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Eslackline: entre el circo y la escalada

Redacción OutdoorActual03/02/2011
Slackline en Tisa (República Checa)
Slackline en Tisa (República Checa)

Estar en la cuerda floja, pero voluntariamente. Intentar mantener el equilibrio encima de una línea recta elevada sobre el nivel del suelo, ya sea un palmo o unos cuantos metros. Esto es, a grandes rasgos, el Slackline, una de las últimas modalidades de deportes outdoor con bastantes seguidores en Europa y Estados Unidos. Todavía no es muy común, pero ya son varios los parques en España en los que encontramos una cinta atada a dos árboles y a algún que otro equilibrista intentando mantenerse en ella.
A nadie se le puede atribuir el nacimiento de esta nueva actividad, pues el funambulismo y los trapecistas tienen años y años de historia en el circo y en otros ámbitos, por lo que se trata más bien de una innovación que de una creación. La mayor diferencia entre el funambulismo y el Slackline, a parte del glamour que algunos le puedan atribuir a su nombre en inglés, es que los primeros se mantienen sobre una cuerda redonda de acero y rígida, mientras que el Slackline se realiza con una cinta planta y bastante flexible y dinámica.
Se habla de que el Valle de Yosemite (EEUU) es la cuna de la escalada moderna, a partir de los años 50 del siglo pasado. Pues bien, también Yosemite es el lugar que vio nacer esta nueva modalidad medio deportiva medio circense. Se dice que fue en los años 80 cuando Adán Grosowsky y Jeff Ellington, dos escaladores afincados en la meca de la escalada en roca, crearon el Slackline. En sus ratos de vida horizontal, empezaron a utilizar viejas cadenas e incluso sus cuerdas, para atarlas a dos árboles e intentar cruzar de lado a lado. De este modo, popularizaron lo que hoy conocemos como Slackline.
Algunos defienden la utilidad del Slackline como entrenamiento para la escalada, mientras que muchos otros no lo ven más que como un pasatiempos. De lo que no hay duda es que la práctica del Slackline aumenta la concentración y la capacidad de equilibrio, algo que nunca le sobrará a un escalador. Y tampoco hay duda de que, como pasatiempo, resulta espectacular ponerse en pie sobre una cinta y no irte de bruces al suelo, por lo que la actividad es más que recomendable.

LOWLINING VS. HIGHLINING
El Lowlining, también conocido como Tricklining, es la modalidad más extendida y accesible, ya que es aquella que utilizando dos soportes –dos árboles, de normal–, coloca la cinta a poca distancia del suelo, permitiendo adquirir confianza y conocimientos a los principiantes, y dando ocasión de probar espectaculares trucos a los más expertos. Esta modalidad la podemos encontrar ya en algunos parques de España, ya que sólo requiere de la cinta para atar al árbol, el sistema de anclaje y tensado, y un protector para que el árbol no sufra la rozadura de la cinta.
El Highlining es la modalidad en la que se dice, “cuanto más alto mejor”. Se trata de cintas colocadas en acantilados y formaciones rocosas que permitan la colocación de una cinta horizontal, anclada, en este caso, a la propia roca. Muchos dan sus primeros pasos en el highlining atados con un arnés a la cita, pues sobra decir que una caída podría resultar fatal.


RECORDS Y CAMPEONATOS
Como parece ser que una disciplina no es tal sin sus correspondientes competiciones y récords, el Slackline ya cuenta con campeones del mundo y plusmarcas de diferente tipo. El estadounidense Andy Lewis consiguió imponerse en la Gibbon World Cup 2010, el primer campeonato mundial celebrado hasta ahora.
Entre los récords caben destacar el récord de altura, conseguido 2006 por Christian Schou, que caminó por una cinta a 1000 metros de altura del suelo en Kjerag, Noruega. La gesta fue repetida en 2007 por Aleksander Mork.
También hay récords de longitud de la cinta, en la que, de momento, el alemán Stefan Junghann se lleva la palma, cuando el 2009, consiguió caminar sin caerse a lo largo de una cinta de 203 metros.

MATERIAL
Desde luego que una cinta bien amarrada con algún mosquetón y un bloqueante servirán para dar los primeros pasos en el Slackline. Igualmente, tenemos que pensar en los árboles que tendrán que sufrir el roce de la cinta, por lo que conviene pensar en un protector para el árbol. Puede servir una manta.
De todos modos, hoy en día se comercializan en España misma, y sino por Internet, cintas y materiales específicos para el slackline, que aunque aumentará algo el presupuesto, nos ofrecerá una mayor seguridad y facilidad a la hora de montar y desmontar la instalación. Gibbon, Slack, Slackline-Tools o Slackstar son algunas de las firmas dedicadas al sector.