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El momento de renovar tu equipo de escalada

Redacción OutdoorActual17/09/2013
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Saber cuando retirar nuestro material de escalada es una decisión crucial pero no siempre fácil de tomar. Os ofrecemos unos cuantos consejos gracias a la tienda vasca Landher, que debéis apoyar siempre con vuestro sentido común.

Desde que hace ya varios años el escalador americano Todd Skinner falleciera al romperse la cinta ventral de su arnés (cosa que pocos pensábamos que podía llegar a ocurrir), muchos han empezado a replantearse cuanto aguanta el material y hasta cuando debemos mantener en activo nuestro equipo. Ésto no es broma, ya que desde entonces, hemos visto más que nunca aros ventrales de arneses reforzados con un cordino, por si acaso... Habitualmente, tendemos a pensar que el material tiene una vida casi ilimitada, y sólo lo cambiamos por causas de fuerza mayor, como encontrar un pique en la cuerda, por ejemplo.

Los fabricantes recomiendan el cambio demasiado pronto, y nosotros solemos cambiarlo demasiado tarde, normalmente. Os ofrecemos unos consejos para poder confiar enteramente en vuestro equipo, pero la regla general debería ser: ante la duda, lo cambiamos:

- Cuerdas: Un signo claro de vejez de una cuerda es la pérdida de elasticidad, y por tanto la pérdida de su capacidad de absorber las caídas. Cuando la camisa saca mucho pelo es señal de que la cuerda está usada, pero no tiene porqué estar necesariamente en mal estado. Es recomendable revisar la cuerda tras cada uso, aprovechando el momento en que la plegamos. Una doble inspección (visual y mediante el tacto) nos permitirá localizar puntos donde pueda haber piques en la camisa, zonas más blandas al tacto que pueden significar deslizamientos de la camisa sobre el alma, o puntos de la cuerda que hayan sufrido repetidas caídas de factor considerable.

A modo de orientación, una cuerda debería cambiarse a los tres años si la usamos cada fin de semana; o tras un año de uso intensivo. Si se guarda (sin usar) en un lugar limpio y seco, pueden durar bastantes años, pero perderán elasticidad y parte de sus propiedades dinámicas. Una cuerda que en su día era de 10.5 mm. y hoy ya roza los 13 o 14 también está pidiendo a gritos el cambio; esto va por los clásicos amantes del material antiguo... Si os decantáis por cuerdas de 70 metros, cuando empiecen a dar señales de desgaste podéis cortarle 4-5 metros por cada extremo y alargar así su vida, ya que las cuerdas sufren mayor deterioro en los cabos. Loa fabricantes recomiendan retirar las cuerdas con 5 años de vida, pero esto depende del uso, a veces será más, a veces mucho menos.

- Cintas, aros y demás material textil: Las partes textiles del material, como son las expreses, los arneses, cintas, etc...tienen su gran enemigo en la forma en que los guardamos. Es fundamental no guardarlos mojados o junto a materias ácidas o corrosivas. Lo de las materias corrosivas es de sentido común, pero lo de no guardar el material mojado es algo que no todo el mundo acaba de asumir... Si las mantenemos en condiciones apropiadas, es difícil que fallen por rotura, pero no hay que pasarse, cuando las veamos con signos de desgaste importante, hay que cambiarlas. Agentes perjudiciales para el material son la tierra y/o la arena que se cuela entre las fibras, y la exposición continuada a los rayos UV. Si somos de los que dejamos el material siempre por el suelo, no estaría de más una pequeña cepilladita antes de guardarlo. O más fácil aún, acostumbrarnos a no dejarlo siempre en el suelo. Sabed que Todd Skinner era consciente de que el anillo de su arnés estaba muy desgastado, pero aún así decidió arriesgar y seguir escalando, y el anillo se rompió...

En los arneses el punto crítico es la zona de encordamiento, por lo que prestaremos especial atención al estado de ésta cuando revisemos el material. El anillo ventral en particular no suele ser un punto de ruptura, y más aún teniendo en cuenta que está tan a la vista que cualquier pequeño desgarro o despunte en la costura lo localizamos rápidamente y no pasa desapercibido. El material textil en general, sobre todo los arneses tiene una vida aconsejada de 5 a 10 años máximo.

