"Los 14 de Iñaki": fiel crónica del espectacular intento de rescate de Ochoa de Olza
Cuando la familia de Iñaki Ochoa de Olza le sugirió a Jorge Nagore que había que escribir la crónica del intento de rescate del alpinista navarro, este periodista pamplonés y gran amigo de Iñaki, pidió tiempo para enfriar emociones y reunir las fuerzas necesarias. Tres años después de que la arista Este del Annapurna se quedara con el cuerpo de Iñaki, nos llega el relato de aquellos días en forma de libro: “Los catorce de Iñaki”, publicado por Saga Editorial.
Cabe remarcar, además, que todo el dinero proveniente de los derechos de autor serán destinados a la fundación SOS Himalaya, que familiares y amigos de Iñaki han puesto en marcha con el objetivo de ayudar a la población de las regiones del Himalaya, siguiendo un viejo proyecto del propio Ochoa de Olza.
En 2008, Iñaki era uno de los himalayistas más potentes del panorama internacional. Acumulaba 12 de los 14 ochomiles, aunque no le preocupaba en exceso acabar con la lista. Sus ascensiones se caracterizaban por el compromiso, los pocos medios, el estilo limpio y la velocidad. Aquella primavera se había puesto de acuerdo con uno de sus compañeros habituales, el rumano Horia Colibasanu, y con el canadiense Don Bowie para acercarse a la temible cara sur del Annapurna –una de las paredes más grandes del mundo– y ascender a través de la arista Este de la montaña, una travesía larga y agotadora por encima de los 7.000 metros que muy pocos alpinistas han conseguido completar.
Después de mucho trabajo y, sobre todo, mucha paciencia debido al mal tiempo, incluida alguna desavenencia circunstancial con Don Bowie, la cordada formada por Iñaki y Horia, junto al ruso Alexey Bolotov, que se unió a ellos procedente de una expedición rusa con la que compartían Campo Base, inició el 15 de mayo el ascenso hacia las tres cumbres del Annapurna: la Este (8.012m), la Central (8.051m) y la Principal (8.091m).
COMIENZA EL RESCATE
El 18 de mayo llegan al Campo V a 7.830m y al día siguiente salen camino a la cumbre. Iñaki y Horia se dan la vuelta en la cima Este, ya que Iñaki no lo ve claro. A la tarde del 19 llegan al Campo IV, a 7.400 metros, donde Iñaki sufre un desvanecimiento y comienza el frustrado pero espectacular intento de rescate, en el que participarán algunos de los mejores alpinistas del mundo.
Colibasanu, en un alarde de resistencia, solidaridad y amistad, se queda tres días cuidando de Iñaki y derritiendo agua con la boca para ofrecérsela a su compañero. Bolotov, que no conocía el estado de Iñaki, había seguido hasta la cima principal y dormido en el Campo V. El día 20 llega a la posición de Horia e Iñaki, que permanece inmovilizado dentro de la tienda. Bolotov baja tocado y con un posible edema pulmonar, por lo que deja el hornillo a Horia y al día siguiente marcha hacia el Campo III, donde intercambia sus botas de altura con el suizo Ueli Steck, que ha acudido al rescate, junto a su compatriota Simon Anthamatten, desde la base de la cara sur del Annapurna con zapatillas de trekking. Es 21 de mayo.
Mientras tanto, en Pamplona, amigos y familiares de Iñaki intentan conseguir medios para un rescate en helicóptero, coordinándose con Nima Nuru, otro gran amigo de Iñaki que trata de organizar el rescate desde Kathmandú. Mientras tanto, la canadiense Nancy Morin, compañera de Iñaki trata de asimilar la situación y ejerce de puente entre la montaña y el resto.
LLEGAN EL HELICÓPTERO Y LA "DEXA"
El 22 de mayo un helicóptero deja a Denis Urubko y a Don Bowie a dos horas del Campamento Base y comienzan a ascender. Mientras tanto, Horia baja al Campo III, donde le esperaba Anthamatten, mientras Ueli Steck llega a la altura de Iñaki y le comienza a proporcionar Dexametasona. Iñaki reacciona al tratamiento y por momentos, parece que mejora, lo que desata la euforia entre todos los cercanos a Iñaki. Sus pulmones, sin embargo, parecen cada vez más encharcados.
El día 23 comienza bien, ya que un helicóptero ruso pilotado por otro amigo de Iñaki, Valery Gubalov, consigue dejar en el Campo I a Alex Gavan, Mihnea Radulescu y los sherpas Ongchhu, Pinjho, Pemba y Ongchhu. No solo eso, sino que el mismo helicóptero consigue dejar al ruso Sergey Bogomolov y al médico polaco Robert Szymczak en el Campo II, gracias a una plataforma tallada en la nieve por el cocinero de Iñaki, Mingma Sherpa, que nunca antes se había puesto unos crampones hasta aquella ocasión.
En el Campo II instalan un hospital de altura con cámara hiperbárica incluida, mientras Urubko y Bowie dejan atrás el Campo III y están a unas seis horas del Campo IV, donde Ueli hace vivir a Iñaki a base de Dexa. Es entonces, ese fatal día 23 que con tanta esperanza había comenzado, cuando Ueli nota que la vida ha escapado del cuerpo de Iñaki.
El libro es un gran reflejo de aquellos días de tensión, tristeza y emoción; una crónica de cómo vivieron desde Pamplona la pelea por salvar a Iñaki. Quedó la tristeza de perder a un amigo y la admiración de observar como lo más granado del alpinismo mundial se olvido de sus objetivos para jugarse la vida por el alpinista navarro.