IRTA y Batallé avanzan en la selección para construir un ‘súper-cerdo’ que necesite muchos menos medicamentos
En España hay entidades líderes en este tipo de investigaciones, como es el caso del Instituto catalán de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) que, en colaboración con la empresa Selección Batallé, cuenta con un grupo de científicos empeñados en conseguir ese objetivo. La investigadora del IRTA María Ballester explica a Efeagro que llevan cuatro años inmersos en el estudio y ya han conseguido los primeros resultados.
El reto era, en primer lugar, detectar marcadores genéticos, relacionados con la salud y el bienestar animal, que pudiesen ser incorporados en los programas de selección genética de esta especie para conseguir esos cerdos con un sistema inmune mejorado. Para ello, analizaron 30 caracteres genéticos de interés en una población de 432 cerdos de la raza duroc, con ocho semanas de vida y de la misma granja. Una de las primeras conclusiones, de gran relevancia, es que encontraron que "muchos" de esos caracteres tienen "heredabilidades medias-altas", es decir, son heredables y se pueden de ese modo seleccionar para obtener los cerdos deseados.
El siguiente paso era comparar pequeños cambios o variabilidades en la información genética entre unos y otros cerdos que puedan dar información "clave" para el estudio; así detectaron 16 genes candidatos relacionados funcionalmente con la inmunocompetencia, que serán decisivos en las siguientes fases. Los investigadores esperan poder comenzar los experimentos 'in vivo' en 2022.
Imagenes de lechones en una granja.
Esta experta detalla que la incorporación de estos caracteres en la selección genética es “muy buena alternativa“para hacer frente al”problema“de las resistencias a los antibióticos. En 2003, la UE prohibió el uso de Antibióticos Promotores del Crecimiento (APC), que se incorporaban a los piensos para prevenir enfermedades y mejorar el rendimiento de la producción ganadera. Esa prohibición buscaba evitar la sobremedicación de los animales y frenar el fenómeno de las resistencias, pero provocó un repunte de enfermedades en las granjas, con la cronificación de patologías y algunas otras emergentes. Desde entonces, distintos grupos de investigación tratan de encontrar sustancias que puedan actuar de forma similar, pero con mayor seguridad. En el caso del IRTA, la línea seguida no es la búsqueda de ninguna sustancia, sino de genes que sean la llave para que los animales puedan ser más resistentes.
Según Ballester, esta línea inmunogenética trata de hacer frente a los retos que tiene el sector porcino en un mundo que”ha incrementado las demandas de productos de proteínas de origen animal”. A su juicio, es una línea menos estudiada en genética frente a otras como la de conseguir animales más eficientes desde el punto de vista alimentario para que generen una menor huella de carbono o residuos, ya que la sostenibilidad, además de la salud, es uno de los grandes ejes en los que se basan muchas políticas a escala global.