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El Pirineo ha perdido una cuarta parte de sus glaciares en 35 años

Redacción - @OutdoorActual04/04/2016
Vista aérea del glaciar de la Maladeta ©CHE
Vista aérea del glaciar de la Maladeta ©CHE

Los datos climáticos y geográficos del Instituto Pirenaico de Ecología y las universidades de Zaragoza, Jaén y País Vasco, entre otros, no dejan lugar a duda de la desaparición paulatina del hielo glacial en el Pirineo. Desde 1980 hasta hoy hemos visto desaparecer una cuarta parte de la superficie glaciar que existía en la vertiente sur de los Pirineos.

La disminución de esta superficie helada es alarmante si atendemos a los casos de las mayores masas de hielo de la cordillera: en el glaciar de La Paúl en Posets ha desaparecido en estos últimos 35 años el 75 por ciento de lo que antes existía, en el de Aneto la pérdida glaciar ha sido del 54 por ciento, y en el Monte Perdido, aunque la merma no ha sido tanto en superficie helada –un 24 por ciento-, sí que ha sido muy notable en volumen y espesor. En concreto, en el año 2012 sobreviven 8 heleros y 10 glaciares que alcanzan una extensión total de 160,4 hectáreas.

Los años 2014 y 2015 han sido, junto a 2011, los tres años más cálidos de la serie histórica de referencia según los registros de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Para Luis Cancer, profesor de la Universidad de Jaén, estos datos referenciales concuerdan con los registrados en la estación Aneto 3050, situada casi en el techo de Aragón, donde en 2014, durante once meses los valores térmicos se situaron por encima de la media. “Si comparamos el año 2015 con 2014, el invierno de 2015 es más frío, pero el verano fue más cálido que en 2014, con meses con temperaturas por encima de la media. Mientras que 2014 fue año de precipitaciones abundantes, 2015 quedó claramente por debajo. Los meses de acumulación nival, salvo febrero, fueron muy secos, lo que unido a las muy altas temperaturas del tramo marzo-agosto provocó una situación de los glaciares pirenaicos de acusado retroceso”, comenta Cancer.

Por otra parte el Programa ERHIN (Evaluación de los Recursos Hídricos procedentes de la Innivación) que desarrolla el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro, realiza diversos trabajos para obtener indicadores que permitan caracterizar el cambio climático. En este marco cabe destacar el seguimiento detallado del glaciar de La Maladeta, que actualmente tiene"una superficie de 23,58 hectáreas, habiendo sufrido una reducción de un 15 por ciento de su superficie en los últimos cinco años. Así mismo, supone una pérdida del 53 por ciento desde 1991, cuando el glaciar presentaba una superficie de 50 hectáreas. Las pérdidas acumuladas de hielo en la parte terminal del glaciar alcanzan los 35 metros. Todo ello indica una clara regresión de este aparato glaciar”, confirma la directora del programa María Luisa Moreno. En el periodo 2014-2015 dicho estudio destaca notables pérdidas de superficie y de espesor en el glaciar de La Maladeta. La pérdida de espesor medio en esta masa de hielo ha sido de 2 metros, sólo superado en el año 2011-2012 con casi 3 metros de espesor perdido.

Glaciares en fusión y otros ya extinguidos
Para Fernando Lampre, geógrafo y presidente del Patronato del Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos, “los registros globales sobre la retirada de los glaciares pirenaicos son realmente contundentes. La pérdida de superficie total ha sido del 50 por ciento entre la Pequeña Edad del Hielo (datos de mediados del siglo XIX) y 1980. Pero todavía es mucho más acentuada esta pérdida si analizamos lo que han sido las tres últimas décadas, entre 1980 y 2012, donde se registra un retroceso negativo del 75 por ciento. En este mismo periodo, los glaciares de los Alpes, a una latitud más norteña y con altitudes por encima de los 4.000 metros, solo habrían perdido en torno a un 40 por ciento. Son diferencias que muestran la gran sensibilidad de los glaciares pirenaicos al calentamiento global y su situación límite en el contexto geográfico de la cordillera”.

En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es donde el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) realiza mediciones anuales mediante técnica de láser escáner. “Los resultados obtenidos sitúan la isoterma de los 0º C a 3.000 metros de altura, lo que limita mucho la acumulación de hielo en el glaciar. Se confirma una rápida degradación del glaciar, con una pérdida media de espesor de 3 metros, alcanzándose puntualmente pérdidas que exceden los 7 metros. En este próximo año se espera conocer el volumen total de hielo que queda en el glaciar, mediante la técnica de georadar, y conocer mejor su dinámica mediante técnicas de interferometría”, explica Ignacio López, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

A todo eso también hay que añadir que ya en las últimas décadas han desaparecido aparatos que estaban catalogados o cartografiados como “glaciares” hasta las décadas de 1970-80. Las principales bajas serían los glaciares y heleros de las vertientes meridionales de Balaitús, Vignemale y Perdiguero-Cabrioules, Cregüeña, Llosás o Coronas.