“Las ferias del futuro son aquellas que trascienden su papel comercial, convirtiéndose en 'hubs', donde pasan cosas importantes para el sector”
Entrevista a Francisco Carrió, director general de Alimentaria Exhibitions
14 de marzo de 2012
Cerca de 4.000 expositores –1.300 extranjeros, de 75 países–, así como una afluencia prevista de 140.000 visitantes –35.000 de fuera de nuestro país–. Estas son las cifras que ustedes barajan para Alimentaria 2012, que se celebra del 26 al 29 de marzo en el recinto Gran Via. ¿Cómo llevan, desde la organización, todo el volumen de información, transacciones, sinergias y negocio que maneja un certamen de estas características?
Supone un reto sí, pero lo llevamos con mucho orgullo. Para nosotros es una satisfacción tener en nuestras manos la “gran feria” del sector agroalimentario español, que en estos momentos genera casi el 9% del PIB. Y además, el segundo sector en importancia, solo superado por el turismo, dentro de la industria española. Una industria que ha dado un vuelco, en los últimos años, y mantiene una balanza comercial positiva. En este sentido, nos proponemos mantener la calidad de siempre, conservar la fidelidad de los clientes, y por qué no, mejorar una edición tras otra. Poco a poco, incorporamos novedades, añadimos innovaciones y reinventamos este certamen partiendo de una idea inicial: “Las ferias son el espejo de un sector industrial”. Es necesario pues, acercarlas a los ejes futuros de cada sector, buscando la excelencia ferial. Es innegable que la oferta comercial, el contacto entre oferta y demanda es prioritario, pero cada vez más, las ferias trascienden su papel comercial, convirtiéndose en un punto de encuentro “en el que pasan cosas” importantes para el sector. El net-working, la formación, también son importantes. Y ahí estamos nosotros, organizando la feria con mayor proyección internacional del país.
Centrándonos en la edición de este año, Alimentaria ocupa casi 94.500 m2, una cota similar a la de la convocatoria anterior. Sin embargo, se ha redistribuido para así incorporar dos pabellones nuevos, el 5 y el 7, donde tendrán lugar salones como Congelexpo, Interpesca, Expoconser, Intercarn y el nuevo espacio ‘The Alimentaria Hub’. ¿Qué aporta esta nueva distribución al certamen? ¿Ha influido, de alguna manera, en el número de participantes y en el de posibles visitantes?
Si comparamos la distribución actual con la de Alimentaria 2010, hay que resaltar varias cosas. Por ejemplo, en esta ocasión no hemos ocupado el pabellón 8 del recinto ferial Gran Via. En su lugar, hemos redirigido algunas de las actividades que se llevaban a cabo en salas anexas y las hemos centralizado en el área de exposición. ¿Con qué propósito? Pues con el de poner al alcance de expositores y visitantes aquellos espacios donde “pasan cosas”. Si una firma, líder en el sector, organiza una presentación con la nueva distribución tendrá más repercusión. O que se organicen foros y reuniones de trabajo entre expositores españoles y compradores internacionales, en lugares estratégicos muy visitados por el público. Ha sido un desafío, pero estamos muy satisfechos de la respuesta que hemos tenido. Quizás donde hemos tenido más problemas para alcanzar los objetivos iniciales ha sido en el área de las organizaciones públicas. Principalmente en los pabellones autonómicos y algunas participaciones internacionales que han reservado menos metros que en ediciones interiores, porque la crisis les ha pasado factura. La inversión pública es escasa hoy en día y ahí hemos observado una menor ocupación, aunque lo hemos compensado con la mayor participación de empresas privadas. Todo un logro para Alimentaria 2012, teniendo en cuenta la coyuntura actual.
En cuanto a la segunda pregunta, hemos intentado transmitir al expositor la idea de que trabajamos para él. Por eso, hemos sectorizado la feria. Es importante que cada empresa sepa que vamos a invitar a los compradores de su interés y que junto a su área de influencia se van a celebrar actividades relacionadas con su sector. Además, en Alimentaria 2012 hemos focalizado mucho nuestro esfuerzo hacia el canal de la restauración, especialmente a través del salón Restaurama. El ‘food service’ es uno de los grandes ejes vertebradores de los fabricantes de alimentación en la actualidad. La irrupción hace unos años de la marca blanca ha castigado sus márgenes, por lo que se han visto obligados a desviar sus inversiones hacia otros sectores que les aporten más beneficio. En este sentido, el ‘food service’ es una buena alternativa. Por ello, este año hemos ampliado nuestra inversión en las áreas gastronómica y de servicio a la restauración. Hemos organizado una nueva actividad, a la que hemos bautizado como Food Experience Markets & Trends, una novedad dentro del salón Restaurama. En este caso, hemos programado unas sesiones muy útiles para el restaurador y el profesional de la cocina. Hemos ido más allá de contar con la presencia de chefs reconocidos. Además de tratar temáticas sobre tecnología en la cocina, explicamos cómo trabajar los productos, cómo manejarlos. Primero, para ofrecer un gran resultado al profesional; segundo, para satisfacer al usuario de platos preparados y también al comensal, aquel que come fuera de casa.
