaluarla.

El tamaño de un archivo de vídeo en relación al tiempo de reproducción y la velocidad de bits derivada ofrecen información limitada, ya que cada códec funciona con diferente eficiencia, y por lo tanto pueden transmitir calidades de imagen diferentes, aunque la velocidad de bits sea la misma. Además, la mayoría de los códecs tienen varios niveles de calidad, que se denominan perfiles. Estos definen la complejidad de cálculo aplicada a la compresión. Una compresión más compleja puede alcanzar un grado de detalle más elevado con la misma cantidad de datos. Por último, también el contenido de la imagen influye en la cantidad de datos. Las imágenes más amplias en una escena más estática se pueden codificar de forma más eficiente que las de menor tamaño con gran rango dinámico de color y luminosidad.

El servidor y la aplicación reaccionan a cada cambio en la red y en el material de imagen adaptando sus ajustes en un bucle de realimentación. Por lo tanto, una herramienta de evaluación, partiendo solamente de la base de un análisis del flujo de datos y sin conocer los metadatos de imagen y de la aplicación, no podría aportar ninguna información fiable acerca de la calidad desde la perspectiva del cliente final. Incluso si estuvieran accesibles los metadatos específicos del servicio, el sector cambia con tal dinámica, que el fabricante de la herramienta de análisis sería incapaz de desarrollar su software al mismo ritmo. Además, la mayoría de los servicios de vídeo actuales aplica el cifrado ya en la capa de transporte. Un mero análisis de la secuencia de bits recibida no aporta sino una parte mínima de la información necesaria para una evaluación de la calidad. La alternativa es evidente: la propia imagen visualizada se emplea como referencia para el análisis. Todo lo que ha ocurrido antes de la reproducción para comprimir el vídeo, transmitirlo, descodificarlo y por último para su visualización, está reflejado en la imagen y puede tenerse en cuenta en el análisis. Lo que importa es qué ve finalmente el espectador. Para poder evaluar el contenido de la pantalla se necesita acceso a la memoria de imagen del dispositivo móvil – un desafío difícil en el smartphone, pero superable.

Al final solo cuenta lo que se ve

Como ya se ha indicado, el tiempo desde que se solicita un vídeo hasta que comienza la reproducción (time to first picture) es un parámetro esencial en la evaluación de la calidad del servicio. Debido al almacenamiento en búfer de los datos, el inicio de la reproducción no coincide exactamente con la recepción del primer paquete de datos en el nivel IP, sino que es después. Este retardo solo puede medirse observando la pantalla o la memoria de imagen.

Tampoco se puede diagnosticar (o solo de forma imprecisa) el vaciado de la memoria de búfer del flujo de datos recibido, pues no se sabe cuán llena está la memoria y si se han usado medidas para alargar la duración de la reproducción (warping). Al mismo tiempo, es necesario contemplar la pantalla para poder reconocer la congelación y la recarga (stalling) del vídeo. La duración medida de la visualización de cada imagen se usa como base.

La evaluación de la propia imagen plantea un desafío particular. Para ello se requieren procedimientos técnicos que contemplan las peculiaridades de la percepción humana, denominados modelos de calidad de vídeo orientados a la percepción.

Fig. 3: Niveles de clasificación de la escala NMO de uso internacional

Fig. 3: Niveles de clasificación de la escala NMO de uso internacional.

Modelos de calidad de vídeo orientados a la percepción

Los modelos de calidad de vídeo orientados a la percepción (perceptual objective video quality prediction models) no solo evalúan las imágenes individuales según distintos criterios, sino también patrones de movimiento a lo largo de secuencias prolongadas de imágenes, del mismo modo que una persona reacciona a aspectos estáticos y dinámicos. Tan complejo como es el análisis, tan sencillo es el resultado: al final se obtiene a menudo un valor total de calidad en una escala. Así, la escala de calidad absoluta reconocida y utilizada en todo el mundo califica la calidad con valores entre 1 (mala) y 5 (excelente) (fig. 3). El promedio extraído de muchas evaluaciones conforma lo que se conoce como NMO (nota media de opinión).

