Corriendo sobre el océano a 30º grados bajo cero
En la más remota región polar del océano Glacial Ártico el estadounidense Mike Wardian y la alemana Anne-Marie Flammersfeld se hacen con las medallas más “frías” del atletismo todo-terreno.
Aventura geográfica y deportiva
El pasado 9 de abril se celebró la carrera de maratón más gélida y remota del planeta. Medio centenar de corredores procedentes de 17 países acudieron al desafío. No es un maratón fácil, hay que buscar un buen sponsor y prepararse para una aventura geográfica y deportiva muy intensa. Los participantes primero se concentran en la ciudad de Longyearbyen (isla de Spitsbergen, Svalbard, Noruega) para, una vez con la climatología a favor, volar en un carguero Antonov ruso a la Base Polar Barneo. Esta Base temporal es levantada sobre el océano Glacial Ártico por la Sociedad Geográfica Rusa con el objetivo de dar apoyo a expediciones científicas, deportivas o de visita al Polo Norte Geográfico. En esta campaña la Base se ubicó inicialmente a unos 40 kilómetros del los 90º N (Polo Norte Geográfico), si bien las corriente marinas la han estado desplazando a unos 11 kilómetros/día en dirección sur.
El continuo e imprevisible movimiento del mar helado, el infierno climatológico y los seis meses de noche polar, condicionan que tan solo esté operativa durante el mes de abril. Cada año es montada y desmontada. La instalación la inician una docena de paracaidistas lanzados con un par de tractores quitanieves, con los que preparan la pista de aterrizaje del Antonov encargado de transportar hasta la Base a las expediciones desde la isla de Svalbard, Noruega. Se compone de tiendas de campaña “calientes” incluida una tienda-comedor. Dos helicópteros Mi-8 se encargan de traslados interiores y, en su caso, del rescate y evacuación de expediciones en apuros.
Ultrafondistas en el podium
Una vez los corredores fueron instalados en la Base, a medio día del 9 de abril un bocinado ponía en marcha el maratón. El termómetro oscilaba entre los 29º/31º bajo cero, buena visibilidad y leves rachas de viento. Sin apenas escarceos, el maratón fue comandado desde su inicio por el corredor estadounidense Mike Wardian, mientas que la fondista alemana Anne-Marie Flammersfeld hacía lo propio tirando del grupo de chicas. La cambiante superficie del océano helado hizo que los corredores lucharan duro en extensos tramos de profunda nieve azúcar y montoneras de bloques de hielo. La temperatura tampoco se lo puso fácil. A pocos kilómetros de meta un corredor británico tuvo que ser recuperado en la Base de una seria hipotermia.
Termómetro, terreno y kilómetros fueron definiendo el podium con los cajones más altos siempre bien definidos. Primero en meta Mike Wardian, 4:07:40, (medalla de plata en el Campeonato del Mundo de 100KM en 2010 / mejor registro personal en maratón de asfalto 2:17:49) y primera mujer, con nuevo récord incluido, Anne-Marie Flammersfeld, 4:52:45, (curtida corredora que sabe bien lo que es vencer en pruebas de ultadistancia en los desiertos de Atacama, Sahara, Gobi y en La Antártida), también se hacía con el segundo puesto de la clasificación general.
Por su parte, varios corredores sumaron aquí un maratón más, el más difícil por prepuesto e intendencia, en su objetivo de completar el ‘Grand Slam Marathon’. Para lo cual es preceptivo competir en pruebas de maratón o ultramaratón en los siete continentes y el Polo Norte.
Brindis con vodka
En la historia de las 11 ediciones celebradas del North Pole Marathon, alrededor de 400 corredores han competido a lo largo de un trazado de 42 kilómetros sobre la descomunal plancha de hielo bajo la que se abren 4.000 metros de profundidad oceánica. La equipación atlética utilizada para correr en la “nevera” de la Tierra debe soportar temperaturas de hasta 40º bajo cero (en movimiento), ser transpirable, ligera y de gran capacidad de aislamiento. Bajo estas temperaturas la excesiva sofocación no expulsada se convierte inmediatamente en hielo, convirtiendo a la ropa en una armadura helada. Tres capas son precisas en el cuerpo y dos en las piernas, verdugo, manoplas, zapatillas con membrana, polainas etc.
Finalizado el maratón y tras unas horas de recuperación en las carpas de la Base, dos helicópteros rusos Mi-8, trasladaron a los corredores en horario nocturno al punto que el GPS marcaba en esos momentos los 90º Latitud Norte (en esta época del año las 24 horas del día son de luminosidad total). Allí, en compañía de la tripulación rusa, rodearon simbólicamente el eje de rotación terrestre que atraviesa desde el Polo Sur hasta el Polo Norte. Tampoco faltaron los brindis con vodka… No todos los días se pisa el Polo norte Geográfico.
Miguel Caselles