Prohibido caerse
La escalada, como otras tantas actividades al aire libre, es una actividad que conlleva un riesgo palpable que cualquier profano entendería. Intentar eludir este factor sería enfrentarse con la física y, hoy por hoy, aún no existe ningún artefacto astronáutico en las tiendas de deportes que burle la gravedad. En todo caso, existen unos materiales específicos para reducir el impacto en caso de una caída.
Mientras en la escalada deportiva el tema se soluciona sistemáticamente protegiendo escrupulosamente todos los pasos, en la escalada tradicional, aunque cueste de entender, la protección es más aleatoria. Todo depende de las características del terreno y sobretodo del aperturista del itinerario. Nunca ha existido una norma concreta, cada uno soluciona la papeleta según su nivel y destreza, ofreciendo una aventura con más o menos exigencias.
En los tramos fisurados no existe incógnita alguna, pero en las placas o lugares donde no hay posibilidades de protección, ¿donde está la chapa? ¿Acaso abriendo vía ha sido imposible colocarla en el sitio idóneo? ¿Acaso la dificultad no es tanta según el autor como para pararse a ponerla? ¿O bien su estilo es reacio a perforar la pared? Tres razones claves de la cuestión.
Así nace la escalada obligada en el que no podemos ignorar el termino expuesto, un factor inversamente proporcional a las facultades del escalador. Cuanto menos nivel más exposición. En otras palabras, cuando en una vía de tal grado nos dicen que los seguros alejan, nos exponemos a hacernos daño si no dominamos dicha dificultad. No por ello habrá que clasificar dicho itinerario de "expo", más bien nos tendremos que medir con el objetivo. Nadie nos obliga a subir por allí. Lo que para uno puede resultar peligroso, para otro solo puede ser peliagudo. ¿Acaso no es peligroso volar, esquiar o bucear por poner tres claros ejemplos?
Querer eliminar el factor riesgo de las vías, y con la excusa de su belleza hacerlas más asequibles, es poco más que impedir navegar en plena tormenta. La vida moderna exige unas pautas de concentración que no nos podemos saltar, y en la escalada tampoco. La mayor parte de los accidentes en escalada, tanto clásica como deportiva, son por bajar la guardia, no por falta de parabolts.