El Equipo Masculino de Alpinismo abre una nueva ruta al Pico Olibón
La tercera concentración de 2016 del Equipo Masculino de Alpinismo (EMA) de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) volvió a tener como escenario el Pirineo oscense del 31 marzo al 4 abril 2016. De nuevo, fue una salida multidisciplinar en la que el EMA -formado esta vez por Carlos Rubio, Pablo Ruiz, Jesús Ibarz, Jorge Valle y su director, Mikel Zabalza- fue cambiando de modalidad en función de las condiciones de la montaña y el tiempo atmosférico.
El EMA se encontró en el refugio de Lizara (1.505 m) bajo el Pico Bisaurín (2.670 m) con la mirada puesta en la apertura de un itinerario de gran envergadura en la desconocida y poco frecuentada muralla norte del Pico Olibón (2.475 m). Aproximaron a la pared por el valle de los Sarrios con esquís de montaña durante un par de horas. La pared norte cuenta tan sólo con una vía Ravier, abierta en verano por padre e hijo y forma parte de la multitud de planes y proyectos de gran interés alpinístico en el Pirineo, que son desconocidos por la mayoría y en la que la soledad y la belleza son las protagonistas.
Zabalza había estudiado con anterioridad la pared al menos en 4 ocasiones y pensó que las condiciones del momento podían invitar a realizar un intento con garantías y así fue. Una vez a pie de vía se organizaron las cordadas y pese al fuerte viento reinante se empezó a escalar la línea escogida, una gran 'S' en donde la parte central es una gran travesía diagonal ascendente a la izquierda que va ganando verticalidad y dificultad con la altura.
El primer largo no fue muy técnico pero sí difícil de proteger y a partir del segundo y hasta la misma cima, la escalada fue es en todo momento difícil y laboriosa a la vez que magnífica. Requirió de las cordadas esfuerzo, concentración, destreza y genialidad para resolver el largo clave en terreno mixto muy difícil, concretamente el cuarto largo de cuerda. A las 17 horas las cordadas todavía tenían por delante 120 metros de escalada y una soberbia goulotte, muy estrecha, vertical y con pasajes desplomados dejó a los miembros del EMA a las 20 horas en la misma cumbre a 2.475 m. Fue un momento mágico, feliz, de los que los alpinistas buscan y consiguen con sus ascensiones y esfuerzos, sensación de haber cumplido con el sueño y las ilusiones. Con el viento ya más calmado y un cielo rojizo de escenario, el Equipo inició el descenso hasta el depósito de los esquís al pie de la vía y de allí hasta el refugio donde llegaron a las 23 horas.
Como colofón a una jornada inolvidable de las que Walter Bonatti definiría como “I Giorni Grandi”, el calor del refugio, una buena cena y la cordialidad de los guardas pusieron punto final a una de las mejores actividades del EMA desde su constitución en 2015. La escalada de la norte del Olibón por esta nueva ruta coincidió en su trazado en los 2 últimos largos con la vía Ravier, la vía quedó bautizada como 7 vidas y tuvo 350 m de recorrido y una dificultad global de ED+ (M7 / 90º), tan solo quedó un pitón como testimonio de su paso.
A posteriori el tiempo y las condiciones empeoraron notablemente y el equipo se desplazó a Vadiello y Riglos, donde practicaron la escalada deportiva, acumulando un buen número de vías. Como suele ser habitual el equipo aprovechó al máximo el tiempo y las condiciones y, de nuevo, el cuerpo quedó magullado por la intensa actividad realizada durante los días de la concentración.