Un ejemplo sencillo de un análisis orientado a la percepción es la evaluación de ‘stalling’. La congelación de la imagen será más irritante cuanto más movimiento tenga la escena. En una escena con poco movimiento, el ‘stalling’ provoca solamente una pérdida pequeña de información y, tratándose de una representación estática, como un paisaje, ni siquiera se advertiría. Por el contrario, en una transmisión deportiva, las interrupciones, por muy cortas que sean, se perciben como extremadamente molestas. La medida orientada a la percepción para el aspecto del movimiento se denomina ‘jerkiness’, que pondera la duración de visualización de una imagen con el movimiento en el vídeo, y suministra por último un solo valor que representa la pérdida de información y la incomodidad de la espera.

También es decisivo para la evaluación de una degradación el entorno en el que se produce. Las distorsiones en primer plano de la imagen o en un objeto en movimiento (attraction areas) dan lugar a una valoración más negativa que una formación de bloques en un área de la imagen muy clara o muy oscura, donde llaman menos la atención.

Igualmente, los códecs de vídeo recurren a estrategias orientadas a la percepción que usan propiedades del contenido del vídeo para optimizar la compresión, por ejemplo, para codificar con mayor detalle áreas de mayor interés de la imagen mientras que en las áreas menos interesantes se permiten mayores pérdidas de datos.

Fig...

Fig. 4: Los evaluadores de calidad basados en secuencias de bits cuentan con pocos metadatos y métodos heurísticos para la deducción de un valor de NMO.

Áreas de aplicación de los modelos de calidad de vídeo estandarizados

Con la propagación de la IPTV crece la necesidad de medir la calidad de vídeo ya en la propia red, en diferentes puntos de distribución. Para ello se han desarrollado últimamente una serie de evaluadores de calidad de vídeo que se basan en el simple análisis de las secuencias de bits, pero que trabajan muy bien con estas aplicaciones (fig. 4). Si la secuencia de bits no está codificada, además de los metadatos (tipo y perfil del códec, tamaño del paquete) se puede utilizar también información del contenido (duración de visualización de la trama respectiva, estructuras de compresión) y en determinadas circunstancias se puede incluso descodificar la imagen. Cuando la secuencia de bits está codificada, la cantidad de información evaluable es muy limitada. Esta limitación depende a su vez si la codificación afecta solamente los datos de vídeo propiamente dichos y en qué nivel jerárquico del protocolo se aplica.

Los métodos basados en secuencias de bits están previstos para aplicaciones de monitoreo. En este caso, el vídeo no tiene que ser conocido ni estar disponible en formato decodificado. Los métodos actuales se describen en las normas P.1201, P.1202.1/.2 y P.1203.1-4 de la UTI.

En pruebas de extremo a extremo, y especialmente también en la telefonía celular, prevalecen en cambio las ventajas de los modelos basados en la imagen, como se ha expuesto anteriormente. Estos reproducen la experiencia del usuario con la mayor fidelidad, puesto que parten de la percepción humana y pueden analizar la imagen. Los procedimientos de prueba actuales aptos para HD se especifican en las normas J.341 y J.343.1-6 de la UTI. Aquí se puede distinguir a grandes rasgos entre métodos basados en referencias y sin referencias. Los métodos basados en referencias (picture based, full reference methods, fig. 5) tienen acceso al vídeo de origen y pueden calcular imagen a imagen, incluso píxel por píxel, diferencias perceptibles con respecto al vídeo recibido, e integrarlas en un valor de calidad. Estos métodos se describen en las normas J.341 y J.343.5/.6 de la UTI. No obstante, para utilizar estos métodos es necesario cargar de antemano vídeos de referencia en el servidor del servicio que se va a evaluar, los cuales se comparan con los mismos vídeos almacenados en el instrumento durante la medición de calidad. Muchos servicios que permiten la descarga y el streaming de vídeos privados ofrecen esta posibilidad (p. ej. YouTube), pero los ofertantes profesionales (como Netflix) normalmente no. Los métodos basados en referencias tampoco sirven para la evaluación de vídeo en directo, ya que no existe una fuente de referencia conocida previamente.

