Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza concluyen la expedición al G-II
Superar las dificultades, entender que suceden cosas fuera de nuestro control y, ante esas situaciones, saber que has trabajado con determinación, con ilusión, dando lo mejor de ti y haciendo todo lo que estaba en tu mano. De eso va la vida, ¿no? De eso va WOP y también la expedición WOPeak, que en esta octava etapa a los Gasherbrum ha encontrado algo difícilmente controlable: la climatología.
En las últimas 24 horas han caído 50 cm de nieve y las previsiones del tiempo siguen sin ser favorables. Así las cosas y con las condiciones de la montaña, la cordada de Juan Vallejo, Mikel Zabalza y Alberto Iñurrategi ha tomado una ardua decisión: regresar al campo base de los Gasherbrum y dar así por finalizada esta expedición. Frustración, pero con la seguridad de haber tomado la decisión correcta. Porque, esta vez, la montaña no ha acompañado a su ilusión, esfuerzo y ganas. Ya están en CB, cansados, y volverán a casa en los próximos días.
El plan era alcanzar la cima del G-II por la ruta francesa, pero el temporal ha dejado esa ruta en muy malas condiciones. “Aunque la primera parte es una arista muy afilada que con un poco de suerte hubiéramos podido escalar, a partir de ahí la ruta surca unas zonas muy abiertas donde las acumulaciones de nieve nos hubieran causado muchos problemas, además de estar en condiciones muy peligrosas”, explica Juan Vallejo ya desde CB. “Este año apostamos por venir pronto pero la meteorología nos ha sido esquiva. Ha sido un año hasta la fecha muy malo y así hay que tomarlo, con resignación. Apenas ha habido periodos de buen tiempo y los dos intentos de cumbre que hemos realizado se han visto truncados por esa mala meteorología. Contra eso no hay nada que hacer”, apunta Vallejo en nombre de la cordada.
El equipo ha tenido que estar dos días en el campo 1 (5.950 m) del G-II debido al fuerte temporal. De todo esto iba informando con datos e imágenes Jon Herranz, en comunicación con los alpinistas por talkie desde el CB: “El tiempo está bastante mal por ahí arriba y sigue nevando. Aunque el tiempo mejore, el monte se ha cargado mucho de nieve y eso reduce todavía más las posibilidades de un ataque a cima con garantías de éxito y seguridad”.
El equipo WOPeak salía el 21 de julio hacia su ataque a la cumbre del G-II (8.035 m) con una ventana de tiempo corta e incompleta (el lunes el tiempo empeora de nuevo). Alcanzar el C1 fue complicado, la nieve estaba en malas condiciones y la subida resultó dura. Su plan era llegar a cima el domingo por la ruta francesa del 75 en estilo alpino, una ruta muy poco habitual y con sólo dos ascensiones históricas.
Walk on!
“Cuando el objetivo es complicado y la vida lo pone difícil nos mueve la determinación de seguir, paso a paso, trabajando duro. Desde la ilusión, la sonrisa, la fuerza… caminar siempre hacia delante sabiendo que has dado lo máximo”, apunta Mikel Renteria, fundador de WOP. Porque esta es la filosofía que mueve a la Fundación WOP desde su origen -cuando al hijo mediano de Mikel Renteria y Mentxu Mendieta le diagnosticaron una grave enfermedad neurodegenerativa- y esa idea hoy también estaba muy presente en el Campo Base del Gasherbrum.
Esta expedición era la octava etapa WOPeak, un proyecto de la fundación WOP que comenzaba subiendo al Gorbeia hace seis años. Su reto: “Al ochomil en ocho pasos”. En estos años WOP ha forjado un camino sin descanso, paso a paso, para explicar su misión en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas. “Un camino hacia una cima que parece inalcanzable como es la cura para estas enfermedades. Pero como en el alpinismo, con la determinación de dar el máximo de nuestras posibilidades para conseguirlo. Los valores que nos mueven tienen mucho que ver con la montaña: superación, trabajo en equipo, romper barreras, tejer nuevos caminos”, explica Renteria.
Además, de la expedición a este ochomil se hará la tercera película documental sobre este proyecto. La llevarán a cabo Karen Solé (directora de las dos anteriores, “2t On Paiju Peak” y “2t On Chamlang”) y Jon Herranz, recientemente premiado en diferentes festivales de cine de montaña por sus últimos trabajos y que ha sido “nuestros ojos” durante estos casi dos meses que ha durado la expedición.