Pymes en los márgenes
1 de noviembre de 2009
Si es usted empresario o directivo de una pequeña o mediana empresa lo más probable es que, a sabiendas o no, habite usted en los márgenes. Si es de los que están diariamente en la oficina, en el taller, en la fábrica o en el campo, al pie del cañón, lidiando cuerpo a cuerpo con los problemas del día a día, en relación permanente con sus empleados, con sus clientes, con sus proveedores o con su banco, no cabe duda, vive usted en los márgenes.
En los márgenes no están las grandes organizaciones de empresarios, supuestamente representativas, cuyos diagnósticos y estrategias se perciben distantes de los problemas y necesidades que agobian a la gran mayoría de pequeñas empresas.
En los márgenes no está la banca. Sólo está cuando no se la necesita. Y justo cuando más falta hace es cuando cierra el grifo de la financiación y nos convierte a todos en presuntos morosos, en sospechosos de inviabilidad, en potenciales protagonistas de procesos concursales. “No es cosa mía, viene de arriba”, suele decir con expresión grave el director de sucursal que hace poco se batía por darnos cuanto más crédito mejor.
En los márgenes no están las grandes empresas, las multinacionales, los grandes conglomerados financieros. Sus circunstancias, sus problemas específicos y su capacidad de influencia, distan años luz de los de la inmensa mayoría de pequeñas y medianas empresas del país. Sus intereses son otros. Sus primas y sus contratos blindados suenan a economía-ficción. Y no suelen tener problemas con la banca. A veces ellos mismos son la banca.
En los márgenes no están los políticos. No están ni se les espera. La política económica, si se le puede llamar política a ese conjunto de decisiones erráticas que se han ido perpetrando desde que estalló la crisis, se gesta de espaldas a los problemas reales de las pymes, de los autónomos, de los pequeños agricultores y comerciantes. Se han preocupado, eso sí, de salvar a la banca y algunas grandes empresas. Pero se han olvidado de las imprescindibles reformas estructurales, maniatados por unos sindicatos inmovilistas y burocratizados que chantajean con la “paz social”. Tampoco los sindicatos están en los márgenes. Estos siempre están en medio.
¿Quién vive, pues, en los márgenes? Según datos del Instituto Nacional de Estadística, de las 669.268 empresas españolas con más de 2 empleados, 656.221 tienen menos de 100. Es decir, más de un 98%. Son las que no salen en los medios, las que no influyen en las grandes organizaciones empresariales, las que son ninguneadas por el sistema financiero y por la clase política. Son las que todavía dan empleo a más del 80% de trabajadores, las que hoy luchan por sobrevivir en una crisis en cuya génesis no tuvieron nada que ver porque estaban en los márgenes, pero que sufren más que nadie sus efectos devastadores. Porque siguen viviendo, las que siguen viviendo, siempre en los márgenes. Al margen. Sistemáticamente marginadas.