El esquí de travesía, una nueva tendencia deportiva
Huye de las aglomeraciones. Vive una experiencia de esquí lejos del telesilla y el bullicio de las estaciones. Llega hasta lugares recónditos y goza de impresionantes vistas invernales desde la cima antes de regresar al valle deslizándote por nieve virgen. Estos son algunos de los grandes atractivos del esquí de travesía, pero hay que tener en cuenta que se trata de un deporte duro que se practica en un entorno alpino frío y con un riesgo notable de aludes.
Si deseas iniciarte en el esquí de travesía, te ofrecemos a continuación algunos consejos y sugerencias para elegir el equipo más adecuado, así como información de seguridad sobre las avalanchas.
De unos años a esta parte el esquí de travesía ha alcanzado una gran popularidad. Según los clubes alpinos, en la región de los Alpes hay más de un millón de personas que suben la montaña con esquís. Se trata de un fenómeno cada vez más extendido debido al enorme atractivo que supone esquiar sobre nieve virgen en la bajada mientras se comparte una actividad al aire libre con los amigos. Para algunos practicantes de esta modalidad deportiva el objetivo es ir más rápido y llegar más alto y más lejos que nadie, mientras que otros tienen puesta sus miras en la bien merecida ducha caliente y copa de después.
El esquí de montaña y el esquí de travesía se han afianzado como deportes que aúnan diversos aspectos, desde la salud y el disfrute hasta el rendimiento, la competición y la aventura. Para iniciarse en este deporte es imprescindible tener una buena preparación y elegir bien el equipo, la escuela de esquí y el transmisor de avalancha, así como decidir sobre la necesidad de una nueva prenda funcional, posiblemente un producto altamente transpirable Gore-Tex Active. Posteriormente, debe planificarse el recorrido prestando atención a la previsión del tiempo y los avisos de aludes.
Consejo 1 - Información de seguridad sobre aludes y el estado de la nieve
Cualquiera puede disfrutar del esquí de travesía, siempre que esté familiarizado con todos los aspectos de esta práctica deportiva y los riesgos que conlleva. Organizar una excusión alpina en invierno es más complejo que en verano y es imprescindible estar bien preparado e informado sobre los peligros que entraña la montaña. Además de estar en buena forma física, hay que saber juzgar el esfuerzo adicional requerido si las cosas se complican si, por ejemplo, hace más frío o se levanta más viento de lo previsto. En este sentido, es importante saber orientarse y también conocer el clima de la zona y su variabilidad, además de las normas de seguridad sobre aludes y el estado de la nieve.
Los Servicios Europeos de Previsión de Aludes (EAWS) facilitan información sobre la estabilidad de la nieve y el peligro de avalanchas. También se puede consultar el tiempo en las montañas en diversas páginas web.
Consejo 2 - Equipo especial para el esquí de travesía
El esquí de travesía requiere un equipo bastante específico. Incluso los esquiadores más expertos necesitan invertir en un nuevo equipo cuando abandonan los confines de las estaciones de esquí para explorar el campo abierto. El esquí alpino y el esquí de travesía requieren unas fijaciones, botas y prendas muy distintas, a lo cual debe añadirse el equipo de supervivencia en caso de avalancha, que incluye un transmisor de avalancha (especial para encontrar a personas bajo la nieve), una sonda de avalancha y una pala para desenterrar con rapidez a una persona que haya quedado sepultada.
Los airbags inflables también ayudan a salvar vidas. Aunque su precio es elevado, ayudan a mantener la cabeza de la víctima por encima de la nieve en el caso de alud. Cuando se trata de airbags, no hay que escatimar en el precio, puesto que cuanto más caros son, mejores son. Los nuevos airbags son más precisos y fáciles de manejar. Para más información sobre los airbags de avalancha y otros accesorios de supervivencia, acude a una tienda especializada o a una escuela de esquí de travesía y alpinismo.
Consejo 3 - El software: vestirse por capas
Las prendas de esquí de travesía deben ofrecer un alto rendimiento, ser cómodas y mantener la temperatura corporal, algo que es más fácil de decir que de hacer, dado que en el valle las temperaturas suelen ser relativamente cálidas, mientras que en la montaña el frío puede ser gélido y puede hacer viento o nevar. Además, durante el ascenso el cuerpo genera una enorme cantidad de transpiración y calor, pero cuando te detienes a descansar en la cima o bajas esquiando, el cuerpo se enfría con rapidez. Por ello es imprescindible estar bien protegido del frío y el viento y la mejor manera es vistiéndose por capas.
En primer lugar, debe llevarse una prenda de base ajustada y funcional de un material de secado rápido (fibras sintéticas o lana merino), después una capa aislante como, por ejemplo, un forro polar y, como tercera capa exterior, una chaqueta y/o pantalón cortaviento e impermeable. Los productos Gore-Tex Active han sido especialmente desarrollados para los esquiadores de travesía más ambiciosos. Son prendas de marcas como Maloja (maloja.de), Dynafit (dynafit.de) y La Sportiva (lasportiva.com) fabricadas con la tecnología de producto Gore-Tex Active. Creadas para ofrecer una transpirabilidad extraordinaria, son ideales para actividades altamente aeróbicas como los ascensos rápidos de esquí de montaña u otras actividades outdoor intensas que requieren un gran esfuerzo físico.
