Alberto Zerain corona la cima del Manaslu, también Mariano Galván
El montañero alavés abandonó el campo base a las 12:45 (h. esp.) del domingo en dirección a la cima del Manaslu (8.163 metros). Aunque el tiempo no era bueno, Alberto Zerain apostó por estar en el lugar adecuado en el momento en el que la meteorología cambiase.
A fin de estar bien posicionado en la montaña cuando el tiempo cambiase, Zerain optó en esta ocasión por renunciar a la velocidad y, en su lugar, cargar con todo lo necesario para esperar en el CIII el momento propicio. “Llevo mucho peso encima, traigo conmigo todo el material: saco, tienda, hornillo…”, contaba nada más iniciar el ascenso. La mochila se hizo notar especialmente a partir del CI avanzado, cuando se encaran las rampas más pronunciadas. Además, la progresión se hizo muy penosa debido a que la nieve había ido sepultando la huella. Para cuando finalmente pudo montar la tienda, a 6.400 metros, el vasco ya llevaba catorce horas caminando. El mal tiempo seguía sin dar tregua, así que se dispuso a pasar el día descansando e hidratándose en el mismo Campo III, del que era el único habitante.
Al día siguiente el esperado cambio en la meteo seguía sin llegar, pero decidió igualmente atacar la cima y, a mediodía del pasado martes, holló finalmente su noveno ochomil, tras casi 12 horas de actividad. El resultado de todo el esfuerzo invertido durante las últimas semanas culminó para Zerain a las 12:30 (hora española), cuando por fin pudo asomarse al vacío de la cara Sureste de la octava montaña más alta del mundo.
La alegría, sin embargo, había estallado algo más abajo, cuando se cruzó con su compañero de expedición, Mariano Galván, que sorprendentemente alcanzó la cima en un ataque non-stop y ya comenzaba el descenso. El argentino había estado observando desde el base la progresión de su compañero. No hacía ni 48 horas desde que él mismo bajara extenuado de la montaña tras una tentativa de cuatro días sin comida ni agua, por lo que parecía que ya lo había dado todo en esta expedición. Pero el himalayista no pudo resistirse a lanzar una última tentativa antes de volver a casa, de manera que el lunes por la tarde, mientras Zerain descansaba en el CIII, se lanzó a un asalto non-stop.
Las condiciones en la cumbre fueron muy desagradables para ambos, con mucho viento y frío, por lo que Zerain apenas se demoró unos minutos en ella antes de reemprender el descenso. Después de un alto en el campo IV para recuperar fuerzas, bajó hasta el CB el martes por la tarde.