Esquíar en "familia"
No hace falta decirlo, pero hacer cualquier deporte con alguien con quien mantienes un vínculo es motivo de un mayor goce en la actividad. Está claro que no hay mejor grupo que el que mantiene unos vínculos estrechos, y quien se adapta mejor a esta descripción es la familia; pero en los tiempos que estamos este concepto es muy amplio y, pese a que les pese a muchos, hay otros elementos que han pasado a este rango.
Para no crear equívocos me refiero a nuestras mal llamadas “mascotas”. Habría que buscar otra definición puesto que para ellos nosotros, los “humanos”, somos su manada y eso significa familia, un lazo mucho más estrecho y profundo del que los seres racionales podemos proyectar hacia ellos.
El esquí de montaña -al igual que ocurre con nosotros- no es una actividad para todos y queda reservada en el mundo animal a los perros y dentro de estos a aquellos de un tamaño medio-grande y que cuenten con un potencial físico adecuado. Analicemos un poco las posibilidades de este deportes para nuestros compañeros de cuatro patas.
Ventajas
A parte de las emocionales llevar a un perro es sinónimo de seguridad, por lo menos ante una avalancha, sólo hace falta recordar que el primer rescate por parte de un can data de 1937 y fue realizado por un perro sin entrenamiento, el instinto pastor que poseen muchos es una garantía ante una incidencia de éstas, todos los perros identifican a los miembros del grupo por su olor y éste es la pieza clave para la búsqueda, un perro sin entreno puede detectar un olor conocido y buscarnos.
Inconvenientes
Llevarlo nos va producir un mayor estrés y tenemos obligación de llevarlo controlado, además algunas normativas nos impiden acceder a algunas áreas como por ejemplo al Parque Nacional de los Pirineos.
Primeros pasos
Si nuestro acompañante está habituado a acompañarnos por la montaña en verano es casi seguro que no necesitará adaptación; en el otro caso no está de más presentarle primero el medio (la nieve) para que asocie este elemento como algo divertido y de juego. Si el primer contacto es una paliza no vamos a conseguir que esté predispuesto la próxima vez.
Cuidados
Por norma general no necesitan más material que un sólido arnés, su pelaje es suficiente abrigo, pero eso no excluye que durante la actividad vigilemos la formación de pelotas de hielo en su pelo, dado que estas son las culpables de que pierda calor corporal.
Por otro lado las patas son otra parte importante para la pérdida de calor corporal, con bajas temperaturas lo mejor es dejarlo en casa o proveerlo de botines específicos que le aíslen de la nieve. La nieve primavera es otro elemento que puede lesionar sus patas y crearle heridas por efecto de mayor presencia de cristales en la nieve.
Seguridad
Si salimos con nuestro amig@ tenemos que proporcionarle la necesaria seguridad. En el mercado existen dispositivos específicos que nos ayudan a su protección; por un lado tenemos collares con dispositivos GPS y Arvas (en principio puede parecer que los dispositivos GPS son la opción más polivalente pero éstos pueden provocar interferencias en nuestros Arvas).
Por otro lado es necesario contar con un cordino de al menos 5 m que nos sirva en las acciones de guiado y como correa de sujeción en momentos puntuales. No hay que olvidar que ellos no son conscientes de los peligros objetivos: cornisas, cortados… Somos nosotros los que tenemos que sopesar esos peligros y por tanto evitarlos, en paradas, zonas de transición o antes del descenso es mejor mantenerlo atado para evitar situaciones comprometidas tanto para él como para los demás.
Ascenso
En principio es la parte más sencilla, sólo debemos llevarle controlado, evitando que progrese por encima nuestro o de otros grupos. En pasos obligados lo ataremos y será llevado por el último del grupo; así éste tendrá como referencia al grupo y progresará más tranquilo. En nieve dura que no hielo no suele haber problema dado que sus garras actúan como auténticos crampones.
Por norma es habitual que suba, baje o juegue a nuestro alrededor, no es problemático salvo que hay que estar atentos a su desgaste físico para el obligatorio descenso.
Descenso
La parte más importante y que requiere una mayor organización, lo mejor es que el perro baje independientemente y bajo supervisión ya que su instinto juguetón tiende a seguirnos con el peligro de atropello. Por ese motivo él debe esperar a que el grupo baje, por lo que su guía lo sujetará hasta que todos bajen y que el último coja una ventaja de seguridad. En ese momento el guía lo soltará y descenderá siempre por detrás de él para corregirle o ayudarle.
No hace falta decir que es la parte más extenuante del animal y por tanto las paradas tienen que ser intermitentes para que pueda descansar. En los casos de nieve dura o semihelada, al revés de lo que sucede en ascenso, suelen mostrarse más inseguros e incluso llegan a rehusar y puede ser necesario ayudarlos con la cuerda y progresar derrapando para afianzar su confianza.
Si por casualidad debemos atravesar una zona de estación de esquí, el guía será el encargado de conducir al perr@, para ello se ayudará de la cuerda, sin bastones e irá esquiando gestionando la longitud de la cuerda en función de su evolución, los dos serán los últimos del grupo para favorecer el instinto de seguimiento del grupo.
Para finalizar diremos que sacar a nuestro amig@ a la montaña está al alcance de todos donde sólo se requiere sentido común y pequeñas maniobras muy básicas, pero el grado de disfrute de todos merece este pequeño esfuerzo.
Manuel Suárez. Guía de Alta Montaña. TDS Alta Montaña. TD Esquí (EEE)