¿Qué es el 'Residuo Cero'? ¿Qué importancia tiene a nivel comercial? En un sector en que la calidad y la trazabilidad de los productos resulta fundamental ha llegado la hora de diferenciarse de la competencia, y el uso en mayor o menor medida de pesticidas está siendo uno de los factores clave que ya están teniendo muy en cuenta distribuidores y consumidores de toda Europa. Javier Arizmendi es gerente de operaciones de Zerya Producciones Sin Residuos, la primera marca de calidad privada que certifica tanto los insumos como los propios alimentos.
Javier Arizmendi, gerente de Operaciones de Zerya.
¿La certificación como ‘Residuo Cero’ es el resultado de unas ‘prohibiciones concretas’ o de una determinada forma de trabajar?
Es el resultado de una forma de trabajar, al menos para Zerya. Nuestro reglamento está pensado para transformar la forma de trabajo del productor y dotarle de una herramienta que le ayude a tomar decisiones y a ir siempre por delante de las incidencias que pueda presentar el cultivo. Si bien, Zerya trabaja con listas positivas de productos aprobados, pero no tenemos autoridad para prohibir nada. Lo que cumple se puede certificar y lo que no cumple se queda como agricultura convencional.
¿Qué pasos ha de seguir un productor que quiere certificar su producción como libre de residuos?
Lo primero es adquirir los conocimientos para emprender las acciones que demandará el sistema, ya sea el propio productor o su equipo técnico. Alguien en la explotación tiene que conocer los requerimientos del sistema y ser capaz de gestionarlos. Una vez se tiene eso, hay que establecer un ciclo de conversión y aprendizaje, hay que adecuar las prácticas, habituarse a registrar y justificar las labores, realizar controles, muestreos, determinar si hay residuos persistentes en el suelo, conocer la casuística de las plagas y enfermedades, conocer el agua con la que se está regando, la nutrición del cultivo, las carencias del suelo, remediarlo, conocer los aliados naturales del cultivo, entre otros factores.
Tras la aprobación definitiva de la Directiva de Uso Sostenibles de Fitosanitarios y la entrada en vigor del nuevo Plan de Acción Nacional, ¿os esperáis que en los próximos años haya una avalancha de productores que quieran certificar sus productos?
Somos muy optimistas en cuanto a la aplicación de la nueva normativa, y pensamos que será beneficiosa, ya conocemos amplios sectores que se están moviendo en ese sentido. Se certificarán al principio los más vanguardistas, de hecho ya lo están haciendo, y sí que tenemos previsto aumentar el número de certificaciones, pero de forma gradual. No creemos que se produzca una avalancha generalizada, mandaría un mensaje erróneo al consumidor. En los cultivos más sensibles a los residuos de pesticidas habrá certificaciones casi desde la entrada en vigor del P.A.N. y, poco a poco, seguirán buscando el certificado aquellos a quienes su mercado se los demande, hay que recordar que no todos los productos se controlan por igual ni todos los mercados son tan exigentes.
“Se certificarán al principio los más vanguardistas, de hecho ya lo están haciendo, y tenemos previsto aumentar el número de certificaciones pero de forma gradual”
Y desde la industria fitosanitaria, ¿se está poniendo interés en desarrollar insumos compatibles con exigencias como las que se pone en este caso desde Zerya?
Sin duda, hay empresas veteranas que han concentrado sus desarrollos en este tipo de tecnologías y también emprendedores y nuevas empresas que están naciendo con esta vocación, que descubre o encuentran una nueva tecnología, que consiguen un avance en algo que ya era conocido y que ponen muchísimo esfuerzo en conseguir productos eficaces para el control fitosanitario y que al mismo tiempo sean benévolos con el medio ambiente e inocuos con el consumidor.
Muchos consumidores pueden pensar que certificación ecológica y certificación ‘Residuo Cero’ es lo mismo. ¿Qué las distingue?
Son dos conceptos diferentes de agricultura. En la producción ecológica u orgánica se pretende hacer una agricultura con la mínima intervención del hombre y utilizando únicamente enmiendas y abonos naturales, y elementos de repelencia y mitigación exentos de cualquier producto químico de síntesis. Estos productos químicos o ‘artificiales’ están expresamente prohibidos, además de que la explotación debe depurarse durante un periodo prolongado para eliminar todo residuo de productos químicos. Como los cultivos no tienen ningún estimulante ni ninguna protección química su rendimiento es sensiblemente menor, igual que sus atributos de calidad, su talla, color, calibre, defectos y costes son diferentes.
