Aventura Info Aventura

"Lo que para muchos es un fracaso, para mí es una forma de evolucionar"

Redacción OutdoorActual14/03/2013
Imagen

Alberto Iñurrategi es, sin lugar a dudas, uno de los alpinistas más reputados del panorama estatal. Ha forjado este prestigio en las cimas del Himalaya a golpe de ochomiles pero, más que por sus hazañas, este guipuzcoano se ha caracterizado por defender la integridad de este deporte. En 2002 completó las 14 cumbres más altas del mundo y, lo que para él es más importante, lo consiguió siendo fiel a la filosofía del estilo alpino: sin oxígeno y austero en infraestructuras.

Su brillante carrera alpinística se vio golpeada en el año 2000 por la muerte de su hermano Félix. Descendían del Gasherbrum II, su duodécimo ochomil juntos. El mazazo no truncó las aspiraciones de Alberto, que continuó sus ascensiones con una ilusión de la que todavía hace gala. En los últimos tiempos ha encontrado el reto en rutas muy exigentes a cumbres desconocidas para el gran público, como el año pasado en el Nuptse (7800 metros). Abierto de miras y en busca de nuevas sensaciones, también ha emprendido travesías por los círculos polares junto a sus compañeros Juan Vallejo y Mikel Zabalza.

Sosegado y rotundo, "Iñurra" no se amilana ante el riesgo y el compromiso, tampoco ante las preguntas incómodas. A sus 44 años sigue defendiendo su pasión que para muchos roza la locura. ¿Queréis conocerle?

- ¿Cómo se gana la vida un alpinista del s.XXI?

Hay que hacer muchas cosas: patrocinios, colaboraciones, charlas, audiovisuales... Hay que ser polifacético.

- ¿Llegó la crisis a la alta montaña?

Claro. Hay que tener en cuenta que hay muchas cosas más importantes que el alpinismo y los patrocinios tienden, más que a recortarse, a desaparecer.

- Actualmente presentas una conferencia titulada Elogio al fracaso. Suena a curso de autoayuda...

Es lo que he vivido. Parece que ha llegado al mundo de la montaña una forma de valorar las actividades basando el éxito o el fracaso únicamente en función de si se llega a la cumbre. Sin embargo, he vivido un montón de experiencias sin cumbre que me han permitido seguir, 23 años después, con una gran motivación. Lo que para muchos puede ser un fracaso para mí es una forma de evolucionar. En montaña hay que quitarle la parte negativa al término fracaso.

- Es difícil vender al gran público estas experiencias enriquecedoras si no hay cima.

Si lo realmente importante para mí fuese alcanzar la cumbre, siempre hubiera ido por el camino más fácil. Pero sé que esa fórmula no me serviría para mantener la ilusión, así que apuesto por valorar las dificultades. Le doy más importancia al camino que a la cumbre, que es un complemento muy bonito, pero lo importante es la ruta y el estilo; la experiencia que voy a vivir en el camino.

- ¿Cuándo empezaste a sentir esta atracción por la montaña?

Yo empecé jugando a fútbol hasta que, a una edad más bien tardía, conocí la montaña. Y así hasta hoy. Es bonito despertar el talento que todos tenemos oculto en alguna esquina.

- Lo que no debe ser tan fácil es mantener la motivación durante tanto tiempo.

Como en todos los aspectos de la vida. Por eso es muy importante tener herramientas para saberla activar de nuevo.

- ¿Nos das algún truco?

Plantearse objetivos que no deriven frustración, que se encuentren cerca de las posibilidades de uno mismo. Asociado con esto está el estilo, que significa fundamentalmente, contar con unos medios proporcionales al objetivo. Hacer más con menos es la mejor forma de mantener esa chispa viva.

- Con tu hermano os pegasteis un buen atracón de ochomiles en pocos años. ¿Se convirtió la ilusión en algo obsesivo?

Descubrir tus límites e intentar superarlos engancha. En montaña cada vez pretendes subir más arriba y así llegas al primer ochomil y al segundo... Luego empiezas a contar los que te faltan y sin darte cuenta te envenenas.

- ¿Te tacharon de loco?

La gente que me rodea siempre lo ha entendido. Lo hago porque me apasiona y las pasiones son difíciles de explicar, pero siempre están justificadas.

- Pero no es lo mismo subir a un ochomil que dar un paseo por la sierra de al lado de tu casa.

Es cierto que el montañismo es un deporte de riesgo pero esto puede ser entendido de otra manera. El riesgo debería impulsarte a preparar y poner más interés. Por eso me parece un elemento importante. Todo el mundo que se acerca a la montaña debería saber cuáles son las reglas del juego. Aceptarlas te ayudará a crecer física y mentalmente.

- Fuiste la décima persona en ascender a los 14 ochomiles del planeta y ahora la lista tiene cerca de 30 nombres. ¿Qué valor tiene para ti pertenecer a este club?

Para mí la lista tiene muy poquito valor. Un alpinista se mide por la ruta y el estilo que ha elegido. Hoy en día puedes ir al Cho Oyu (8200m.) y subirlo diez veces por la ruta normal en una misma temporada. Eso no tiene ningún valor alpinístico. En cambio, puedes subir por su cara sur y realizar una actividad realmente relevante. No se puede valorar la calidad de un escritor en función de las páginas que ha escrito, ¿no?

- Reconozco el error.

Hace 15 años, cuando en esas rutas normales te encontrabas sólo y sin información meteorológica, te lo tenías que trabajar. El compromiso era mucho mayor y no encontrabas cuerdas fijas hasta la cumbre ni esa hilera de alpinistas que se ha visto en las fotos.

- Pero todo el mundo tiene derecho a subir a un ochomil...

Entiendo la atracción de superar esta cota mítica porque yo también la he sentido y también el utilizar las vías normales para las primeras experiencias. Lo que no entiendo es que esas actividades se cuenten como algo extraordinario.

- En los últimos años, además de grandes ascensiones, has realizado dos incursiones por los círculos polares. ¿Con qué te quedas?

Las travesías de este tipo son actividades únicas e inolvidables, pero no para hacerlas todos los años. No dan tantas posibilidades para tener experiencias diferentes como la montaña.

- Sin embargo, todos los que las habéis probado habláis de su extremada dureza.

El factor psicológico es muy importante ya que todo es muy monótono y vives bajo un gran aislamiento. Es una carrera de resistencia en la que la convivencia también es importante.

- ¿Cómo eliges a tus compañeros de aventura?

Busco rodearme de gente con la que comparta una misma visión de la montaña y tenga un nivel parecido, así podremos vivir una experiencia satisfactoria para todos.

- Primero con tu hermano, actualmente con Vallejo y Zabalza. Parece que siempre has tenido claro quiénes son tus compañeros de cordada.

Sí, y pienso que es algo que se está perdiendo. Ahora la gente se ata con cualquiera, ya no se ven tantas cordadas incondicionales. El compañero tiene mucha importancia. Tu vida está atada a la suya y tiene que haber un gran nivel de confianza. Ahora se escala con el que puede, con el que sale.

- ¿Habéis puesto un destino a vuestro próximo reto?

Queremos volver al Karakórum. No es ninguna novedad que estamos pasando una situación difícil y la financiación de estas expediciones es complicada, pero lo vamos a intentar.

Galería de fotos