En contraposición, los métodos sin referencia (picture based, no reference methods) no requieren información a priori del vídeo de origen. En el vídeo recibido y decodificado se analizan errores típicos (jerkiness o cambios bruscos, pérdida de detalles, errores de compresión, etc.) y se usa esta información para calcular el valor de calidad. En la norma J.343.1/.2 de la UTI se describen los métodos estandarizados correspondientes.

La ventaja de estos métodos reside en su amplio espectro de aplicación, ya que funcionan independientemente del trayecto de transmisión. Por este motivo, ETSI TS 102 250-2 recomienda utilizar J.343.1 para servicios de streaming de vídeo de todo tipo.

Los actuales métodos de transmisión protegidos, que prácticamente dominan el mobile video streaming evitan los errores de bits que anteriormente provocaban fuertes distorsiones y defectos de la imagen, y reducen los problemas a artefactos de compresión (pérdida de detalles de la imagen, movimientos borrosos) y stalling, es decir, la congelación de la imagen. Pero con la creciente propagación de la videotelefonía y sus rigurosas exigencias de tiempo real, volverá a imponerse la transmisión sin protección (es decir, con pérdidas) en los dispositivos móviles. Muchos métodos de medición actuales están también preparados para ello.

Fig. 5: En los métodos basados en referencias se compara un vídeo reproducido en streaming con el original almacenado en el instrumento de medición...

Fig. 5: En los métodos basados en referencias se compara un vídeo reproducido en streaming con el original almacenado en el instrumento de medición.

Renovarse o morir – la evolución reciente de los estándares de vídeo
Los códecs de vídeo estandarizados más conocidos son MPEG-4 (parte 2), H.264 y H.265. MPEG-4 (parte 2) fue durante mucho tiempo el método preferido para TV por IP y DVD de vídeo. El siguiente paso evolutivo hacia H.264 (AVC) hizo viable la HDTV y se utiliza también para discos Blu-ray. El códec estándar más reciente es H.265 (HEVC), que se utiliza también en DVB-T2 y que se impondrá para las transmisiones UHD1 (4K), ya que brinda una calidad todavía muy aceptable incluso con una compresión extrema.
Por el otro lado existen los métodos de codificación propietarios, en su mayoría abiertos (pero no estandarizados) como VP9 de Google, con una calidad entre el H.264 y el H.265, que utiliza actualmente YouTube de forma generalizada. Cabe esperar en un futuro próximo la transición a AV1, un método de codificación de vídeo open source de la Alliance for Open Media basado en VP9. Una vez finalizado el desarrollo, AV1 será adoptado con toda seguridad por YouTube, pero probablemente también por otros proveedores de servicios de vídeo como Netflix. En general se constata entre los grandes actores de Internet un distanciamiento de la línea de estandarización clásica de la UTI o MPEG. En lugar de ello, están discutiendo y aprobando métodos de codificación y transmisión en el marco de alianzas y consorcios propios. Puesto que cada servicio mantiene su propio ecosistema tecnológico y no tiene que ser forzosamente compatible con los demás, los procedimientos de codificación, al igual que la comunicación entre los servidores y las aplicaciones, cambian sin aviso ni notificación alguna.
YouTube es de nuevo el ejemplo perfecto: todavía hace menos de dos años se transmitían los vídeos codificados con MPEG4 en formato 3GP a través de conexiones TCP no cifradas. Desde entonces se han codificado los vídeos, primero con TLS, más tarde con el protocolo SPDY propio de Google. Los vídeos fueron también recodificados con H.264. Poco después se produjo la transición a MPEG DASH para hacer posibles velocidades de bits adaptables. Después se volvió a recodificar los vídeos con VP9, el códec de video propio de Google. Por último, a comienzos del 2017 los smartphones Android abandonaron TCP para usar UDP y el protocolo de aplicación QUIC. Esta lista de cambios se refiere solamente a las medidas correspondientes a la transmisión del vídeo. YouTube modifica además prácticamente con cada nueva versión de la aplicación el manejo de la memoria de búfer en el smartphone, es decir, las reglas que definen cuántos datos se almacenan en búfer y cuándo, así como qué criterios regulan el cambio de la velocidad de bits.
Otros servicios de vídeo están llevando a cabo de forma continua adaptaciones similares. Para poder comparar la calidad de los distintos servicios y mantener la independencia con respecto a la evolución de un servicio, solamente pueden aplicarse métodos de medición y evaluación así como criterios que midan todos los servicios a largo plazo incluyendo todos los componentes que intervienen a lo largo del trayecto de transmisión.