Al hilo de lo que estamos hablando, da la impresión que tanto la gastronomía como la dieta mediterránea cada vez cobran mayor protagonismo en el certamen...
La dieta mediterránea siempre ha sido clave para posicionar al sector agroalimentario español en el mundo. Somos afortunados: contamos con una cultura gastronómica tradicional, muy sana, a base de mucha materia prima accesible a todo el mundo. Esto ya es así desde la década de los 60, cuando la empezamos a difundir fuera de nuestras fronteras. Con el tiempo, a medida que aumentaba el nivel cultural de la sociedad también se producían avances médicos y se prolongaba la esperanza de vida. Esta conjunción de factores ha hecho de la Dieta Mediterránea una hoja de ruta en el mundo de la alimentación. La industria ha prestado atención a las preferencias y los intereses del consumidor, por lo que ha destinado un mayor número de recursos a nutrición y salud. Éste es el eje principal, al que se incorporan otros como la conveniencia y facilidad de uso de los productos.
Desde Alimentaria tenemos la obligación de hacernos eco de estos cambios y consolidar nuestra posición como principales difusores de esta cultura gastronómica española al mercado. Y así lo hemos hecho. El programa incluye conferencias y foros donde se abordan temáticas como la obesidad, la sostenibilidad, la responsabilidad social de las empresas en el sector de la alimentación, la importancia del agua en el futuro de la humanidad… todo ello lo integramos en el concepto ‘hub’, un elemento innovador en el mundo ferial. Por ‘hub’ se hace referencia a ese espacio en el que “pasan cosas”. En esta edición, contamos con un ‘hub’ del conocimiento, y otro gastronómico. En este último, tienen cabida actividades como el Congreso Internacional de Gastronomía BCN Vanguardia, el Food Experience, Markets & Trends y el Taste & Flavours, entre otras actividades gastronómicas. Lo que hace falta es tiempo para disfrutarlo…
En esta edición se apuesta, más que nunca, por la internacionalización. De hecho, se ha incrementado un 20% el presupuesto de promoción exterior. Ello parece dar sus frutos y se prevé la asistencia, por primera vez, de expositores de Tailandia, Dubai y Suecia. Además, países como China doblan su espacio de exposición. ¿Qué aporta este nuevo perfil de participación a un certamen como Alimentaria?
Una feria solo se puede considerar internacional, si reúne oferta y demanda también de fuera del país. Aun así, el aliciente principal para un comprador extranjero que se desplaza a una feria como Alimentaria – con una afluencia internacional de 35.000 visitantes– es la exposición de productos nacionales. Piensa que 2/3 de todos los productos que se ofertan en el recinto Gran Via estos días, son españoles. Y ahí está nuestro mérito respecto de otras ferias como Anuga o SIAL, que nos llevan 25 años de ventaja en la captación de público internacional pero que no exhiben tanta oferta autóctona.
En suma, este es un camino largo, pero seguimos consolidando presencia y afluencia internacionales. En Alimentaria 2012, hemos observado una participación menor de países como Italia y Francia, pero también la llegada de empresas de países nuevos. Por ejemplo, Uruguay, Turquía, Marruecos repite experiencia, México será el país invitado… y por supuesto ahora estamos volcados en los países asiáticos, en captar expositores y visitantes. Tailandia, Singapur, China y Japón, que nos va a mostrar una degustación de sus productos. La cocina japonesa es muy parecida a la de nuestro país, en cuanto a materias primas (carne, pescado…).
Y ya para acabar, y teniendo en cuenta las características del sector agroalimentario de transversal –por su afectación sobre otros– y anticíclico –más resistente a los cambios– y a pesar de la coyuntura actual, ¿las perspectivas son buenas para esta Alimentaria 2012?
Las expectativas son buenas. Es cierto que si nos remontamos al año 2008, en el que alcanzamos nuestra punta máxima de participación, hemos bajado 1/3 en metraje, aunque no en número de visitantes. No podemos obviar, debido a la situación económica general, que existe una falta de liquidez en las empresas, que se han reajustado presupuestos –aunque esto ha afectado menos a Alimentaria que a otros certámenes– y que algunas compañías no pueden asistir aunque lo deseen. Estos son algunos factores que influyen en este descenso, pero hay otros. Unas directrices internacionales que obligan a una menor inversión en ferias y una dramática reducción de presupuestos públicos. Esto último afecta mucho al sector alimentario.
Aun así, y en un escenario cuajado de dificultades, hemos logrado mantener la feria a niveles internacionales: una proyección de visitantes que es la prevista y una respuesta, por parte de los expositores, igual a la de la edición anterior, dos años atrás. No olvidemos que tenemos la suerte de operar en el sector agroalimentario, el único no deslocalizable, junto al turismo. Esto es básico, ya que presenta síntomas de estabilidad. A la vez, es un sector patrimonial de mucho volumen y poco margen. Cuando las cosas van bien, no disfruta de los márgenes de otros; pero cuando no es así, no sufre los desfases de otros. Está exento “de burbujas”. Tenemos esperanzas y apostamos fuerte por este sector. Sólo tiene un punto débil: no se ha sabido tratar bien. Hace falta venderlo mejor y darle valor añadido.