Gilberto Molina nos relata sus 34 horas
Gilberto Molina ganó recientemente el Ultra Trail Gran Challenge de Gran Canaria de 176 kilómetros. Realizó el recorrido en 34 horas y un minuto. Salió el jueves día 13 a las doce de la noche del Barranco de Guayadeque y llegó a la meta, en la playa de Melenara, el sábado día 15 a las diez y un minuto de la mañana. En este reportaje nos relata como fueron sus 34 horas.
Molina, Natural de Gáldar, 39 años de edad, guardia civil profesional, gerente de Zona Boxes y vicepresidente del club Rungosay:
"En la salida estaba muy tranquilo y mi idea era salir sin prisas, pero todo se fue al traste de inmediato. Me había planteado llegar desde Guayadeque a Santa Lucía en 2 horas y 25 minutos, y llegamos en 1 hora y 45 minutos. Yo pensé que iba a ser el referente de la carrera y se viró la tortilla. Y llegamos al avituallamiento en la plaza de Fataga. Allí coincidimos los seis. Se produjo una tregua. Hasta yo dije: «Qué señores no nos vamos». Conmigo siempre iba pegado un maño, que no conocía de nada".
«Afrontamos la subida a La Manzanilla, dirección a Pilancones, hacia Las Tederas. En este tramo me quedé solo con el maño -en referencia a Javier Asín-, y empezamos a intimar. Yo soy una persona poco habladora y me lo quería quitar de encima. Llegamos al avituallamiento de Las Tederas (kilómetro 34). Esa subida fue espectacular, apagamos los frontales ya que nos iba guiando la luz de la luna llena. A las cuatro de la mañana salimos dirección a la presa de Soria. Él pegado a mí. A las ocho llegamos a Soria. La siguiente etapa era Soria, Cortadores, Montaña de Tauro hacia Mogán. Decidí levantar un poco el pie a ver cuál era su reacción. Y seguía pegado a mí, por lo que decidí acelerar. De Tasarte a Tasartico lo dejé atrás y me tiré a tumba abierta hacia La Aldea. Le saqué más de una hora y llegué a La Aldea a las tres de la tarde -ver información adjunta-. Afronté Altavista con dudas. 32 grados y sin aire. A las 19.20 horas llegué a la carretera a Tamadaba con la intención de retirarme en Artenara. Allí comí mejor y me motivó ver a mi mujer y a mis hermanos. Y salí a afrontar la segunda noche».
«A las doce de la noche llegué al Roque Nublo y a la una de la madrugada a Los Llanos de la Pez (kilómetros 140). Comí con tranquilidad y seguí mi aventura solitaria. Me gusta la soledad, te hace pensar y valorar las pequeñas cosas, y me perseguía el sonido de la chicharra mientras los perros se asustaban al ver una luz que se aproximaba. A las cuatro de la mañana llegué a Valsequillo, con los pies muy castigados, con dos horas de ventaja. Amanecí en Montaña Las Palmas y llegué al Barranco de Telde, dirección Melenara. No tenía sueño. Los últimos kilómetros fui acompañado por compañeros de mi club, y me subió la adrenalina. Adiós a los dolores, al sufrimiento, a las dudas. Y crucé la meta. Todo merecía la pena, el reto era posible, siempre consciente de dónde está mi límite»
Texto: Canarias7 / Outdoor Actual