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"El movimiento de Kilian era como una danza, un jugar continuo con la montaña"

Redacción OutdoorActual23/08/2013

¿Qué siente una madre cuando su hijo va a ascender una gran montaña alpina? ¿Y si encima se propone hacerlo a toda velocidad, en busca del récord, pasando por terrenos técnicos y expuestos? Hemos querido reproducir estas palabras de Núria Burgada (madre de Kilian Jornet) por lo bien que describen el amor por las montañas y por las actividades con las que su hijo nos hace creer que no hay nada imposible.

El corazón en un puño. Así me sentía mientras subía hacia el refugio Duca degli Abruzo una hora antes que el Kílian iniciara su reto. Naila y Guillem a esa hora llegaban a la cima del Cervino. Iba subiendo con un montón de emociones escondidas en un cajón, intentando disfrutar del magnífico día que hacía, mirando aquí y allá. Fíjate - me decía- plantas de algodón (eriophorum angustifolia), aún no había visto ninguna este verano.

Subo un poco más arriba del refugio, justo al pie de la gran pared, que por unos momentos permanece oculta tras unas nubes fugaces. Entonces me doy cuenta. Hay mucha gente. Se han ido situando a lo largo de la pared, expectantes, como yo. Mires donde mires de la ruta se ven personas que, como yo, han subido a acompañar a Kilian y el corazón, poco a poco, se me va abriendo, sintiendo la enorme energía que emana de la montaña y de la multitud de gente que se ha acercado. Y no sólo de los que estamos físicamente, también de tod@s los que están en la distancia.

En un momento el silencio se hace absoluto hasta que dos puntitos se ven subir, se acercan rápidos. Dennis Brunod y Kilian. Oigo alguien que habla en catalán: Es Núria Picas. ¿Qué hacen aquí? Como muchos han querido estar aquí para aportar su granito a este sueño. Kilian va concentrado, con esa mirada que tanto le conozco. A mi altura Dennis lo deja y Kilian empieza a tocar roca. Ha encontrado su mundo, se le ve ágil trepar hacia arriba.

Después, viendo imágenes y escuchando comentarios de los que estaban más arriba, en los tramos más técnicos todo el mundo decía lo mismo. El movimiento del Kilian por el Cervino era como un fluido, era una danza, un jugar continuo con la montaña. Todos quedamos boquiabiertos, como cuando ves un rebeco cómo se desplaza por el roquedal con esa facilidad, esa armonía.

Y no era fácil, nada fácil. Al contrario, el récord del Bruno Brunod del año 1995 era realmente increíble. Pero era su sueño y se lo ha trabajado, subiendo arriba y abajo, meticulosamente, sin descanso, tocando la roca, mimando sus contornos, como un amante insistente para conseguir sus favores. Y se la ha hecho suya, la ha querido y este AMOR es el que nos ha dejar a tod@s sin palabras, con las emociones alborotadas. Y por si fuera poco mientras bajaba para llegar a la iglesia de Cervinia os encontraba a tod@s, conocidos y desconocidos, expectantes, con la mirada hacia arriba, queriendo formar parte de este sueño, que ya no es un sueño sino una realidad.

Por todo ello quiero daros a tod@s las gracias, a los que estabais físicamente y a los que estabais con vuestra fuerza. El miércoles 21 de agosto en el Cervino y en Cervinia había la fuerza de muchas voluntades acompañando una línea, una fina línea que separa el cielo de la tierra.

Nuria Burgada Burón