¿Cómo elegir tu equipo de esquí de montaña?
La adquisición de un equipo de esquí de travesía supone un desembolso económico más que considerable. Son tantas las cosas que se necesitan, que ciertamente desanima bastante a todo aquel que sienta el gusanillo de empezar a desplazarse por las montañas de una forma diferente. Pero si de algo podemos estar seguros, es que todo aquel que se anima, se engancha. El esquí de travesía es una de las maneras de practicar montaña más completa, más bonita y más satisfactoria que existe.
Antes de nada, y como siempre decimos, hay que intentar definir el uso que le vamos a dar al material. Básicamente nos encontramos con los siguientes esquiadores-tipo:
- El esquiador-alpinista: aquel que disfruta del esquí tanto como medio de aproximación, como para largas travesías de varios días por el monte.
- El que pretende dar salidas cortas a modo de paseo.
- El que quiere las tablas para hacer aproximaciones a vías de escalada, y no le importan tanto las bajadas a toda velocidad, o lo carving que sean sus tablas.
- El competidor: le interesa, ante todo, la ligereza. Pero como en muchos casos el material se lo patrocinan, éste es un caso aparte.
- Por último, el freerider o bajador: prima el descenso por encima de cualquier otra cosa, y tiene un perfil más parecido a un esquiador de alpino.
Es fácil imaginar que cualquiera de los anteriores buscará un equipo específico y adaptado a sus necesidades. Nosotros vamos a suponer que aún no tenéis muy claro en que categoría os vais a situar.
Tablas
Las tablas se diferencian, atendiendo al material, en sintéticas, de madera o mixtas. En general, las de madera son de mejor calidad, y por tanto más caras. En los últimos años están surgiendo modelos de madera aligerados con componentes sintéticos que dan muy buen resultado.
Atendiendo a su forma, la anchura de cola, patín y espátula se denomina cotas. Las cotas del esquí determinan como se va a comportar éste en ascenso y descenso. Cuanto más marcadas tenga las cotas (diferencia entre anchura de espátula, cola y patín), más sencillo será de manejar en bajadas, ya que una vez entrado en el giro, prácticamente toma la curva sólo.
La desventaja es que subiendo hay que "arrastrar" más nieve al hacer huella que con una tabla recta, por ejemplo. Suelen ser además más pesados, ya que a más material, más peso. También será más difícil que los cantos muerdan bien en nieve dura, en travesías a media ladera cuanto más exageradas sean las cotas del esquí. Una tabla carving agarrará bastante peor a media ladera, que una con cotas menos marcadas.
Un freerider elegirá una tabla ancha, y carving, mientras que el que quiere los esquís para aproximaciones o alpinismo técnico, seguramente se decantará por unas tablas más rectas y clásicas. Los competidores, esa especie aparte del resto de los mortales, suelen calzar tablas ultraligeras que rebajan sobradamente el kilo de peso, con las que se lanzan a tumba abierta por pendientes que los demás no descenderíamos sin la ayuda de una cuerda...
Es importante fijarse en las cotas, pero también en el radio de giro (se expresa en metros). Esta cifra relacionada directamente con las cotas nos indica los metros que recorre la tabla al hacer un giro si le cargamos un peso en el canto interior. Cuanto menor sea el radio de giro, más carving será la tabla, y mejor se comportará en los descensos.
La composición del núcleo marca la capacidad de respuesta a la torsión de la tabla, y su reacción ante las desigualdades del terreno, y la suela debería estar sinterizada y tratada para deslizar adecuadamente. Es lo que a veces oiréis como la "reactividad" de la tabla.
Los cantos suelen ser de acero y es importante que sean generosos, ya que con los años habrá que ir afilándolos, y por consiguiente desgastándolos. Los cantos pueden estar montados con angulo positivo, negativo, o neutro, pero esto ya es otro tema mucho más técnico, que vamos a dejar por esta vez.
Fijaciones
Las fijaciones de travesía son el caballo de batalla de los fabricantes a la hora de lanzar al mercado innovaciones, y son el dolor de los compradores a la hora de pagarlas. Existen muchos tipos, pero básicamente se trata de elegir entre las "normales" o las Low Tech, más popularmente conocidas como "Dynafit".
(Dynafit fue la marca que tuvo la primera patente de este tipo de fijación, y por eso, en la cultura popular se las conoce como Dynafit, aunque en realida haya más marcas que fabriquen este tipo de atadura hoy en día.)
Las fijaciones Low Tech son muy ligeras, al contar con puntos de sujeción para la bota muy minimalistas y ligeros. La ventaja evidente del peso se contrasta con la limitación que presentan para descensos agresivos. Es necesario reseñar que para usar estas fijaciones las botas deben tener unas muescas especiales en puntera y talón.
Las fijaciones "normales" pretenden, sobre todo en los últimos años, ser un híbrido entre la montaña y la pista. Existen modelos más adaptados a la pista (más pesados) y otros algo más ligeros que se muestran más polivalentes. Aún así, en cuestión de ligereza, no pueden competir con las Low Tech, ya que su estructura es de por sí mayor y por tanto más pesada. La ventaja es que ofrecen mayor control del esquí, sobre todo al bajar.
También veréis en algunos sitios diferenciar las fijaciones Low Tech y las "normales" como fijaciones sin placa y con placa, respectivamente. Pero esto ya no es del todo así, porque desde hace años existen fijaciones Low Tech con placa.
