Alex Txikon: “Estamos muy orgullosos de lo que estamos haciendo a pesar de las carencias”
El himalayista vasco se encuentra en el campo base tras haber pasado varios días progresando en la montaña más alta del planeta, equipando hasta el C3 y superando la cota 7.800. Las duras condiciones ambientales, con temperaturas inferiores a los 30 grados bajo cero y un fuerte vendaval que les impedía seguir avanzando, así como la necesidad de aclimatarse hicieron que Alex Txikon y los sherpas que le acompañan en esta aventura invernal, ahora que Carlos Rubio ya no está, iniciaran el retorno.
A su regreso, con los sentimientos a flor de piel, el vizcaíno decidió escribir estas líneas que reproducimos (vía whatsapp, la única vía de comunicación que está pudiendo utilizar).
El día 17 salieron Carlos y Chepal para el C1 (6.050 m) para pasar su primera noche de altura. Quiero destacar la labor de las diez personas que han equipado, en tan solo seis días, la famosa cascada del Khumbu, peligrosa, exigente y que requiere de muchísimo compromiso. Son 2 Icefall Doctors (Nima y Ghense), 6 escaladores amigos (Norbu, Nuri, Chhepal, Furba, Lakpa y Pemba,) más Carlos y yo.6 días muy intensos de mucho peso a cuestas y de equivocarnos mucho, pero con motivación y cariño hemos salido para adelante.
No fue hasta el día 19 nuestra partida, Nuri, Norbu, Furba y yo salimos a las 7 de la mañana y en 4 horas alcanzamos el C1. Los 4 porteamos más de 30 kg, 400 m de cuerda, escaleras... Llegamos, pero Chhepal y Carlos ya habían arrancado para el C2 (6.400 m). El viento soplaba muy muy duro, nos teníamos que tirar al suelo con las fuertes ráfagas, pero fuimos solventando los diferentes obstáculos que el glaciar nos proponía, grieta a grieta, y calculamos bien; fue necesaria hasta la última escalera. Una vez superada la última grieta sin fondo, nos adentramos en el valle del silencio, que de silencio tenía poco ya que el viento apenas nos dejaba escucharnos.
Los 6 escaladores remontamos por primera vez está pendiente muy tendida. Pensé que los Icefall Doctors nos acompañarían hasta el C2, pero esta vez no fue así. Seguimos ascendiendo con mucho peso y el viento seguía soplando con mayor intensidad. Veo que algo no marcha bien, Carlos va sufriendo mucho, aunque como va con más de 30 kg, pienso que quizás sea eso. Al llegar a c2, montamos las tiendas en condiciones bastante duras.
Pasamos los seis (Norbu, Nuri, Chhepal, Furba Carlos y yo) la noche lo mejor que podemos. Al día siguiente amanece frío, pero nuestra motivación está tan alta que tres decidimos empezar las labores hasta el C3 (7.300 m). Partimos Norbu, Nuri y yo, con miedo ya que igual que días anteriores nos adentramos en lo desconocid. Estamos en invierno y los tres solitos atravesamos el glaciar y a unos 6.700 m encontramos nuestro primer problema del día: la rimaya. Nos cuesta más de dos horas visualizar, entender y después atacar su flanco más débil y seguro.
Empezamos a equipar, nos vamos relevando y alcanzamos los 6900 m, más o menos. El día es regularzillo y nos bajamos muy rápido al C2. Se nos unen Lakpa y Pemba, que suben más material. Pasamos una noche bastante buena y decidimos descansar el día 21 tras dos intensas jornadas para todos.
Algo no marcha bien, Carlos ha empeorado y es su cuarta noche en altura. Caminamos 10 minutos y a él le cuesta 5 veces más; apenas camina 6 pasos. Comunico con la base para su evacuación.
Cuando oímos el helicóptero yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Era un milagro hecho realidad, menos mal, ya que una noche más para Carlos hubiera sido muy dura y creo que no hubiera tenido las fuerzas suficientes para descender a CB. Todo el protocolo que hemos seguido ha sido duro intenso y de un desgaste altísimo. Finalmente el helicóptero pone rumbo a CB junto con Carlos y el piloto y con ello se desvanece todo nuestro plan inicial y el equipo queda muy tocado pero no hundido. Carlos, nos has dado tu motivación, ilusión y ganas de afrontar, como persona eres un tío grande muy grande, te echamos de menos. Agradecer al piloto y a Seven Summits su rapidez y agilidad en este vuelo peligrosísimo desde 6400 m.
Tercera noche en C2. La expedición ha dado un vuelco, nos juntamos los 7 escaladores y decidimos salir por la mañana una vez sabida la situación favorable de Carlos en Lukla. Partimos pues en la mañana del 22 con la intención de llegar a C3 y montarlo y dormir allí. El día es muy duro, con demasiado viento, pero partimos pensando que amainará.
Norbu, Nuri, Chhapal y yo encontramos una minúscula tienda de campaña en C3, entre 7300 y 7400 m. El crujido de un serac nos está acechando. Una noche muy dura con mucho frío y sin poder dormir por el fuerte viento. ¡Cualquiera sale del saco de dormir con la que está cayendo! Desde el CB nos cuentan que ayer hubo de -30ºC a -35ºC. En el C3 no nos pegará el sol hasta las 11 de la mañana.
