Valles del Esla, S.A. - Buey

Valles del Esla Pastuenco

Carne de buey: de sabor intenso y muy tierna

Foto de Carne de buey
Desde su nacimiento, uno de los objetivos de Valles del Esla fue la recuperación del manejo y crianza en extensivo del buey tradicional. Este objetivo es hoy una realidad, siendo Valles del Esla una de las únicas explotaciones de bueyes en régimen de ganadería extensiva en Europa.

Se trata de un vacuno macho castrado, de raza Parda de Montaña. Su crianza comienza con un periodo de lactancia natural durante 5-7 meses, después se alimenta en los pastizales de las montañas de León en manejo extensivo hasta los 42-44 meses, ejercitándose a más de 1000 m de altura. Posteriormente, permanece estabulado durante un período de unos 6 meses para conseguir el engrasamiento e infiltración adecuados.

La castración permite obtener un tipo de animal con identidad propia, que se utilizaba tradicionalmente para realizar labores agrícolas, y que hoy nos proporciona una carne de calidad extraordinaria representando una producción de futuro para la ganadería tradicional leonesa.

Ficha técnica:

- Denominación legal: Buey.

- Alimentación principal: leche materna, pasto de montaña, forrajes naturales, cereales y leguminosas.

- Manejo: régimen extensivo complementado en fases de reposo.

- Edad de sacrificio: superior a 48 meses.

- Características de la carne: color rojo brillante, de sabor intenso y muy tierna.

- Peso de la canal: en torno a los 550 kg.

Valor nutritivo: la carne de buey aporta altas concentraciones de hierro hemo, de fácil absorción siendo muy recomendable en la alimentación de personas con estados carenciales, mujeres embarazadas o en chicas en edad puberal.

El pasto de alta montaña, base de la alimentación principal del Buey Valles del Esla, en contraposición a otros sistemas de alimentación, contribuye a un mayor depósito en su carne de ácidos grasos poliinnsaturados de cadena larga, tan valorados hoy en día por sus propiedades cardiosaludables (saludables para el corazón). Así como una reducción en la proporción de ácidos grasos saturados, considerados como cardioperniciosos (no saludables para el corazón).