Medir el impacto de la sequía para orientar la gestión ganadera en la dehesa
Un equipo liderado por el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa) y con la colaboración de la Universidad de Córdoba ha utilizado datos meteorológicos y de sensores remotos para modelar la productividad del pasto y su nivel de estrés hídrico, estableciendo patrones de relación entre estas dos variables a distintas escalas espaciotemporales. El resultado es una herramienta que permite generar curvas de producción del pasto en función de la disponibilidad de agua. Esta información permite tomar decisiones sobre el manejo del pastoreo o la carga ganadera óptima teniendo en cuenta la disponibilidad de agua, algo muy útil especialmente en periodos de escasez.
El estudio, que se enmarca en el proyecto europeo ScaleAgData, se ha realizado en la zona de dehesa del Norte de la provincia de Córdoba, en las comarcas de Los Pedroches y el Alto Guadiato, donde la ganadería tiene un importante peso económico y social. Se trata además de un ecosistema muy sensible a la sequía, un fenómeno cada vez más frecuente y por tanto una de las principales preocupaciones para el sector agroganadero.
Tal y como explican las investigadoras Ana Andreu Méndez, del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Unidad de Excelencia María de Maeztu - Departamento de Agronomía (Dauco), y María José Muñoz Gómez y María P. González Dugo, que investigan en el Centro Ifapa Alameda del Obispo, se han analizado 17 años de datos históricos meteorológicos y de sensores remotos para modelar la productividad del pasto -basada en la eficiencia en el uso de luz por parte de la planta- y el estrés hídrico -a través de un balance de energía en superficie para estimar evapotranspiración-.
La investigación confirmó que durante las sequías más severas la producción de biomasa se redujo, pero el modelo permitió además cuantificar la severidad de su impacto: en los años más secos de la serie histórica (2001-2018) la producción de pasto se redujo entre un 42% y un 67%. Además, se comprobó que las zonas con pendiente baja y cobertura arbórea moderada eran las más productivas. El análisis y la metodología aplicados han permitido generar curvas de producción del pasto en función de la disponibilidad de agua.
La herramienta se está poniendo en marcha de la mano de Covap, la mayor cooperativa ganadera de la provincia, para que esta información pueda llegar a sus cooperativistas. Y aunque los datos empleados responden a la realidad de la zona estudiada, las investigadoras afirman que los resultados y la metodología pueden adaptarse a otras áreas mediterráneas y semiáridas para apoyar una gestión eficiente y sostenible en un contexto de cambio climático.