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Evolución de los instaladores y las instalaciones en España a lo largo de los últimos 50 años

José Cueto García, responsable de Comunicación de Conaif02/10/2017

Han pasado 50 años desde que en 1967 Carlos García-Ocejo pusiera en marcha la editorial El Instalador, con la revista del mismo nombre como buque insignia. Mucho ha cambiado desde entonces el panorama y la realidad de las instalaciones en España.

En aquel tiempo las empresas instaladoras españolas se agrupaban fundamentalmente en gremios, siguiendo la tradición histórica de los oficios y estaban sujetas a lo establecido en el Fuero del Trabajo y las denominadas Leyes Sindicales de la época.

CONAIF nació algo más tarde que El Instalador, al amparo de la Ley 19/1877, de 1 de abril, reguladora del Derecho de Asociación Sindical, una disposición normativa que marcó el punto de partida para un gran número de organizaciones empresariales.

El 17 de noviembre de 1979 un numeroso colectivo de empresas instaladoras de fontanería de España, que ya estaban agrupadas en diferentes asociaciones provinciales, vio la necesidad de unirse para conseguir fuerza y tener un interlocutor único a nivel nacional. Así, tras una reunión que mantuvieron en Zaragoza las asociaciones de instaladores de Álava, Asturias, Barcelona, Girona, Guipúzcoa, Huesca, La Coruña, Madrid, Málaga, Navarra, Soria, Tarragona, Valencia, Valladolid y Zaragoza, quedó constituida CONAIF como organización representante de los instaladores en el ámbito nacional.

Al poco de ello se inició una colaboración cada vez más estrecha con la revista El Instalador y su empresa editora que llega hasta nuestros días. La relación de Conaif con el fundador de la publicación, el recordado Carlos García-Ocejo y con quien le sustituyó después como director, Javier Izquierdo, que permaneció en el cargo durante más de 40 años, ha sido excelente y basada en una cordialidad que se mantiene. De ahí surgió la edición e impresión por parte de El Instalador de innumerables publicaciones de Conaif, tanto propias como de muchas de las asociaciones provinciales de instaladores, así como la prestación de servicios gráficos y editoriales de muy diversa índole.

Pero volviendo a El Instalador, 1967 es una fecha clave para esta revista que ha sido testigo de la evolución del sector y de los importantes cambios que se han producido en los últimos 50 años.

Refrigeración y aire acondicionado

En aquella primera época la refrigeración de tipo doméstico en España estaba prácticamente en pañales. Hasta el punto de que el aire acondicionado tenía la consideración de elemento de lujo y los equipos eran grandes, pesados, ruidosos y poco eficientes.

Con el paso del tiempo se llegó una etapa de gran crecimiento, con una tasa de penetración aún baja y un papel protagonista reservado a las empresas instaladoras.

En los años previos a la crisis más reciente, a pesar de la aparición de factores como la saturación de la oferta, las barreras de entrada (bajas) del segmento residencial y la bajada del precio medio de equipos residenciales, el aire acondicionado seguía siendo un buen negocio para los instaladores, que tenían que competir con otros agentes en un mercado en expansión marcado por el “boom” de la construcción. Los fabricantes ya habían apostado por el diseño, el tamaño reducido y la eficiencia energética de los aparatos.

Frente a las grandes superficies y las tiendas de electrodomésticos, sus principales competidores en el segmento doméstico antes y ahora, los instaladores profesionales estaban mejor preparados para dar servicio al cliente y proporcionar la denominada calidad total o integral, aunque debían mejorar en otros aspectos como la captación de clientes finales, donde estaban en clara desventaja.

Mucho se ha avanzado en este sentido y hoy hay que tener en cuenta también, además de los progresos habidos en técnicas de venta, otros factores que son determinantes para entender el papel del instalador actual, como la búsqueda de elementos diferenciadores alejados de la simple lucha de precios, un interés creciente por la especialización en productos de alto valor añadido y una demanda mayor por la formación como medio para proporcionar calidad en las instalaciones.

Además el instalador, siguiendo la tendencia actual del mercado, se ha incorporado con papel de protagonista a un escenario mucho más exigente en cuanto al consumo de energía y los impactos medioambientales. Una mayor conciencia social al respecto, los nuevos refrigerantes ecológicos, las innovaciones tecnológicas, la normativa para la recuperación de gases y el reciclaje de los equipos… han transformado un mercado que ahora apunta directamente hacia la eficiencia energética.

“El instalador, siguiendo la tendencia actual del mercado, se ha incorporado con papel de protagonista a un escenario mucho más exigente en cuanto al consumo de energía y los impactos medioambientales”

Calefacción

En calefacción ha habido también importantes avances. Ya no se utilizan, por ejemplo, las calderas de carbón, ni las tuberías de hierro, plomo y de aleaciones de bronce. El aluminio y la chapa de acero han sustituido al hierro fundido de los radiadores.

Tanto el cobre como los plásticos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes, son a día de hoy utilizados indistintamente en las instalaciones de calefacción. El cobre tiene una alta conductividad térmica y las tuberías plásticas destacan por la escasa pérdida energética y el bajo nivel de ruido. La elección de uno u otro material depende de las preferencias de cada instalador y las necesidades de la instalación.

En calefacción ahora, lo mismo que en el resto de las áreas propias de las instalaciones, se tiende cada vez más hacia la eficiencia energética y el ahorro. Hay que tener en cuenta que la calefacción es responsable de aproximadamente el 50% - 60% del consumo energético de los hogares españoles.

