El penúltimo esfuerzo de Pauner en el Everest
La temporada primaveral sigue avanzando en el Himalaya y va llegando el momento de la verdad. El jacetano Carlos Pauner, que se encuentra en el Everest donde espera culminar sus catorce ochomiles, ha diseñado la estrategia que le tiene que llevar hasta la cumbre más alta del mundo: quiere aclimatar a los 8000 metros antes de llevar a cabo el ataque final. Así lo explica en su blog.
"Nuestros planes definitivos ya han tomado forma. Necesitamos dar el último y gran paso en nuestra aclimatación y ya tenemos fecha. El próximo día 12, de madrugada, pondremos rumbo de nuevo a ese peligroso caos de bloques de hielo de la cascada, con intención de superarla y llegar al campo 2 a 6.400 m de altura. Al día siguiente, en plena noche echaremos el resto para intentar llegar de tirón al collado sur, a 8.000 m de altura, instalar nuestro campo 4 ahí y descender de nuevo al campo 2. Al día siguiente, el 14, bajaremos al campo base ya con la intención de recuperarnos de este titánico esfuerzo y estar listos para la batalla definitiva, para el ataque a cima que tendrá que producirse en torno al 22-25 de mayo.
Va a ser un desgaste descomunal, pero estoy convencido que es la única forma de conseguir la aclimatación a la altura necesaria para acometer una ascensión sin oxígeno a este coloso de la Tierra. Va a ser como escalar un ochomil antes de enfrentarnos a nuestro objetivo y por tanto el desgaste orgánico y mental que vamos a sufrir va a ser muy considerable. No obstante, en los días de descanso espero que tendrenos la capacidad de recomponernos y estar listos para ese último y definitivo esfuerzo.
Ahora son días de calma, de hacer planes y a partir de ahora todo se precipitará sin remedio, con velocidad de vértigo. Sin casi darnos cuenta estaremos en esa noche definitiva del ataque a cima, donde todo se juega a una carta, donde el desenlace será incierto y todo estará por hacer.
Ahora más que nunca hemos de fortalecer nuestra mente, vencer a nuestros demonios, engañar a nuestro cuerpo que no desea enfrentarse al hielo, al frío y a la altura extrema. Hemos de dejar todo eso atrás y convertirnos en guerreros de altura, que luchan libres por sus sueños y nada les detiene. Nuestro mundo está allá arriba. Nuestra redención está alla arriba. No habrá nada que nos detenga y este penúltimo escalón por superar va a ser una buena prueba de nuestra determinación y capacidad.
Miro a mis compañeros, más taciturnos que de costumbre. Es normal. Debemos despojarnos de todo lo que nos hace débiles y eso cuesta. Rememoro recuerdos de otras muchas expediciones en situaciones similares. Me acuerdo de muchos compañeros que ya no están aquí, aunque los llevo dentro. Parte de su fuerza está conmigo. Me ayudarán en las decisiones difíciles y yo me siento feliz de tener todo ese bagage de años y años junto a ellos en mi interior. Tengo ganas de veros titanes, pero aún no.
Trato de dejar todas las dudas atrás y me regocijo en lo bien que ha salido todo hasta la fecha. Todo según lo previsto y eso nos ha colocado aquí, en puertas de lo importante. Todo está hecho y queda todo por hacer. Todo depende de nosotros y de nuestra montaña. Fácil y complejo a la vez.
En unas horas acariciaremos una vez más la cota de los ocho mil metros. Ahí sabremos si somos dignos de estar en la cima de la madre Tierra o no. La miraré con respeto y sabré su respuesta. Espero estar a la altura."