"Nos hacemos las mismas preguntas que haría un niño: ¿Por qué foquear si hay telesillas?"
Marc, como tantos otros, conoció la montaña en familia con la que también hizo sus primeros pinitos en el mundo de la competición. Su padre acudía a las pocas carreras por montaña que se hacían en Cataluña en los 90 pero no fue hasta 2004 cuando llegó el estreno de “Pinsi".
En aquellos momentos, el Centro de Tecnificación de Esquí de Montaña de Cataluña (CTEMC) era el único lugar al que un chico como él podía acercarse para seguir progresando. Jordi Canals y el resto del equipo le abrieron las puertas al entrenamiento, a las técnicas y a los secretos de este deporte. Además, allí conoció a otros “locos del esquí de montaña” como Kilian Jornet y Mireia Miró por lo que era cuestión de tiempo que su rendimiento mejorase y empezaran a llegar sus primeras victorias juveniles. El sueño de la élite se iba dibujando.
La siguiente parada en esta carrera deportiva le llevó a la localidad francesa de Font Romeu donde, gracias a la Universidad de Perpiñán y a las gestiones de la Federació d'Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC), podían combinar el entrenamiento con la formación –casi entraban con los esquís puestos al aula-. En este escenario dio el salto a la élite y consiguió sus primeras medallas en los campeonatos internacionales aunque también conoció el amargo sabor de la derrota. Concluía por todo lo alto su fase de junior, mientras el mundo adulto le esperaba con la profesionalización como principal reto.
A sus 24 años, ya se ha hecho un nombre en la categoría absoluta gracias a sus buenos resultados en algunas clásicas como la Pierra Menta o las pruebas de la Copa del Mundo. Además, desde el pasado verano, compite con sus zapatillas de trail running y todavía le queda tiempo para cultivar su mente estudiando Humanidades y para leer y escribir algunos textos que os recomendamos.
- Hola Marc, ¿crees que has alcanzado la madurez como deportista?
A veces digo que he llegado a cierta madurez porque lo siento y porque la temporada que viene cumplo una década compitiendo en esquí de montaña. Además, veo que estoy ganando regularidad.
- Seguro que sigues recordando tu primera carrera.
Sí, fue en Certascan (Tavascan) y tenía 14 años. No tengo muy buen recuerdo de ella porque me resultó durísima. Aprendí que para jugar a esto hay que entrenar.
- Imagino que tus años en Font Romeu fueron una época dulce…
Allí había gente de todo tipo, pero a los deportistas nos ayudaban mucho con los horarios. Además convivíamos con Mireia y Kilian que eran como mi segunda familia. Los años pasarán y las carreras también pero imagino que esa relación quedará para siempre.
- ¿Crées que esas relaciones te ha abierto puertas?
Evidentemente, convivir con estos dos locos del deporte hace que te motives. Además yo siempre he ido un poco por detrás en los resultados y su referencia me ha ayudado. Además, fuera de lo deportivo, Kilian ha inventado la figura del deportista de montaña profesional y creo que muchos seguimos esta idea.
- ¿Y no crees que su éxito te ha podido encasillar en un segundo plano?
Está claro que la sombra de Kilian es grande y si no estuviera la gente hablaría mucho más de mí por mis resultados. Pero también es verdad que con él he aprendido a entrenar y a pensar que puedo superar mis propios límites.
- Leyendo las entradas de vuestros blogs, da la impresión de que los tres (con Mireia) compartís también una manera de vivir la montaña y la competición. Tenéis un toque de filósofos, ¿no crees?
No es que haya un patrón si no que han coincidido nuestras formas de ser. Nos hacemos preguntas sobre el sentido de lo que hacemos, las mismas que podría hacerse un niño: ¿Por qué corres? ¿Por qué subir foqueando si hay telesillas? Nuestra actividad es tan primitiva que es una manera de encontrarle una estética, de poner el foco en cómo lo hacemos más que en el resultado.
- Hace unas semanas conocíamos el retiro de la competición de Mireia Miró. ¿Has pensado alguna vez en dejarlo?
Todavía me faltan muchas carreras por ganar. Es verdad que cuando los resultados no llegan te haces preguntas pero el deporte de alto rendimiento te obliga a ser muy constante. Te has hecho un pacto contigo mismo que intentas no traicionar. No llegar hasta el final sería la primera derrota. Además las carreras te permiten llevar este tipo de vida, conocer muchos sitios y personas y tener objetivos. Todo el mundo necesita marcarse pequeños retos que te hagan andar.
- Y cuando esto se acabe, ¿qué te gustaría hacer?
Ya veremos pero me motiva el tema de trabajar con marcas, el marketing y el desarrollo de producto. También la formación. Y si no estuviera relacionado con el deporte pues la vertiente de Humanidades podría ser una opción.
- Volviendo al deporte, ¿cuáles son tus próximos retos?
Estaré en las pruebas de la Copa del Mundo de Esquí de montaña en las que espero estar entre los 10 primeros. En verano quiero hacer la Copa del Mundo de Skyrunning en la que, visto el estreno en dos pruebas este año, espero acabar cerca del podio.
- ¿Y alguna gran clásica?
Pues la Pierra Menta, que las expectativas irán en función de mi pareja, y en verano quiero ir al UTMB a probarla carrera de 50 kilómetros. A pesar de que he estado tentado de ir a la última Cavalls del Vent, de momento me voy a mantener en esta distancia. Hay que ir paso a paso.