Como un botijo. El secreto de la primera capa
Aunque hay quien, en verano, cambia de hemisferio y se enfrenta a inviernos fríos, la mayoría de quienes practican modalidades outdoor en esta época del año lo hacen a alturas por debajo de los 1.500 - 2.000 metros y bajo unas temperaturas generalmente altas, sobre todo de día. En este contexto, parece obvio, sobre todo en actividades de alta intensidad, como el trail, que nuestra vestimenta –complementos aparte- se limitará a una primera capa. Y necesariamente esta tiene que ser funcional. Pensar que una camiseta cualquiera sirve es un error. En invierno y, sobre todo en verano, para hacer deporte, las prendas de algodón mejor dejarlas en casa.
Cuando hacemos ejercicio nuestro cuerpo produce sudor para ceder calor y conseguir el equilibrio térmico. Para que nuestra temperatura corporal no se vea alterada es fundamental que este sudor se evacúe rápidamente al exterior de la prenda y que ésta, además, se seque rápido. Y eso, con una camiseta de algodón como la que mucha gente utiliza, es imposible.
Para entender este proceso basta con que nos fijemos en el funcionamiento de los típicos botijos, cuya principal característica es su capacidad de sudar, gracias a lo cual mantienen fría el agua que contienen en pleno verano. El agua que rezuma a través de sus porosas paredes se evapora en el exterior y para que se produzca este proceso de evaporación es necesario un aporte de calor; un calor que se obtiene del interior del botijo, lo que reduce su temperatura interna y enfría el agua que contiene. Si las paredes no sudasen, el agua –como el cuerpo- se calentaría rápidamente. Y eso, en verano, sería muy peligroso.