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El Speedride, una modalidad en auge

Redacción OutdoorActual03/02/2014
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La escuela de Speedride de Vallnord, única en la Península, abre por sexto año con el objetivo de acercar esta disciplina a esquiadores de todos los niveles y edades. El Speedride, que combina el esquí con el vuelo en parapente, es una modalidad muy reciente que en poco tiempo se ha hecho un hueco en el mundo de los deportes de nieve. La escuela de Vallnord, situada en el sector de Arcalís, ofrece el entorno adecuado tanto para iniciarse en la disciplina como para perfeccionar la técnica.

Desde su inauguración, en la temporada 2008-2009, la escuela de Speedride de Vallnord no ha dejado de crecer. Ofrece cursos de iniciación o de perfeccionamiento, que se adaptan a las necesidades y tiempo disponible del alumno, y el tandem-Speedride, que permite vivir las sensaciones más extremas del Speedride acompañados de un monitor.

Las clases se dirigen a alumnos de todas las edades. Desde el más joven, con 12 años, al más veterano, de 68 años, la gran mayoría son buenos esquiadores que con el Speedride quieren evolucionar en un deporte que ya dominan.

“Iniciarse en el vuelo con las velas de Speedride es muy fácil si se tiene un buen nivel de esquí y se sigue una progresión adecuada”, dice Eduardo Terricabras, director de la Escuela. “A veces imaginamos que el Speedride sólo se puede practicar en descensos vertiginosos y peligrosos, pero nada más lejos de la realidad: para quien le guste intercalar vuelo y esquí siempre hay un descenso a su nivel.”

El camino hacia la especialización
Pero no sólo se trata de cursos de iniciación, si no que cada vez más, los amantes del Speedride continúan su formación: “los practicantes de este deporte están cada día más concienciados, siguen haciendo cursos para evolucionar y aprender cosas nuevas, conocen las zonas y, sobre todo, respetan las normas”, dice Eduardo Terricabras.

Para los más experimentados, Arcalís también ofrece descensos llenos de adrenalina: las espectaculares paredes del sector de Creussans, o el Canal de la Muerte, ligada con el Gran Canal, que supone más de 600 metros de desnivel.