“Estas situaciones vienen por no utilizar como se debe las distintas herramientas que los reglamentos comunitarios en materia de seguridad alimentaria establecen”
Entrevista a Ana Canals, vocal de AESAN
Hace poco más de un año la industria alimentaria española vivía convulsionada por la mal llamada 'crisis del pepino'. Hemos querido conocer de la mano de Ana Canals, vocal de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (
AESAN), hasta qué punto aquel episodio de crisis alimentaria ha servido para reforzar la trazabilidad, ya de por sí consistente, de nuestros productos y elaborar nuevos protocolos que sirvan para seguir políticas de actuación unificadas ante situaciones como las que se vivieron con la crisis del E. coli.
Ana Canals, vocal de AESAN.
La seguridad de los productos hortícolas españoles se puso en entredicho hace un año y ello cuando está demostrado que desde España se ha trabajado intensamente en los últimos años para crear una cadena perfectamente controlada desde origen a destino. ¿Por qué siguen ocurriendo este tipo de situaciones?
Aunque en Europa hemos alcanzado unos niveles de seguridad alimentaria que son los mejores a nivel mundial la aparición de una crisis nunca puede ser descartada. Hemos de tener en cuenta que en España no tuvimos ninguna alerta real por riesgo grave en la salud pública, el brote de E. coli se restringió a Alemania y a un pequeño brote en Francia, todos con el mismo origen.
Muchas veces estas situaciones vienen por no utilizar como se debe las distintas herramientas que los reglamentos comunitarios en materia de seguridad alimentaria establecen. Entre ellos está la Red de Alertas alimentarias que garantiza que los alimentos que puedan representar un riesgo para la salud sean retirados inmediatamente del mercado. En el caso del brote del E. coli alemán se inició y llevó a cabo todo el procedimiento de alertas, como no podía ser de otra forma, al iniciar el gobierno alemán dos alertas con origen de productos en España, sin estar establecido de forma fehaciente que fueran productos españoles los causantes del brote. Esto originó una crisis alimentaria con graves consecuencias, tanto para el sector hortofrutícola español como de salud pública al retrasarse la identificación del origen en Alemania.
Tampoco se utilizaron los procedimientos adecuados de comunicación del riesgo, como el que tenemos en España, que garantizan un único interlocutor en casos de alertas alimentarias y un flujo de información claro con el objetivo de no alarmar innecesariamente al consumidor.
En el pasado Congreso Nacional de Ciencias Hortícolas usted realizó una ponencia sobre cómo las crisis alimentarias pueden ser el detonante de mejoras en el control de producto. ¿Cree que lo que aconteció el pasado año con el E. coli ha hecho aumentar los controles de los productos hortícolas que circulan en la UE y también los que se importan?
Por supuesto, todas las crisis alimentarias han ayudado a ‘afinar’ de alguna forma el sistema. La crisis de las llamadas ‘vacas locas’ sirvió para sentar las bases de la legislación actual en seguridad alimentaria en Europa y esta crisis reciente resultará en un sistema más reforzado. Pero hay que tener en cuenta que al margen de estas crisis que saltan al conocimiento público por sus repercusiones, la Comisión en conjunto con todos los Estados miembros, trabaja a diario en mejorar el sistema, bien marcando nueva legislación o controles o bien anulando los que se evalúan como innecesarios para garantizar la seguridad de los alimentos, pero sin obstaculizar el mercado mundial de alimentos.
Foto: Chris Johnson.
Partiendo de la base de que lo que ocurrió el pasado año fue un error de precipitación, ¿alguien puede asegurar a los productores españoles que una situación similar no pueda repetirse mañana?
Parte del problema residió en iniciar unas alertas alimentarias en la Red de Alertas europea (RASFF) sin suficiente base en el análisis de laboratorio de las muestras. En una de las alertas iniciadas no pudo confirmarse el resultado en el laboratorio nacional de referencia alemán y la otra alerta se trataba de un serotipo distinto al causante del brote. En este aspecto en la actualidad se está trabajando en los grupos de la comisión en unas ‘Guías’ de actuación del RASFF que servirán para que las actuaciones de todos los países que componen la red sea mucho más armonizada.
“La trazabilidad es una herramienta esencial dentro de la seguridad alimentaria, pero además es una obligación para todos los operadores económicos”
Usted informó que en estos momentos se está trabajando en una modificación de la regulación, que afectaría a la autorización de establecimientos, trazabilidad, criterios microbiológicos y a la importación. ¿En qué punto se encuentran esos trabajos?
Se está trabajando en cuatro proyectos de reglamentos que afectan a los brotes germinados que cubren desde la autorización de establecimientos, la trazabilidad, los análisis de laboratorios requeridos para las semillas o el agua de riego, y los requisitos en el control que deben realizar las empresas importadoras de semillas. El Grupo Permanente de Higiene encargado tiene muy adelantados todos estos trabajos buscando el consenso de los Estados Miembros, pero todavía no han sido aprobados por el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y Sanidad Animal. Cuando esto se lleve a cabo en las próximas semanas se habrá dado un paso muy importante para evitar que algo así vuelva a ocurrir.
¿El productor hortícola español es consciente de la importancia que supone que esa cadena de la trazabilidad, que va desde el campo al supermercado, no puede ‘relajarse’ en ningún momento?
La trazabilidad es una herramienta esencial dentro de la seguridad alimentaria, pero además es una obligación para todos los operadores económicos que se establece en el Reglamento marco en Higiene, Reglamento (CE) 852/2004. Hay que tener en cuenta además que la trazabilidad no sólo sirve para localizar, inmovilizar y retirar de forma efectiva y selectiva alimentos y piensos con riesgo en la gestión de las alertas alimentarias, sino que también permite el control de los stocks; ayuda a la certificación de calidad de los productos; facilita los controles oficiales y la comunicación del riesgo, aumentando la confianza de los consumidores.
Desde España se está trabajando en la mejora de los protocolos para comunicar el riesgo y garantizar actuaciones homogéneas en las alertas a nivel europeo. ¿Con qué compañeros europeos contamos en esta andadura?
La AESAN participa en el grupo de Comunicación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que trabaja precisamente en estos temas. En dicho grupo están todos los Estados Miembros y se esta trabajando en la elaboración de una guía de comunicación para el tema de posibles riesgos alimentarios. La comunicación es un tema prioritario al ser el sector de la alimentación tan sensible a la opinión pública.
¿Qué trabajo se está realizando desde AESAN concretamente en el sector hortícola?
La Agencia trabaja de forma continuada en las distintas áreas de posibles riesgos, tanto químicos como biológicos. No sólo en la gestión de los riesgos alimentarios, sino también en la de la evaluación de los mismos y en las estrategias de comunicación. Se trabaja en el seno de los grupos de trabajo de la comisión en la elaboración de normativa clave para este sector que cubre desde los pesticidas al control de microorganismos patógenos como el E. coli. El comité científico de la AESAN evalúa los riesgos y en este sentido está en este momento finalizando un informe del comité sobre recomendaciones para evitar brotes como el acaecido en Alemania. Y no podemos olvidar, dado el daño que se le hizo al sector hortofrutícola, que uno de los aspectos más importantes dentro el área de la seguridad alimentaria es el establecer buenas pautas de comunicación, básicas para la gestión de las crisis alimentarias.