Estructura y aplicación de la norma J.343.1 de la UTI en productos de Rohde & Schwarz

El método de medición de calidad según la norma J.343.1 de la UTI es un desarrollo propio de SwissQual / Rohde & Schwarz. Fue probado con resultados satisfactorios y estandarizado por la UTI en 2014, y forma parte desde entonces de las aplicaciones de medición basadas en Android de Rohde & Schwarz para el área del mobile network testing. Aparte del análisis de la imagen mostrada en el smartphone, el procedimiento cuenta con una serie de metadatos de la corriente de vídeo. A partir del movimiento y la duración de la visualización de las distintas imágenes se calcula un valor de jerkiness, y otro de la pérdida de detalles usando la información sobre la complejidad de las imágenes. Al final se expresa la calidad de vídeo en una escala NMO desde 1 (mala) hasta 5 (excelente).

Ya durante el desarrollo se prestó atención a que el método de medición pudiera utilizarse para aplicaciones en tiempo real. La implementación analiza por tanto solo el fotograma de vídeo actual en relación con un historial que se limita a unas pocas imágenes. A pesar de esta limitación, la evaluación de la imagen debe ser muy rápida para poder terminar antes de la siguiente trama. Para el análisis de una imagen de 3 MBytes se dispone, con 25 tramas por segundo, de nada más que 40 ms.

El procedimiento permite obtener más información de la señal de vídeo aparte de la calidad de la imagen, reconociendo congelaciones y registrando también el tamaño de la imagen y el códec de vídeo utilizado (fig. 6). Adicionalmente se registran los datos de las capas de protocolo más profundas. Al final se dispone junto con el valor de calidad acumulativo de una serie de datos que facilitan una optimización del trayecto de transmisión y una localización de errores eficiente en caso de problemas.

La evaluación de la calidad de vídeo es la tarea principal en la evaluación general de un servicio de vídeo. Las aplicaciones de medición se pueden usar para el control totalmente automático de YouTube, incluyendo vídeo en directo por YouTube como el servicio de vídeo más popular, y el servicio DirecTV propio de AT&T. Por si esto no bastara, es posible evaluar prácticamente cualquier servicio de vídeo a elección utilizando una aplicación de medición semiautomática. De este modo es posible reaccionar rápidamente a nuevas ofertas, así como evaluar y optimizar los servicios de vídeo importantes extendidos a nivel regional.

Las aplicaciones para pruebas de vídeo forman parte de la gama de productos QualiPoc, que incluye R&S OMES y QualiPoc Handheld para tareas de optimización de redes, QualiPoc Remote Control para monitoreo autónomo de redes, y ante todo las soluciones para walk tests FreeRider y el Benchmarker de SwissQual como sistemas de benchmarking.

Fig. 6: El análisis de vídeo según la norma J.343.1 de UTI se basa en las propias imágenes así como en un pequeño conjunto de metadatos...

Fig. 6: El análisis de vídeo según la norma J.343.1 de UTI se basa en las propias imágenes así como en un pequeño conjunto de metadatos.

Fig. 7: Medición de un servicio de vídeo desde el inicio de la aplicación hasta el fin de la conexión

Fig. 7: Medición de un servicio de vídeo desde el inicio de la aplicación hasta el fin de la conexión.

Calidad de experiencia es más que calidad de imagen

La calidad de la imagen es el criterio más importante en la evaluación de un servicio de vídeo, pero no el único. Se evalúan tanto la accesibilidad al servicio y el tiempo de espera como las informaciones sobre el progreso de descarga. Para obtener una impresión general, la medición de la calidad de vídeo en los productos para mobile network testing de Rohde & Schwarz está integrada en una secuencia de prueba que simula la forma de uso real, empezando por el arranque de la aplicación de vídeo en el smartphone, siguiendo por la solicitud de un vídeo en particular y terminando con el análisis de las imágenes visualizadas (fig. 7). Si los tiempos de espera juegan un papel en el mundo real, se añaden los tiempos máximos de espera de un supuesto usuario medio. Si se exceden y si el vídeo no se ha visualizado en ningún momento, se obtiene el resultado ‘failed’, o ‘dropped’ si se ha paralizado durante un tiempo prolongado. Estos criterios de interrupción son imprescindibles para un procedimiento de prueba secuencial automatizado.

