Guadarrama conmemora el centenario de su primera carrera por montaña
Nueve participantes se presentaron aquella mañana del uno de octubre de 1916 en el madrileño y serrano pueblo de Cercedilla (Madrid) para tomar parte en una novedosa ‘carrera alpina’, que había organizado la Sociedad de Los Amigos del Campo. La pugna entre los concurrentes por ser el más rápido se resolvería en un bucle que desde Cercedilla subía a Siete Picos y regresaba a Cercedilla. Para velar por el buen desarrollo de la competición, la organización dispuso de un ‘Juez volante’ a caballo con botiquín de auxilio, de un ‘jurado de viraje’ en la segunda cumbre de los Siete Picos y de un ‘jurado de meta’ cronometrador.
No habían pasado las dos horas desde el inicio de la carrera, cuando el animoso público que esperaba en Cercedilla recibía entre vítores y asombro a Luis García Cisneros por su excelente registro de 1h:58’. Segundo fue Víctor Alonso Castiñeira: 2h:00’. Tercero, Luis Heredia: 2h:7’. Cuarto, Manuel Villarrubia: 2h:7’:12”. Quinto y Sexto –llegaron juntos a meta-, Manuel García: 2h:28’ y Emilio González: 2h:28’. Séptimo, Eusebio Espinosa: 2h:50’. Octavo, Luis Romero: 3h:00’. Y noveno, León Gurpegui: 3h:34’.
Los nueve, sin saberlo, hicieron historia hace un siglo compitiendo en esa primera carrera por montaña organizada en la Sierra de Guadarrama. Cabe destacar que uno de los participantes era un jovencísimo corredor de 15 años de edad que alcanzó la meta en octavo lugar, portaba el dorsal número dos.
Un siglo después
Fiel a una efeméride tan significada, el Ayuntamiento de Cercedilla ha querido conmemorar aquel evento deportivo, precursor de las populares carreras por montaña actuales. Para ello ha vuelto a poner en marcha aquella carrera, bajo la premisa de reafirmar una cultura deportiva, medioambiental y montañera en la Sierra de Guadarrama, de igual modo que hace un siglo fomentaron clubes, asociaciones, ayuntamientos e inmortales intelectuales guadarramistas libre pensadores.
Y es que esta serranía de Guadarrama ha sido, y seguirá siendo, la escuela donde cada temporada muchos jóvenes aprenden a orientarse, a acampar, a escalar en roca y en hielo, a pedalear, a esquiar, a correr por montaña…, en definitiva, a conocer y a respetar la naturaleza.
Cien años después el pueblo de Cercedilla volverá a ser salida y meta de una carrera heredera de aquella original ‘carrera alpina’ celebrada en 1916. En aquellos tiempos el corredor podía elegir las sendas que mejor le permitieran subir y bajar la montaña lo más directamente posible, en cambio ahora la señalización del trayecto se ceñirá a senderos PR y GR, evitando así cruzar zonas poco transitadas. La inscripción está abierta a 150 dorsales y se puede formalizar en el portal de You Event.
Por la Sierra del Dragón
El recorrido de la rebautizada como Siete Picos Integral parte de la Plaza de Cercedilla, continua por la Vereda de Las Encinillas hasta la Pradera de Navarrulaque, sigue por la Senda Herreros y al llegar al Collado de Ventolera -Collado de Hoyos Redondillos- encara la crestería de Siete Picos hasta el Segundo Pico, donde inicia el descenso a la Pradera de Majalasna para retornar a Navarrulaque y, por el mismo camino de subida, regresa a la plaza del pueblo. El bucle resultante suma 16,5 km, con 800 m de desnivel en ascenso y otros 800 m de bajada.
