Las diferentes ramas de la escalada se dan la mano en la apertura del festival de Torelló
En la velada de ayer se inauguró la 34ª edición del Festival BBVA de Cinema de Muntanya de Torelló (Barcelona) con un reto comunicativo mayúsculo: reconstruir la historia de la escalada catalana en apenas dos horas, y que el público la entendiese. Explicar esta actividad en sus múltiples ramas y visiones no es tarea fácil y menos cuando el target no está familiarizado con los tecnicismos del material o de la graduación. “Éramos conscientes de la dificultad, pero se lo debíamos a esa gran familia escaladora que tenemos en nuestro país”, nos comentó el director del festival, Joan Salarich, al terminar el evento.
Cuando escalar era casi subir en solo
Como no podía ser de otra manera, la figura de Lluis Estasen sirvió para recordar a los pioneros que a principios del siglo XX y con técnicas alpinísticas aprendidas de alemanes y austriacos llegados a Barcelona después de la primera guerra mundial. Míticas fueron sus escaladas en Montserrat, donde ya en 1851 se había escalado el Montcau de Sant Jeroni, y en los Pirineos, e incluso dejó su huella en los Alpes.
Cuerdas de cáñamo, calzado farragoso y poco adherente… el material fue era entonces quien marcaba el límite. Y, en este sentido, uno de los avances de la época fue el pitón de expansión, que su inventor Jordi Alvarez compartió ayer a sus 83 años en el teatro Cirvianum. Su apertura de la vía Puigmal al Cavall Bernat marcó el inicio de esta época.
Con gran valentía y determinación, otros escaladores iban tomando el relevo y abriendo alguna de las muchísimas paredes que todavía quedaban vírgenes en la primera mitad del siglo. Dos de sus representantes, Joan Cerdà y Remi Brescó, subieron al escenario en nombre de la generación GAM, que rubricó algunas de las líneas más innovadoras del momento. Salieron a la luz algunas inimaginables escaladas en solo, algo a lo que estaban acostumbrados ya que el material tampoco hubiera aguantado una caída. “A vuestro lado, somos simples deportistas”, confesaba Ferran Latorre, conductor de la gala.
Evolución y deportivización
Y llegaron los movidos años 70 y grupos como Els Pirates para darle una vuelta de tuerca más al debate ético sobre el estilo en la escalada. Su estilo limpio, alejado de la utilización sistemática del burilador, dejó una fuerte impronta a pesar de su corta vida como grupo. “Había un gimnasio cerca de donde quedábamos y pensábamos en la posibilidad de entrenar, pero eso no iba conmigo”, reveló Armand Ballart.
Poco a poco, las diferencias entre las distintas concepciones de la escalada iban cogiendo paso y dibujando lo que en un futuro serían modalidades con entidad propia. El escalador e histórico guarda del refugio del Pedraforca, Joan Martí, fue un observador privilegiado de la llegada a Cataluña de la escalada moderna y un representante esta la New Wave, que prioriza la escalada libre y los encadenamientos e incluso realiza aperturas desde arriba. “Hacía ya años que ya íbamos con pies de gato pero había escaladores que todavía se resistían a abandonar la bota dura”, recuerda Martí.
Tal vez fuera su compañero en el escenario, ‘Tato’ Esquirol el primer representante de la escalada tal y como la conocemos hoy en día: “Todos hemos ido dando vueltas y probando las diferentes maneras de escalar. Ahora parece que el parabolt sea lo peor del mundo, pero todos los utilizamos alguna vez. Todo tiene que convivir”. La misma visión compartió Joan Olivé, padre de los inicios de la escalada deportiva que reflejó a la perfección la vertiginosidad a la que avanza este deporte. “En cinco años estaremos hablando del décimo grado”.
Los deportivos Mar Álvarez o Ramon Julián son hijos de esta evolución, a lo que suman grandes dosis de entrenamiento en resina y roca. La persistencia y mantener la motivación para superarse es para ellos la clave del éxito. “Llevando 15 años en la competición, a veces cuesta encontrar las ganas para volver a repetir lo que ya has conseguido”, reconoció el laureado escalador ‘Ramonet’, que no pasa actualmente por sus mejores momentos competitivos.
Queda espacio para la aventura y las expediciones
En 1963, Josep Manuel Anglada fue el primer no americano en repetir una vía en El Capitan de Yosemite (EE.UU). Desde el valle del Romsdall en Noruega al Circo de las Inescalables en Canadá, muchos han sido los escaladores que se han preocupado de llegar a puntos de difícil acceso para superar las paredes más atractivas del planeta.
Como ejemplo de estos amantes del big wall subió al estrado Pep Masip. “Después de haber probado todo, quise volver a recuperar las sensaciones que tenía en mis primeras veces en la montaña. Quería volver a la aventura”. Y como representante mundial de la escalada artificial, le acompañó David Palmada ‘Pelut’: “Para mí es una válvula de escape de la vida cotidiana, de las presiones y los problemas. Cuando entras en la pared pasas a una nueva dimensión”.
Las aventuras extremas de Josep Lluis Moreno y Silvia Vidal fueron las encargadas de cerrar el que ha sido uno de los mayores encuentros de la escalada en Cataluña. Hoy el programa del festival de montaña más longevo del Estado español sigue con la presencia de la corredora Núria Picas y con la apertura de la sección concurso, en la que participarán 38 películas internacionales hasta el próximo fin de semana.