- Mosquetones: Los mosquetones tienen impresas las resistencias que alcanzan. Todos sabemos que no es lo mismo un mosquetón en transversal que en su posición correcta, y no digamos en abierto. Por lo tanto, la primera regla es asegurarse de que funcionan en posición correcta. Dicho esto, hay que comprobar que el muelle de cierre y los pasadores del gatillo funcionen correctamente y cierren a la primera y sin quedarse semi-bloqueados a la mitad. Si esto no es así, es posible que a pesar de haberlos posicionado bien se abran debido a las vibraciones y funcionen en abierto. Por lo demás, el mosquetón puede sufrir la llamada fatiga de material, y la aparición de micro fisuras que no podemos controlar a simple vista.

Como reglas generales, un mosquetón lo cambiaremos si ha sufrido caídas importantes, o caídas moderadas en posición de trabajo incorrecta, y siempre que se nos caiga desde altura. Poniéndonos estrictos, retiraremos de "la primera línea" los mosquetones que no cierren bien. Probaremos tres o cuatro veces, y si el cierre no responde, deberíamos desecharlo. Los muy activos observarán, sobre todo en escalada deportiva, unos bonitos y acentuados surcos en el mosquetón curvo del expres debido al roce continuado de la cuerda. Aquí no hace falta dar consejos para que cada uno sepa hasta donde quiere apurar sus mosquetones. Un mosquetón que caiga al suelo desde altura debe descartarse automáticamente; lo destinaremos a colgar las zapatillas, los empotradores, o para atar al perro. Aunque a simple vista parezca que esté bien. Vigilad también las muescas o cortes que pueda tener un mosquetón debido al trabajo intensivo sobre los bordes de las chapas, clavos, o cables de los empotradores. Esas mismas muescas si son grandes pueden erosionar la cuerda debido al roce continuo.

- Empotradores: El punto débil es sin duda el cable. La ruptura debido a una caída sucederá a buen seguro en la junta, pero si les sometemos a carga constante, (como en artificial, por ejemplo) es más fácil que "cortemos" el cable contra aristas o bordes cortantes. Los cables sufren mucho al intentar sacar a lo bestia empotradores que se resisten . De todas maneras un simple vistazo suele bastar para saber si está en estado precario o no. Y siempre podemos retirar el cable y aprovechar la cabeza pasándole un cordino fino de kevlar...

- Friends: Los friends pueden estropearse de mil maneras, pero sobre todo fallará el sistema de desplegado/plegado de las levas (los cables); o el vástago si éste no es flexible, ante caídas cuando emplacemos el friend en fisuras horizontales. Debido a su compleja estructura, requieren una inspección mas detallada y minuciosa (tiradores, tensores, levas, muelles, vástago...) Al igual que los mosquetones, preservarlos de la suciedad y agentes corrosivos. Si se rompen los cables, podéis llevar a cabo ésta sencilla operación :Truco friends Y si se caen aunque nos duela en el alma, porque baratos, lo que se dice baratos no son, deberíamos retirarlos. Es una decisión dura, pero nadie dijo que esto fuera fácil.

- Placas y sistemas de freno: Excepto los sistemas automáticos como el Gri-gri, Sum, Cinch y similares, las placas tradicionales no son más que una pieza de metal que no necesita mantenimiento especial. Las placas y ochos se desgastan con el uso, pero es un desgaste que salta tanto a la vista que entendemos que no hace falta indicar cuando hay que cambiar un ocho por desgaste (mucho hay que rapelar para tener que tirar un ocho a la basura...) En los sistemas automáticos, ojo a la suciedad, y revisar que todo cierre bien y funcione sin fallos. Requieren una limpieza (y en ocasiones lubricación) periódicas. Ciertos modelos ligeros de placa se desgastan rápido, y hay que vigilar la aparición de bordes afilados, sobre todo si se rapela a menudo con ellos (ejemplo: Reverso de Petzl). Por lo demás, el metal no tiene fecha de caducidad, así que es una parte del equipo que podemos tener con nosotros muchos años.

- Cascos: En principio, los fabricantes recomiendan cambiarlos cada tres o cinco años (ejem!!!), pero nosotros recomendamos cambiarlo si sufren un golpe grande, o muestran fisuras importantes. Si exceptuamos las caídas de piedras, una de las causas mas comunes del deterioro de un casco es el maltrato sistemático al que le sometemos, dejándolo en cualquier parte y golpeándolo contra todo cuando lo llevamos colgado o por fuera de la mochila. Los modernos cascos de "espuma", fabricados en polietileno son muy ligeros pero significativamente más sensibles a los golpes. La vieja costumbre de sentarse sobre el casco para almorzar y echar el cigarrito parece estar totalmente desaconsejada, según los últimos estudios (se comenta que se deforma la estructura interna del mismo, y pierde resistencia). Vaya hombre, para una cosa buena que todavía nos dejaban hacer...