Pedro Cifuentes: "Intento volver al alpinismo de antes, en el que no sabías lo que te ibas a encontrar"
En la última información, en la que repasábamos el diario de la expedición de Pedro Cifuentes a la Torre Sin Nombre (6239 m), nos quedábamos con la duda de si había llegado o no a la cima. Tras su regreso y recuperación, había perdido más de 7 kg de peso y sufrió congelaciones de primer grado en Pakistán, hablamos -largo y tendido- con este bombero de Cuenca cuyas últimas expediciones en solitario -como la travesía integral a las Torres del Paíne- le han colocado en la élite del alpinismo estatal.
- No podíamos empezar de otra manera. ¿Llegaste a la cima?
- No, me quedé a apenas dos largos, unos 120 metros. Estaba completamente desfallecido y se me había acabado la comida, además tantos días de frío y especialmente la altitud, me pasaron factura.
- Imagino que te costaría tomar la decisión…
- Después de 18 días luchando en la pared y de más de un año de preparación de esta actividad, te da mucha rabia no poder culminar. Pero más no pude hacer, estaba desfallecido y con los pies congelados. Si las condiciones físicas y meteorológicas hubieran sido buenas, creo que hubiera alcanzado la cima en un solo día.
- ¿Cómo fue el descenso?
- Mientras bajaba me di cuenta de la situación límite en la que me encontraba. Mi mayor miedo era que se bloqueara la cuerda después de algún rapel porque no hubiera podido subir a quitarla.
- Los que seguimos la expedición vivimos angustiados ante la falta de información en esos últimos días.
- Tuve muchos problemas con el teléfono satelital y hasta que no llegué a Skardu no pude comunicar con España. Las fuertes lluvias habían provocado desprendimientos sobre las carreteras y el retorno fue también una odisea. ¡Tuvimos que cambiar de jeep tres veces por el camino!
- El año anterior ya habías intentado esta misma montaña, la Nameless Tower, y por la misma vía, la Spanish Route. ¿Por qué volviste?
- La actividad tenía muchos alicientes para mí. Se trata de una de las paredes en las que se escala a mayor altitud, y la vía es una de las más largas del mundo y, además, no se ha repetido nunca. Para mí, ir a una escalada muy repetida no tiene mucho interés; las reuniones estarán equipadas con parabolts y será todo relativamente cómodo.
- ¿Esa es la manera en la que defines tu forma de escalar?
- Yo intento volver a la aventura, al alpinismo de antes cuando no sabías lo que te ibas a encontrar y tu historia se basaba en ir resolviendo los muchos problemas que te ibas encontrando. Creo que el día que no encuentre esto creo que dejaré de escalar.
- ¿Y qué encontrarse en la pared?
- Encontré un itinerario muy exigente que en su parte final desaguaba constantemente. Por la noche las cuerdas se congelaban y triplicaban su grosor. ¡Nunca había visto una cuerda así de congelada! Jumarear se convertía en una tarea imposible, por lo que decidí cambiarme a la vía Británica.
- Cansa sólo de imaginarlo…
- Cuando hace 26 años la abrieron los hermanos Gallego, fueron cuatro personas y fijaron 800 metros de cuerda. A mí, se me hizo más larga de lo que pensaba, ya que solo tenía comida para 14 días. De ahí vinieron muchos de los problemas que tuve. Lo más agotador era acarrear el petate, ya que la vía tiene travesías de roca y hielo, en las que no te puedes permitir ningún fallo. Si se caía el material o se cortaba la cuerda, se acababa la expedición.
- ¿Das por zanjada tu historia con la Nameless Tower?
- Es demasiado pronto; hay una parte de la misma que dice que esto no se puede quedar así… pero poco a poco. Me gusta ir hasta el final en las actividades, pero tampoco tengo obsesión por esta pared. Podría continuar en cualquier otra.
- ¿Siempre en solitario?
- Para nada. Si alguien me propone una actividad motivante estaré encantado de ir. Creo que enfocar la vida, en cualquier aspecto, de una manera cerrada te hace perderte muchas cosas. Dicho esto, es difícil encontrar a gente para hacer este tipo de actividades, tanto por compartir un nivel similar de conocimientos y nivel, como por la convivencia. Si te das cuenta muchas de las cordadas que hacen este tipo de actividades son hermanos o están muy unidos afectivamente.
- No cabe duda que tus últimas actividades, y el hecho de realizarlas sin compañeros, han sido punteras. ¿Te sientes reconocido en este mundillo?
- La gente sabe perfectamente lo que hago. Por la travesía integral de las Torres del Paine, me nominaron al Piolet de Oro y la prestigiosa revista American Alpine Journal reseñó la actividad. Sí me he sentido decepcionado por los premios de la Federación Española (FEDME), ya que no entendí su criterio. Tras 29 días en los escalé más de 10.000 metros en una travesía que era la primera vez que se hacía… esperaba que lo reconocieran. De todas maneras, estas actividades las hago para mí, no para ellos.