Ferran Latorre finaliza el proceso de aclimatación en el Lhotse
Después de unos días de descanso en el Campo Base, Ferran Latorre y Enric Llonch llegaron al C3 que comparten Lhotse y Everest. La primera noche la pasaron por encima de los 6000 metros y la segunda por encima de los 7000. La tercera noche en el C2 volvió a presentar la cara más amarga de la montaña. Os dejamos con su relato.
"Después de pasar cuatro días por arriba, volvemos al CB con ciertos dudas. Este año todo está yendo muy rápido y todavía no he encontrado un punto de pausa, de reposo o de tranquilidad para poder establecer un balance. No ayuda mucho tampoco el hecho de que haya tanta gente y tanto movimiento en el CB. Intento tanto como puedo alejarme, pero es inevitable que el latido constante de esta ciudad improvisada, sin ley y sin orden colectivo, acabe engulléndote.
Pero el caso es que hemos pasado más días por arriba que por el CB y eso se agradece. A partir de que se traspasa la línea del CB, otro mundo muy diferente, casi opuesto, se abre sólo dar el primer paso. Además, Enrique y yo hemos tenido la suerte de ir toda la expedición a contrapié respecto a la gran tropa de “Everestianos”-neologismo atribuido a la masa de clientes dispuestos a hacer lo que sea para poner los pies en la cima del mundo-.
Y fue así como Enric y yo estuvimos totalmente solos en el Campo 3 durante dos días. Bueno, sólo acompañados por un australiano sexagenario simpático y singular, de este tipo de escaladores solitarios que aún mantienen la ilusión intacta de los años gloriosos. Con este punto de estar fuera del tiempo y totalmente descolocado, como aquel que se pone a tomar el sol en medio de una fábrica cementera. Pero ya lo he dicho muchas veces, cada uno vive la expedición a su manera, viene por sus razones personales, y esto provoca una miscelánea de intereses tan contrapuestos como consentidos: al final cada uno va a la suya.
Pretendíamos pasar dos noches en el Campo 3 alto. Aquí hay que introducir una pequeña aclaración. El Campo 3 no tiene una localización exacta, y se dispone en los escalonados seracs del Lhotse, entre los 7100 y los 7300 m. Cada uno escoge el lugar. Pero el caso es que la primera noche nos quedamos en el Campo 3 “bajo”. Y la verdad no pasé muy buena noche. Intentar dormir bajo los seracs, no es la mejor localización para reconciliar el sueño precisamente. Así que el día siguiente trasladamos el campo más arriba y en un lugar más seguro, a unos 7250 m. Pero pasamos mal día y el viento cada vez era más fuerte. Así que a última hora de la tarde decidimos bajar al Campo 2, decisión a la que se añadió de manera entusiasta el australiano, que tardó más de dos horas en plantar su tienda, en medio del vendaval.
Al llegar al pie del Lhotse y ya salvados de cualquier peligro, y justo después de que abrazara a Enric, capté como un cuerpo indefinido caía desde los siete mil metros. Un sherpa había descolgado y sus intentos desesperados por pararse eran tan inútiles como nuestros gritos ahogados por el valle del silencio. Cuando me di cuenta que ya no había nada que hacer, y que su cuerpo estaba a punto de saltar irreversiblemente dentro de la rimaya, giré la cabeza.
Una tristeza inmensa nos inundó, y todos los temores que durante las noches anteriores no me dejaban dormir, afloraban de un solo golpe. En la oscuridad de la noche pensaba cuan extraño debe de ser el último segundo de vida. Y sobre todo, si en el segundo después, debe quedar algo de tus recuerdos y de tu vida."
A estas alturas se encuentran en el Campo Base donde comienza la espera de una ventana de buen tiempo que permita atacar el Lhotse. Si Ferrán consigue la cima, éste será su octavo "ocho mil" y estará más cerca de ser el primer catalán que consigue 14 cumbre más altas del planeta sin oxígeno.