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Albert Bosch se comerá las uvas a 170 kilómetros del Polo Sur

Redacción OutdoorActual30/12/2011
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A menos de una semana de alcanzar el hito de ser el primer español que llega en solitario al Polo Sur sin recibir ningún tipo de asistencia, el aventurero Albert Bosch parará la noche de Fin de Año a unos 170 Km del Polo Sur, completamente solo y a más de -25°C (bajo cero).

Bosch cerrará el año, según previsiones a completar en la travesía de la jornada de mañana, con 47 días de marcha y más de 1000 kilómetros recorridos. La mayoría de este tiempo ha transcurrido en solitario después que su compañero y especialista en travesías polares, Carles Gel, tuviera que retirarse en la jornada 13 a causa de una lesión en el talón de Aquiles.

Polo Sur 1911-2011 es una expedición realizada en autosuficiencia, lo que quiere decir que Albert arrastra un trineo cargado con unos 130 Kg. de peso. Se desplaza con esquíes y sin la ayuda de kites —unas cometas de aire que muchos exploradores emplean para impulsarse—, pues la expedición apuesta por no utilizar ninguna asistencia extra más allá de sus propios medios humanos.

Podría convertirse en el primer español en llegar al Polo Sur en solitario

Después de un inicio complicado a causa de una tormenta de viento y nieve que les obligó a pasar encerrados en la tienda 15 días y del abandono de Carles Gel, Albert Bosch ha asumido el resto aún mayor de llegar al Polo Sur en solitario y sin ayudas.

Albert Bosch está animado tras muchos días consiguiendo completar de tiradas largas, de unos 25-30 kilómetros, que completa arrastrando de un trineo de 130 kilos de peso. Las condiciones en la Antartida son extremas y pueden varias en cuestión de horas. El jueves relataba que: “He podido avanzar [26,4 km] un poquito más que ayer con las mismas horas [10 h], y eso me ayuda a acortar distancia respecto a la demora que llevo para llegar el 3 de enero en el Polo Sur. De todos modos, intentaré recuperar más y poder cumplir este plan, que supone 6 días de marcha incluyendo la etapa de mañana [día 29], y si no pudiera, pues me caería un día de propina y santas pascuas”.

Su última crónica, publicada hoy viernes, muestra la otra cara de esta travesía en el continente helado: “Al cabo de una hora y media de travesía, se ha empezado a tapar muy rápido, y en poco tiempo no se veía absolutamente nada. He empezado a navegar a ciegas, sólo sirviéndome del GPS y la brújula, como alguna otra vez, y entonces la temperatura ha comenzado a bajar en picado, el viento ha ido aumentando hasta hacerse muy intenso y, a la vez, arrastrando un montón de nieve. Con todo esto, que ha durado todo el día, ha sido una jornada horrible. Para poder mirar hacia donde ir cuando estaba totalmente a ciegas, tenía que detenerme cada muy pocos metros y comprobar el rumbo con la brújula constantemente y con el GPS de vez en cuando.”

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