Algunos ejemplos de esta tendencia son las calderas de condensación, los sistemas radiantes, los sistemas basados en energías renovables (solar, biomasa, geotermia, etc.), las distintas soluciones para la regulación y el control de temperatura, la conectividad... y lo más reciente: la aerotermia, que va más allá de la calefacción, proporcionando también refrigeración y agua caliente.

Es aquí, en esta parcela, donde el papel del instalador resulta fundamental. Pues de la correcta elección e instalación de esas soluciones en los edificios y el adecuado mantenimiento de dichas instalaciones, depende, en gran medida, la reducción del consumo energético.

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“La labor del instalador resulta fundamental pues de la correcta elección de soluciones e instalación en los edificios y su adecuado mantenimiento depende, en gran medida, la reducción del consumo energético"

El etiquetado energético es un instrumento reciente con origen en Europa que ayuda a promover el ahorro energético y la protección medioambiental, llevando al consumidor a considerar la eficiencia energética como un factor más a tener en cuenta en la decisión de compra.

Fontanería

En fontanería predomina la tendencia hacia el ahorro de agua y el cuidado del medio ambiente. Las instalaciones cuentan con dispositivos y sistemas dirigidos hacia el uso eficiente del agua y tienen en cuenta los sistemas de aprovechamiento de aguas pluviales y reutilización de aguas grises.

En las instalaciones de agua potable de antaño se utilizaban materiales como el zinc, plomo, amianto... En los años 70 el hierro sustituyó al plomo y después, el cobre sustituyó al hierro. Hoy en día son el cobre y los materiales plásticos a los que se recurre en este tipo de instalaciones. Y el instalador se ha tenido que ir adaptando a estos cambios.

Por otra parte, y desde el punto de vista de la profesión, en los tiempos actuales la fontanería no atraviesa su mejor momento. Está “ahogada” por el intrusismo y la economía sumergida, dos fenómenos que han proliferado ante la desregulación llevada a cabo en España. A día de hoy no existe un marco regulador en el ámbito nacional y en casi todas las comunidades autónomas –salvo alguna excepción – lo han suprimido o están en proceso de hacerlo. En la mayoría de las regiones no hay carnés, ni registro público de empresas, ni tampoco obligación para la empresa instaladora de disponer de un seguro de responsabilidad civil que cubra daños a terceros.

“La fontanería no atraviesa su mejor momento; está ‘ahogada’ por el intrusismo y la economía sumergida, dos fenómenos que han proliferado ante la desregulación llevada a cabo en España"

Gas

En los últimos 50 años el gas ha ofrecido a los instaladores importantes oportunidades de negocio. El desarrollo de la industria en España ha tenido un impacto favorable entre las empresas instaladoras que se ocupan de realizar las instalaciones y su mantenimiento, tanto en términos económicos como de generación de empleo y riqueza.

La actividad de éstas se ha centrado principalmente en el segmento doméstico-comercial y la colaboración mantenida con las compañías energéticas ha sido determinante para el desarrollo y mantenimiento de la red de puntos de suministro.

Entre los hechos destacables de este período se pueden citar algunos como la sustitución de la calefacción de carbón por la de gas en los primeros años, el proceso de gasificación y la expansión de la red de distribución a nivel nacional, la liberalización del mercado, la posibilidad de que las empresas instaladoras españolas participaran en la comercialización del gas, gracias al acuerdo alcanzado en 2003 por CONAIF y Gas Natural Servicios del que surgieron los centros colaboradores…

En la actualidad, alrededor del 60% de las empresas instaladoras de CONAIF se dedica al gas de forma no exclusiva. Es una cifra relevante que pone de manifiesto el peso que el gas tiene en el sector de las instalaciones, teniendo en cuenta que CONAIF representa al 85% de las empresas instaladoras de gas, clima y agua que existen en España.

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A modo de conclusión

La conclusión que puede extraerse de estos últimos 50 años es que el instalador ha sabido reciclarse y orientarse al cliente. La constante evolución técnica y normativa le ha exigido adaptarse a un sinfín de cambios y a formarse adecuadamente.

De la especialización en una o varias actividades se ha pasado como tendencia actual a la diversificación, entre otros motivos por la demanda de los clientes y porque las compañías energéticas ofrecen ya un servicio completo, integral, que abarca todo tipo de instalaciones.

Basta volver la cabeza atrás para comprobar una evolución formidable de los profesionales en todos los sentidos. El instalador está ahora más y mejor preparado que antes. Ya no es solo instalador, sino también empresario. La dimensión empresarial ha igualado en importancia al perfil técnico.

Y se ha convertido en una figura clave en el sector como prestador de servicios energéticos y asesor de los clientes en dicha materia.

La última referencia a esta trayectoria de 50 años es para felicitar a la revista El Instalador por cumplir las bodas de oro en el sector. De ese amplio recorrido, como publicación en papel – un gran mérito en los tiempos que corren – y significada por los contenidos de calidad y la profesionalidad de su plantilla, los últimos 38 años los ha hecho acompañando a CONAIF en su crecimiento como organización nacional representante de los instaladores españoles.

Lograr imprimir más de 500 números a lo largo de medio siglo es una hazaña al alcance de muy pocos que merece ser reconocida.

Empresas o entidades relacionadas

Confederación Nacional de Asociaciones de Empresas de Fontanería, Gas, Calefacción, Climatización, Protección contra incendios, Electricidad y Afines

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