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¿Cómo vestirse adecuadamente para la montaña?

Redacción OutdoorActual29/02/2012
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Escoger la mejor vestimenta para la práctica deportiva al aire libre es fundamental y el concepto universal de las tres capas es nuestro mejor aliado para trasladar nuestra humedad al sudar hacia el exterior, manteniendo nuestra temperatura corporal óptima y protegiéndonos del viento y la lluvia.

La práctica de deportes Outdoor requiere el uso de un buen equipamiento para mantener un mínimo de seguridad y comodidad. Según qué actividad, la ropa no será la misma, pero sí que es fundamental apostar por prendas técnicas que se adecúen a la actividad que llevamos a cabo. Y, sobre todo, no hay que olvidar que en la montaña el tiempo puede cambiar rápidamente y hay que ir bien equipado.

Cada capa tiene una función determinada y debemos conocer cuándo hay que usar una, dos o las tres a la vez para conseguir la máxima eficacia y confort.

Capa 1: Proporciona confort y nos mantiene la piel seca. También llamada capa base.

Capa 2: Mantiene nuestro cuerpo a su temperatura óptima gracias a su capacidad aislante. También llamada capa intermedia.

Capa 3: Nos protege del viento y el agua. También llamada capa exterior ya que trabaja protegiendo la capa 1 y 2.

En todos los deportes es importante que mantengamos nuestra temperatura corporal estable. Enfriarse o sobrecalentarse tendrá un efecto negativo en nuestro rendimiento y, sobre todo, en nuestra salud; sobre todo, en los deportes al aire libre en montaña. La temperatura de confort, para un cuerpo humano, está entre 36,8 y 37,5ºC. Estos 0,7ºC de margen son determinantes para nuestro bienestar y nuestras prestaciones a nivel deportivo. Cuando la temperatura del cuerpo se acerca a los límites de esta zona de tolerancia por arriba, nuestro organismo produce sudor y, gracias a su condensación/evaporación, evita el recalentamiento del cuerpo, en cambio, si la temperatura desciende por debajo del límite inferior, el cuerpo reacciona temblando (contracciones musculares) para producir calor.

El problema es que los mecanismos que tiene el cuerpo para autorregular su temperatura tienen un límite y el textil técnico emerge, en este sentido, como el mejor aliado para ayudarnos a mantener el confort cuando el frío, el viento, el agua o el calor amenazan nuestro rendimiento.

Elegir la vestimenta adecuada es muy importante, pero también lo es saber cómo y cuándo utilizarla. Y aquí es donde cobra sentido la conocida teoría de las tres capas, que nos ayudará a crear alrededor de nuestro cuerpo un microclima confortable y capaz de ajustarse a la temperatura y la intensidad del esfuerzo que estamos realizando.

Capa base
La primera capa es la que está en contacto con nuestra piel. Su principal finalidad es ayudar al cuerpo a evaporar el sudor de nuestro cuerpo y mantenernos secos y a una temperatura confortable. La prioridad es que se trate de una prenda muy transpirable, que absorba el sudor de nuestro cuerpo y lo seque rápidamente para no tener sensación de humedad. También es importante que sea cómoda y que garantice una buena libertad de movimientos.

Este tipo de prendas son de vital importancia tanto en invierno como, sobre todo, en verano, pues en muchas actividades, sobre todo en un entorno como el que disfrutamos en España, será la única capa que llevaremos.

Capa intermedia
La capa 2 te proporciona aislamiento y es fundamental en climas fríos. La capa intermedia debe ser más holgada que la capa interna, para realizar su función aislante y circulación del aire entre las capas. Sin embargo, si deseamos transportar la humedad desde la capa 1 a la 2, una distancia demasiado grande entre las capas adyacentes puede reducir la transferencia de humedad por capilaridad de una prenda de vestir a otro. El papel de la segunda capa es aislarnos térmicamente.