En ‘Residuo Cero’ se persigue una agricultura muy avanzada tecnológicamente, con una gran responsabilidad hacia el medio ambiente y hacia los trabajadores agrícolas y por supuesto al consumidor. Se permiten los productos de síntesis que se aportan desde listas positivas que contienen materias activas cuya degradación está comprobada. El uso de los tratamientos es racionalizado basándose en principios de prevención antes que de corrección, y además se priman los productos de origen biológico o biocompatible, al igual que las técnicas de Manejo Integrado. En consecuencia el cultivo conserva el rendimiento y los atributos de calidad de la agricultura convencional pero con el añadido de ser ‘Sin Residuos’, son cultivos rentables a la vez que sostenibles.
El mercado hortofrutícola español es principalmente exportador. ¿Existen grandes distribuidores que operan en el norte y centro de Europa que están empezando a exigir o escoger a productores que cuenten con este tipo de certificados?
Si, definitivamente. Nuestro sistema de producción encaja perfectamente con las iniciativas de seguridad alimentaria y sostenibilidad que están poniendo en marcha muchos distribuidores europeos. Hemos presentado nuestro esquema a diversos distribuidores de Alemania, Suiza, Países Bajos, Reino Unido, Austria, etc., también a cadenas de restauración multinacionales, y hemos tenido buena acogida. De una u otra forma, todos lo están considerando y con algunos estamos avanzando en convenios de colaboración y reconocimiento.
¿Cuáles están siendo los productos que más se están certificando como Residuo Cero?
A nivel de alimentos hay mucho interés en las hortalizas de hoja y ensalada, por razones obvias, son productos que se consumen muy pocos días después de que hayan salido del campo, se lavan y se envasan con la mínima manipulación posible. Se trata por lo tanto de productos que cuentan con mucha presión para demostrar su seguridad. Pero también frutas como la fruta de hueso, fresas y frutos rojos, o las hortalizas que se cultivan en invernaderos, como tomates, pimientos y pepinos, etc. Creemos que la tendencia dominante será que busquen la certificación las frutas y hortalizas que se consumen frescas rápidamente.
¿A nivel europeo existen otros tipos de certificaciones similares, tanto a nivel de insumos como a nivel de productos?
En cuanto a los insumos, sólo podemos hablar de los que están certificados para agricultura ecológica, porque estas tecnologías son muy recientes. Hay muchos fabricantes que declaran tener productos de ‘Residuo Cero’, lo avalan con pruebas de laboratorio, pero no están sometidos a una vigilancia o a una auditoría independiente. A nivel de productos existen algunas iniciativas por parte de las cadenas de distribución que inciden en temas de sostenibilidad y por supuesto en los residuos, pero no con la robustez y metodología con la que lo hacemos nosotros. Conocemos un grupo de agricultores ingleses que han creado una marca con características similares a la nuestra y le exigen a sus proveedores que la cumplan, pero tampoco tienen una auditoría independiente que lo certifique. En eso creemos que somos los pioneros y hasta ahora los únicos en el mercado.
Uno de los objetivos de Zerya es también la formación técnica a través de programas para implantar este tipo de sistemas de producción. ¿Qué acciones se están llevando a cabo en este sentido?
Tenemos dos programas de formación, uno largo de 200 horas y uno corto de 45 horas. Los hemos desarrollado en colaboración con la Universidad Politécnica de Cartagena e Ideagro. Actualmente tenemos un curso corto en marcha que comenzó el 15 abril, y de las 45 horas hay 16 que son presenciales y se dan en Murcia. Pero hemos tenido muchísima demanda, y en particular tenemos un grupo muy fuerte de productores de fresa. Hay muchas cooperativas y productores que se interesaron por el curso e impartiremos una edición especial del curso para Andalucía occidental, dando las horas presenciales en Cartaya en el mes de junio. Para este curso aún es posible matricularse. La siguiente convocatoria del curso la haremos en septiembre y nos gustaría hacerla bien en Almería o sino en La Rioja, porque también queremos llegar a la zona agrícola del Valle del Ebro.