En el protocolo de medición del smartphone se puede seguir la secuencia de prueba detalladamente (fig. 8, panel izquierdo). Una prueba finalizada correctamente ofrece resultados de calidad integral (NMO) y otros aspectos como jerkiness y freezing (congelación) (fig. 8, panel derecho). En el fondo se registran todavía muchos más valores de medición, como la velocidad y resolución de bits, los protocolos utilizados y los archivos de registro de IP y de seguimiento. Así, el usuario no solo dispone de los valores relativos a la calidad del vídeo, sino de toda la información necesaria para optimizar su trayecto de transmisión.

Fig. 8: Análisis en tiempo real de un vídeo de YouTube con QualiPoc según el diagrama de desarrollo de la figura 7...

Fig. 8: Análisis en tiempo real de un vídeo de YouTube con QualiPoc según el diagrama de desarrollo de la figura 7.

Resumen y futuros desarrollos

Los vídeos representan desde hace tiempo la mayor parte del volumen de datos transportado por las redes celulares, y las predicciones apuntan a un crecimiento exorbitante y sostenido. Los operadores de redes y proveedores de servicios de vídeo tienen por tanto gran interés en satisfacer a los consumidores con una buena calidad técnica de sus servicios. Los sistemas de prueba automáticos les permiten determinarla de forma rápida y segura. Entre las distintas alternativas para medir la calidad de vídeo, en el ámbito móvil se han impuesto los métodos de análisis orientados a la percepción sin imagen de referencia, que aportan resultados de alto valor informativo haciendo uso de recursos computacionales, de los cuales también disponen los smartphones. Por lo tanto, son fáciles de usar y económicos.

Las aplicaciones en tiempo real como la videotelefonía no juegan todavía un papel importante en las redes, pero es previsible que esto cambie. La venidera telefonía celular 5G, prácticamente sin latencia, posibilitará e impulsará las aplicaciones en tiempo real de alta calidad, p. ej. transmisiones de vídeo para la telemedicina. Esto exige una alta calidad del trayecto. Los productos de monitoreo de Rohde & Schwarz actuales para el mobile network testing están ya preparados para ello.

Referencias
– “Quality evaluation of streaming video on mobile networks”; Whitepaper de Rohde & Schwarz; palabra de búsqueda 5215.4369.92 en www.rohde-schwarz.com.
– ETSI Technical Report TR 102 493 (v.1.3.1): Guidelines for the use of Video Quality Algorithms for Mobile Applications. ETSI, Sophia Antipolis, 2017.
– ETSI Technical Specification TS 102 250-2 (v.2.5.1): QoS aspects for popular services in mobile networks; Part 2: Definition of Quality of Service parameters and their computation. ETSI, Sophia Antipolis, 2016.
– Recomendación ITU-T H.264: Advanced video coding for generic audiovisual services. ITU-T, Ginebra, 2013.
– Recomendación ITU-T H.265: High efficiency video coding. ITU-T, Ginebra, 2016.
– Recomendación ITU-T J.341: Objective perceptual multimedia video quality measurement of HDTV for digital cable television in the presence of a full reference. ITU-T, Ginebra, 2016.
– Recomendación ITU-T J.343.1: Hybrid perceptual bitstream models for objective video quality measurements. ITU-T, Ginebra, 2014.
– Recomendación ITU-T P.1201: Parametric non-intrusive assessment of audiovisual media streaming quality. ITU-T, Ginebra, 2014.
– Recomendación ITU-T P.1202.1: Parametric non-intrusive bitstream assessment of video media streaming quality. ITU-T, Ginebra, 2014.
– Recomendación ITU-T P.1203: Parametric bitstream-based quality assessment of progressive download and adaptive audiovisual streaming services over reliable transport. ITU-T, Ginebra, 2016.

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