El gas de esquisto repercute en la producción de plásticos, no solo en Norteamérica
Mientras que Europa ya no puede abastecerse de poliolefinas con sus propios recursos y depende de las importaciones, en Estados Unidos el gas de esquisto se ha convertido en una fuente de energía de bajo coste que ha supuesto un cambio de paradigma. Después de años de inversión masiva en capacidades para producir gas de esquisto, polimerizar plásticos objetivo y producir los copolímeros necesarios, desde finales de 2016 se han ido construyendo de forma continua nuevas capacidades para poliofelinas a base de gas, según recoge un informe de la feria K 2019.
Asimismo, está aumentando la infraestructura para el transporte, almacenamiento y transporte marítimo de gas, productos intermedios y granulados plásticos listos para su uso. Además de la ventaja económica de las nuevas instalaciones de producción americanas que hace disminuir el volumen de poliolefinas entre continentes a favor de las entregas desde Norteamérica, el interés se centra realmente en el propio gas de esquisto. Para su procesamiento posterior los productores de plásticos están construyendo plantas de deshidrogenación de propano, por ejemplo en China, India, Países Bajos y probablemente también en Escandinavia.