Iñurrategi, Vallejo y Zabalza salen a por la cima del Nuptse
“En alta montaña, la rapidez con la que se desarrolla una ascensión da la medida exacta de la maestría de los que la realizan”, escribió Terray.
Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza cargaron ayer sus mochilas en el Campo Base (4.600) para ascender por la que se considera, una de las murallas más impresionantes del Himalaya, la afilada Cara Sur del Nuptse (7.861 m) con sus 5 kilómetros de ancho y un desnivel de 2.500 metros. Lo harán, esperan, en 4 días más uno de descenso, en un solo intento, los tres solos, sin oxígeno, sin cuerdas fijas, sin preparar campos …sin parar. Estilo ligero, estilo alpino.
Ayer domingo esperaban llegar hasta un collado a 5.800; 4 o 5 horas por terreno pedregoso e incómodo, fuertes pendientes de piedra suelta que dificultan el trayecto, sobre todo cuando llevas más de 20 kilos a la espalda.
Durante la segunda jornada, el objetivo es alcanzar los 6.500 metros aproximadamente, un tramo complejo y lento, con muchos largos de escalada por roca, hielo y nieve. Mañana, si todo va bien, el BAT Basque Team tratará de situarse en la base de un gran muro rocoso, a 7.100, y, si les da tiempo, escalarlo para poner cuerda y poder superarlo con mayor facilidad en las oscuras y frías primeras horas de la madrugada del día de cumbre. Tras esos 100 metros de complicada franja rocosa, intentarán la cima “si el viento y las fuerzas nos dejan”.
La escalada alpina en el Nuptse es de mucho compromiso; suma la escalada muy técnica en verticales paredes y la laboriosa ascensión de un gigante de casi ocho mil metros. Se han preparado para ello, aclimatando varias noches en altura por encima de los 6.000 metros, aunque, como bien dicen, “la altura es traicionera”. Además está el factor viento, que en los últimos días comienza a subir. “Hemos observado” dice Mikel Zabalza “que es a partir del mediodía cuando el viento arrecia así que trataremos de ir rápido y parar al mediodía”. “Supongo que de bajada volveremos a dormir en el C3 o C2 y de allí al base el día 18 si todo va bien”, cierra Juan.
No quedó nadie de la expedición en el Campo Base; se van los tres solos con sus mochilas y un contacto con el mundo de abajo, un teléfono satélite para contar qué tal van y recibir previsiones de viento.