Botas
Las botas de travesía tienen que tener al menos dos posiciones, la de andar y la de esquiar. En la de andar, se permite el juego del tobillo hacia atrás y hacia delante; y en la de esquiar la caña se bloquea en posición de esquí (con cierta inclinación hacia adelante) De todas formas, al andar la mayoría de las veces tendréis que soltar los ganchos para dar movilidad al pie, a pesar de llevar las botas en posición móvil. Es importante que tengan suela de goma, no de plástico duro como las de pista, ya que si hay que quitarse los esquís y andar, podemos encontrar tramos de roca sobre las que patinaríamos de no contar con una buena suela.
En cuanto a los tipos, más de lo mismo; hay botas esencialmente pensadas para freeriders cuya misión por encima de todo es proteger el tobillo y la pierna ofreciendo suficiente dureza como para hacer descensos agresivos. Por el contrario, las botas de los competidores son extremadamente ligeras, tienen menos ganchos y son algo más débiles para ahorrar peso. En casos extremos, se modifican cambiando ganchos por velcros. Los descensos con estas botas "tunning" son auténticas proezas del equilibrio y el control.
En general, elegiremos una bota con carcasa de calidad (Pebax o similares), y en función de nuestro perfil, tendremos que decantarnos por botas más ligeras y "escaladoras" o modelos más duros, pensados para bajadas técnicas.
El botín deberá tener suficiente poder térmico, y si el dinero nos lo permite, que sea termoformable. Losbotines termoformablestienen la capacidad de adaptarse al pie del usuario, de forma que literalmente, nos sentará como un guante. Es aconsejable termoformar el botín con una máquina especial en la misma tienda (un horno especial), pero en caso de no contar con ella, el propio calor del pie irá moldeando poco a poco el botín a su usuario.
Los botines tradicionales no son tampoco mala opción, son más baratos y proporcionan calor igualmente. La diferencia está en el confort. En una bota a la que vayamos a dar trote, es recomendable que el botín lleve refuerzos en las zonas de roce con los remaches de la carcasa, y suela de goma para poder andar sólo con el botín. (refugios, acampadas, etc...)
Las botas ligeras y de competición suelen prescindir de refuerzos y suelas de goma para aligerar. Sacrifican en durabilidad para ganar en ligereza.
Aconsejamos también comprobar el ajuste de los crampones, ya que no en todas las botas quedan bien todos los tipos de crampón.
En cuanto a la prueba y elección del número, no es tarea fácil. Precisamente por eso, hay que probarse bien, durante el tiempo que haga falta, y la mayor cantidad de modelos y números que podamos para comparar.
A diferencia de las botas de trekking, en la bota de esquí no debe sobrar 1 centímetro entre los dedos y la punta de la bota. El botín cederá con el uso, y de haberla elegido grande, con el tiempo presentará holguras que nos provocarán las temidas rozaduras.
Tampoco hay que pasarse y elegirlas demasiado ajustadas, lógicamente.
Pieles de foca
Las pieles de foca son unas tiras que se pegan en las suelas de las tablas para evitar que resbalen hacia abajo en las subidas. Su "mecanismo" de funcionamiento es básicamente similar a las escamas de los peces; en una dirección deslizan, y en la contraria (a contrapelo) ofrecen resistencia.
Existen en material sintético, en material mixto y en Mohair.
El Mohair es un material que desliza más, con lo que las tablas van más "finas" esquiando, pero que se desgasta más rápido. Es más aconsejado para esquiadores experimentados, ya que al deslizar más hay que saber controlar en las subidas, y también porque el novato siempre tiende a maltratar el material más de la cuenta mientras aprende.
El material sintético es más duradero, algo más barato pero desliza peor. Para llaneos o pequeñas bajadas que nos encontremos en la subida, es un incordio porque no ayudan a la progresión.
Existe también la opción intermedia del material mixto, que combina los dos tipos.
En casi todas partes podéis encontrar pieles a medida (más caras), o rollos que tendréis que cortar vosotros mismos. No es complicado, pero si laborioso. Reservaos al menos una tardecita de bricomanía...
Las pieles vienen con pegamento "de serie" pero no dura eternamente, y periódicamente habrá que reencolarlas. Tampoco es complicado; más bricomanía.
Existen como complemento los impermeabilizantes para pieles de foca. Estos productos evitan que la piel húmeda comience a chupar agua y se formen los peligrosos zuecos.
Cuchillas
¿Más cosas todavía? Pues sí. Las cuchillas son indispensables cuando la nieve está dura, y la piel no agarra. Es un pequeño crampón que se adapta a la fijación, de forma que al andar vamos clavando los dientes en la nieve evitando así resbalar pendiente abajo. Los modelos tradicionales no tiene ningún misterio, se trata de una pieza de aluminio acodada para ajustarse a la fijación.
Pero si que existe un modelo especial que se puede activar y desactivar muy rápidamente sin descalzar el esquí, de manera que evitamos situaciones de riesgo en pendientes expuestas. En este caso, si que hay que admitir que se trata de una innovación interesante.
Atentos, porque en general cada fijación tiene su cuchilla, y no suelen ser universales... Tampoco todas son válidas para cualquier ancho de patín, tenedlo en cuenta.
De todas maneras, el único remedio válido cuando el hielo hace su aparición son los crampones tradicionales, y las cuchillas no son tan efectivas como estos últimos. No nos cansaremos de repetirlo, con hielo, crampones, no hay cuchillas que valgan.
Como consejo final, os recordamos la necesidad de elegir bien, comparar y tomarse su tiempo. Lo más importante es tener claro qué uso le vamos a dar al material, y en función de eso, comenzar a buscar, probarse y comparar las diferentes opciones existentes. El esfuerzo económico es importante, pero si de algo estamos seguros, es de que merece la pena.
Información de Landher