Además de los trofeos/premios que serán entregados según las diferentes categorías, el vencedor y la vencedora absolutos podrán optar al trofeo exclusivo ‘El Abrazo del Dragón’, realizado en forja de hierro. Siempre y cuando consigan hacerse con la victoria en dos ediciones de la carrera. Esta fórmula de continuidad también se estilaba en los concursos pedestres que se celebraban en los años veinte en la Sierra de Guadarrama. El motivo de tan singular trofeo hace referencia a la Sierra del Dragón, que era como se nombraba en la Edad Media a la cresta de los Siete Picos por su parecido con el espinazo del mitológico animal.
Como un evento más, el Ayuntamiento de Cercedilla ha querido incorporar la carrera Siete Picos Integral al programa de sus Fiestas Mayores. Celebrando en paralelo la tradicional Caminata de la Sierra, paseo no competitivo de 7 km por las viejas sendas de Cercedilla. Así como una fiesta popular con caldereta, corta de troncos, tiro de soga, subida a la cucaña y música castellana. Desde luego se trata de una completa jornada lúdica que va más allá de la pura competición atlética.
Patrimonio Deportivo
Las competiciones de carrera a pie en la Sierra de Guadarrrama no son una actividad reciente. Varias entidades montañeras de Madrid organizaron sus propias carreras de montaña en los primeros años del siglo XX, entonces llamadas Concursos de Marcha por Montaña. Los Amigos del Campo, la Sociedad Peñalara, la Sociedad Deportiva Excursionista, la Sociedad Gimnástica Española y el Club Alpino Español delinearon sus carreras en el mapa de cumbres del Guadarrama.
La histórica Copa de Hierro -Concurso de Marcha por las Cumbres del Guadarrama- de la RSEA Peñalara, organizada por vez primera en 1923 y reflotada en la actualidad, es testigo contemporáneo e indiscutible patrimonio deportivo de la Sierra de Guadarrama. Posteriormente, la Guerra Civil y las consecuencias de la dictadura franquista frenaron la popularización de las actividades deportivas en la montaña y, en gran medida, la participación de las mujeres en las mismas.
Cabe recordar que en 1925 Margarita Stanech venció en la primera competición conocida de corredoras en la Sierra de Guadarrama, ‘Concurso para Señoritas’. Fue organizada por la Peña Cotos del Club Alpino Español y transitó por Puerto de Navacerrada-Refugio de Maliciosa-Sanatorio de Guadarrama-Ventorrillo. Sin olvidar el empeño de algunos corredores y corredoras del momento que tras concluir la competición tenían que regresar a Madrid en bicicleta. No fue hasta 1986 cuando las Carreras por Montaña regresaron a la Sierra de Guadarrama.
Vuelta a los orígenes
A buen seguro que los 150 corredores que disputen la Siete Picos Integral el próximo 4 de septiembre, posaran sus zancadas en los mismos lugares que lo hicieron hace un siglo otros corredores. En aquella época algunos reglamentos obligaban a correr con ‘morral alpino’, cargando lo imprescindible, y a descansar diez minutos en cada uno de los controles establecidos. Además, jurado, doctor y cronometradores asistían a los concursantes.
Fue entonces cuando la lógica montañera forjó el sentido más auténtico de las Carreras por Montaña: salir de un lugar habitado, subir a la cima de una o varias montañas por los senderos más directos y, de igual modo, bajar por diferente vertiente. Prevaleciendo siempre el trazado más montañero frente al desafío del gran kilometraje por buen camino.
Llama la atención que últimamente algunas voces pongan en entredicho a las genuinas carreras por montaña responsablemente organizadas, a pesar de su prácticamente nulo impacto medioambiental. Seguramente esto tenga que ver con el considerable aumento de visitantes desatado tras la creación del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Incluso se podría pensar que esas críticas buscan desviar la atención de las reales agresiones a este espacio natural. Por ello es preciso puntualizar que las huellas dejadas por las zapatillas de unos cientos de corredores con dorsal, son mínimas y ocasionales en el contexto de los millones de turistas y excursionistas que cada temporada visitan sabiamente estas montañas.