Iñigo Lariz y Mikel Navarro ganan la Copa Andres de Regil
La XXXVIII Copa Andrés de Régil-Trofeo BBK, el máximo galardón de esta travesía de esquí de montaña, se va este año a Euskadi, lograda por el elgoibarrés Iñigo Lariz y el urretxuarra Mikel Navarro tras el desarrollo de una corta pero dura prueba cronometrada que se desarrolló en la mañana del pasado domingo 10 de marzo en el Macizo Central de los Picos de Europa.
Un infierno. Eso eran hoy al amanecer los Picos de Europa. Salvo fuego había de todo en la montaña cántabra: ventisca, bastantes grados bajo cero de sensación térmica, niebla y precipitación de nieve. No importó. Allí arriba, ayudados por el teleférico de Fuente Dé se presentaron los ciento setenta esquiadores de la Régil dispuestos a batirse el cobre por sacar unos puntos en la clasificación. Mallas y cortavientos, mudadas las gafas de sol usadas el sábado por las de ventisca, buenos guantes y un corto calentamiento muscular sirvieron para anticiparse a la salida. Nada más, porque luego ha bastado el esfuerzo para tomar una buena posición en la huella que se alargaba en busca de las revueltas que llevarían por el alto de la Eruca hacia Aliva.
Para entonces el infierno se había suavizado, manteniendo la ventisca pero enseñando tras las nubes un paisaje de Picos recién nevado, con una pequeña capa reciente que a muchos esquiadores les trajo el recuerdo de los tiempos en que nevaba más abundantemente. Se deslizaron a velocidad de rayo por las rampas de Pozo Cimero y por allí donde debe estar la fuente del Resalao, casi a las puertas del Chalet Real, hacían quiebro para reiniciar la subida, ya bajo las agujas de Tajahierro y la Peña Vieja, antes de retornar a Lloroza. Los primeros, muy rápidos, fueron obligados tras el paso por meta a trepar de nuevo al alto de la Eruca, por encima del rellano de Fuente Dé. Pero debían hacerlo sin compasión, sin esquís y en línea recta, no sea que no se cansaran lo suficiente. Ahí les hemos visto resoplar a la mayoría, hasta sudar, por no dejar que al de atrás se le ocurriera ponerse delante.
Por delante, sin dar tregua, fue todo el tiempo un equipo vasco formado por Iñigo Lariz y Mikel Navarro que repetían la faena perfecta que realizaron sin rival el sábado demostrando poder, estrategia y buena forma. Los dos esquiadores se complementan a la perfección: Lariz es el explosivo, Navarro el fondista. Lo que uno gana en los cambios de pieles, repechos y maniobras el otro lo recupera poniendo el ritmo y tirando en los tramos largos. “He disfrutado cantidad” resumía el esquiador guipuzcoano de la selección vasca. Han sido los más rápidos, han formado un buen equipo, deportivamente completos, han sido perfectos candidatos y logrado la mejor recompensa: la Copa Andrés de Régil-trofeo BBK. El pasado año el trofeo se marchó a Cataluña, esta vez ocupará vitrina en algún lugar vasco de Gipuzkoa, entre Elgoibar y Urretxu.
Lo que ha redundado la Régil es su éxito tradicional. El buen ambiente entre los participantes, las posibilidades de probarse contra los mejores en el entorno del paraíso de la Liébana cántabra, mirar y admirar los Picos nevados y rematar la faena con un cocido en casa Valdecoro no tiene precio. Por eso hay quien sigue considerando que en el calendario hay una fecha que debe guardar en reserva como si fuese la fecha de un ritual, quien sin faltar un solo año ha venido a todas las ediciones de la Travesía Andrés de Régil y volverá sin dudarlo.
Crónica de Santiago Yaniz