La mochila debe incluir unos guantes de recambio, una prenda base adicional y, si se prevén temperaturas extremadamente frías, una capa aislante adicional (p. ej. un plumón ligero) para llevar en los momentos de descanso durante el ascenso y en la cima.
Consejo 4 – El hardware: el compromiso entre el ascenso y el descenso
La mayor diferencia entre el esquí alpino y el esquí de travesía radica en el hecho de que en el primero simplemente se hacen bajadas, mientras que en el segundo se sube la montaña con los esquís puestos. Para ello se colocan pieles en las suelas de los esquís, que permiten ascender por pendientes de hasta 30 º sin deslizarse hacia atrás. La fijación del esquí de travesía también es especial, puesto que durante la subida no se fija detrás a fin de poder levantar el talón y facilitar el movimiento natural del pie, como en el esquí de fondo. Antes del descenso, se fija el talón como en el esquí alpino.
En los ascensos, las botas de esquí de travesía no son tan rígidas como las de esquí alpino y son flexibles alrededor del tobillo. Además, incluyen unas suelas perfiladas que facilitan un agarre seguro cuando es necesario caminar y cargar con los esquís (por las rocas o en pendientes muy pronunciadas). Antes de iniciar el descenso, las botas pueden cerrarse para ofrecer la rigidez típica de unas botas de esquí alpino.
Consejo 5: Seguridad sin compromisos
Esquiar en nieve virgen es una de las mejores sensaciones que existen, pero la nieve profunda y las pendientes pronunciadas siempre entrañan un riesgo de avalancha que puede poner en peligro la vida del esquiador. Uno de los principales objetivos de todo esquiador de travesía y freerider debe ser evitar las situaciones de peligro. Sin embargo, cuando uno se aventura fuera pista, nunca puede descartarse el riesgo de alud, por bien preparado que se esté. Por eso es necesario llevar algo más que los esquís, las pieles y los bastones. Siempre hay que contar con un equipo de seguridad básico que incluya una sonda de avalancha, una pala metálica y un transmisor de avalancha (especial para localizar a personas enterradas bajo la nieve). El transmisor debe estar siempre encendido y en modo de transmisión.
Todos estos elementos ayudan a rescatar con mayor rapidez a las víctimas de avalanchas, aunque siempre se trata de una carrera contrarreloj: una vez transcurridos quince minutos sepultado en la nieve, las posibilidades de supervivencia menguan y, tras treinta minutos, descienden al 50%. El objetivo, por lo tanto, es no quedar enterrado. En este sentido, los airbags de avalancha pueden marcar la diferencia, aunque no siempre. La finalidad de estos grandes airbags inflables es mantener la cabeza de la víctima por encima de la nieve. No obstante, de nada sirve tener el mejor equipo del mundo si no se sabe utilizar correctamente. Por ello es necesario recibir la formación adecuada en técnicas de seguridad y practicar, practicar y practicar.
Consejo 6 - Practicar en pista
Cada vez hay más esquiadores que practican el esquí de travesía en las pistas de las estaciones de esquí. El inconveniente es que no te alejas de las grandes aglomeraciones ni te adentras en terreno virgen, pero la ventaja es que no tienes que preocuparte de los aludes ni de la orientación. Además, las estaciones dotadas con cañones garantizan la presencia de nieve durante toda la temporada. Esta manera de hacer esquí de travesía es ideal para los principiantes, que tienen la oportunidad de practicar con el equipo y mejorar la técnica.
El equipo de seguridad arriba descrito no es necesario para la estación de esquí, siempre y cuando las bajadas se realicen en pista. Ascender sobre nieve pisada es más fácil, pero hay que tener cuidado con los esquiadores que bajan a toda velocidad. Para evitar problemas, deben respetarse las señales y preguntar de antemano si existe alguna restricción. Algunas estaciones tienen rutas específicas de subida. Algo que jamás debe hacerse es bajar de noche, dado que es el momento en que las máquinas pisanieves preparan las pistas para el día siguiente y puede ser muy peligroso. En conclusión, aunque el esquí de travesía en pista pueda parecer una solución fácil en primera instancia, también implica cierto riesgo, por lo que es importante cumplir las normas y actuar con responsabilidad.
Consejo 7 - ¿Cómo se empieza? Al principio, con tranquilidad
Si te apetece probar este popular deporte después de leer esta información, hay estaciones que disponen de grandes instalaciones para iniciarse en el esquí de travesía. Tal y como sucede con casi todos los deportes de montaña, se recomienda empezar con recorridos cortos y sencillos antes de enfrentarse a recorridos largos y difíciles. No intentes hacer demasiado antes de tiempo ni corras ningún riesgo. Quizá la mejor manera de empezar sea con un circuito guiado tras asistir a un curso introductorio para conocer las competencias básicas necesarias y obtener consejos de seguridad en avalanchas.