Su función principal no es la de calentar, como muchos piensan, sino la de retener el calor generado por el cuerpo e impedir su enfriamiento, favoreciendo, al mismo tiempo, la evacuación de la humedad. Es importante que estas prendas se ajusten bien al cuerpo y que cierren bien en el cuello, los puños y la cintura para evitar que el aire pueda penetrar en su interior. Como la primera capa, esta segunda capa tiene que tener una buena capacidad de transpiración para que el sudor salga al exterior. El único problema es que muchos tejidos utilizados en estas segundas capas, sobre todo los forros polares clásicos, no son impermeables ni cortavientos y si no llevamos una tercera capa en nuestro equipaje, podemos tener problemas. Por suerte, en los últimos años los principales fabricantes de forros polares han conseguido ganar en impermeabilidad sin perder transpiración, creando segundas capas muy ligeras, capaces de retener el calor perfectamente, de evitar que la lluvia traspase el tejido y con una gran capacidad cortavientos.

Sus bazas son la ligereza, la flexibilidad y como hemos dicho, su perfecto equilibrio entre transpiración y protección frente al agua y el viento. Son prendas diseñadas para actividades de mucha intensidad en las que las condiciones de frío, viento y humedad no sean extremas. Sea cual sea nuestra elección –siempre en función del uso- debemos elegir una segunda capa que garantice un gran poder de retención del calor, una buena capacidad para evacuar el vapor de agua, que sean ligeras y que repelan la humedad.

Capa exterior
La capa 3 bloquea el paso del viento y agua, destacando por su buena resistencia. Lo ideal es que también expulse la humedad, por lo que debe tener propiedades transpirables pero siempre de dentro hacia fuera. Si el nivel de sudación es muy alto se recomienda no usar esta capa exterior, a no ser que las condiciones de viento, agua y frio sean considerables y el uso de la capa exterior esencial. Por ejemplo, cuando uno está corriendo, sin la capa exterior es probable que sea capaz de expulsar la humedad suficiente para mantener la temperatura corporal óptima y sentirse seco.

La tercera capa nos protege del viento y el agua –lluvia, nieve o humedad. No es una capa aislante, pero su impermeabilidad y su diseño sí que ayudan a impedir la pérdida de calor, y aunque sus antecesoras tienen un papel muy importante de la correcta elección de esta tercera capa dependerá gran parte de nuestra seguridad, sobre todo en climas fríos y con viento y agua.

Las propiedades técnicas de estas terceras capas –impermeables y/o cortavientos- se logran, generalmente, a través de una membrana adherida al tejido. Tanto la elección del tejido como de las membranas es importante: del tejido dependen aspectos tan importantes como la resistencia a la abrasión, la durabilidad, el peso o el volumen de la prenda; la membrana debe garantizar la impermeabilidad al viento y al agua y, sobre todo, la permeabilidad al vapor de agua para favorecer la transpiración.

Es importante tener claro que no todas las membranas son iguales ni ofrecen el mismo nivel de protección y transpirabilidad. Cuanto más exigente (en esfuerzo y condiciones climáticas) sea la actividad para la que se han diseñado las prendas, más prestaciones deberá ofrecernos la membrana. Es importante comprar prendas que se ajusten al uso que vamos a darle, y en este sentido, aunque actualmente parece haber una obsesión por tener la mejor membrana, es importante informarse un poco –en la tienda preferiblemente- del grado de protección mínimo que necesitamos. Elijamos el laminado que elijamos, es importante que esta tercera capa sea ligera (es un error pensar que cuanto más gruesa, más protege), resistente, funcional y que nos garantice una buena libertad de movimientos.

Es muy importante también, que no deje pasar el aire hacia el interior, de manera que es aconsejable optar por prendas con cremalleras impermeables y que puedan ajustarse bien al cuerpo en zonas críticas como el cuello, los puños, la cintura o los tobillos. Asimismo, es preferible que haya bocas de ventilación –generalmente en las axilas y los laterales de chaquetas y pantalones- para que podamos regenerar el aire.