Chhepal no se encuentra bien y decide bajarse. Norbu, Nuri y yo salimos los tres con la intención de equipar tofo lo que se pueda. Empezamos a escalar y apenas puedo mantener el calor en dedos de las manos y de los pies. Nos la estamos jugando. ¡Qué hora tan larga y con el sol no os penséis que cambia mucho la cosa! El frío es muy intenso y el viento empieza a soplar.
Ellos también quieren subir a la cumbre del Sagarmata, Everest en la lengua local. Norbu la ha escalado siete veces, Nuri tres. Pero les encantaría hacerlo en invierno y sin usar oxígeno artificial, por tanto apretamos los dientes. Vamos progresando y ganando metros: 7.500, 7.600 y tras sobrepasar la bandas amarillas llegaremos a unos 7.800. Estamos contentos de lo que estamos haciendo un equipo muy reducido, con muchas carencias para semejante empresa.
Descendemos lo más rápido que podemos rapelando por las cuerdas fijas con un dolor tremendo en nuestros gemelos y dedos de los pies. Furba se acerca a nuestro encuentro con algo de agua y té caliente. Nuestros cuerpos doloridos y maltratados lo agradecen y es tan grande el orgullo y satisfacción por el trabajo realizado que el agotamiento o cansancio parece no florecer en nuestros cuerpos.
Llegamos a C2 y Lakpa y Pemba han cocinado un dallbhat, arroz con lentejas.¡Joer qué pasada encontrarte con semejante manjar a 6400 m! Comunico con el CB y hablo por radio; Carlos está en Katmandú. Estoy contento y feliz aunque sigue en el hospital. Qué bien, ya que todo el día rondando en mi cabeza.
Comemos el dalbhat y nuestros cuerpos caen rendidos como en una maldición. Una maldición de la que tenemos que salir nosotros solitos. La mañana del 24 despejada, como casi siempre fría, pero los rayos del sol calman nuestro cansancio y hacen más llevadero estos momentos.
Recogemos todo y bajamos muy rápido por el valle del silencio; marcamos con cañas de bambú el glaciar. Me gusta más siempre marcarlo de descenso ya que siempre depuras en errores o trazas mejor dicho la ruta. ¡Qué contentos que vamos!
No llegará a una hora desde C2 a C1, comento que llegamos para el ‘hamaiketako’ y me emociono tengo ganas de bajar a CB y contarles los momentos del rescate de Carlos a Pablo y Aitor y si hice lo correcto. Empiezo literalmente a correr para abajo por las cuerdas fijas y de repente la maldición: ¡La cascada se ha caído! Nadie dijo que iba a ser fácil, ni sencillo, pero sí que el compromiso iba a ser muy alto y que nos tendríamos que buscar nosotros mismos las castañas del fuego;. Estamos con la ruta colapsada en un sitio peligroso muy difícil. ¿Cómo continuar con el material que tenemos?
Estoy entre nepalíes, no hay rostros alentadores. Creo que quieren regresar a c2. Oigo la palabra vivac y sugiero: “Estamos solos, ¿no?” Los ice doctors no van a poder ayudarnos asi que nos toca buscarnos la vida”. Se hace el silencio. Me ato a una cuerda y me aseguran y trato de buscar una salida en este dichoso laberinto, tratando de escapar de esta maldición. ¡Es una locura, estamos jodidos! ¡Piensa Alex, piensa! Doy con una posible salida peligrosa, pero al menos no kamikaze. Doy el relevo a Nuri y por fin! ¡Juju, ya se acabó nuestra maldición! Pero no ha hecho más que empezar. En tres ocasiones más la cascada está completamente colapsada. Si lo hemos hecho una vez, lo haremos tres más.
Y lo que iba a ser una vuelta a casa sencilla ha sido todo un día de esfuerzo buscándonos la vida con los recursos e ideas que aportamos cada uno de nosotros. En la primavera hay mucha gente transitando esta cascada. A diferencia de ahora, creo que 20 escaladores ice doctors se encargan del mantenimiento. Nosotros estábamos y estaremos solos así que esto sirve de aprendizaje. Nadie nos dijo de que iba a ser sencillo, pero estamos aquí, por la hermosura del invierno y su soledad. ¡Veremos de lo que somos capaces!
Norbu antes de llegar al último rapel me dice: “Alex, ceo que hace más de 20 o 30 años que ningún occidental ha hecho lo que estás haciendo tú”. Lo pienso y creo que no será así, pero le contesto que me gustaría subir allí arriba y bajar todos. Será cuándo hayamos hecho el Sagarmata y para ello hay que trabajar duro, muy duro.
Le abrazo a él primero y después uno por uno al resto del equipo. Les agradezco su trabajo uno a uno, me emociono y les digo que creo que lo estamos haciendo bien. Eso creo. Ahora aquí es muy tarde, pero estoy muy a gusto escribiendo para todos vosotros. Os tengo aquí conmigo.
Muchas gracias, Alex.