Reviviendo la montaña boliviana
En el verano de 2015, el freerider neozelandés de The North Face, Sam Smoothy, viajó a Bolivia para seguir los pasos de su padre en sus expediciones con su fiel equipo formado por Johnny Collison y Fraser McDougall. En su larga aventura, el equipó escaló y esquió el Pequeño Alpamayo, en Huayana Potosi, y también realizaron un primer y potente descenso de la vertiente Oeste de la Aguja Negra y cara Sureste de Ala D. Sur, en el área de Condoriri de las Montañas de la Cordillera Real en los Andes.
La idea de la expedición era conseguir un nuevo éxito después de que el propio Sam descubriese que su incomprendido padre, Ronald M. Smoothy, lo había logrado cuando era joven. Después de meses de búsqueda y preparación, este equipo de tres comenzó su camino hacia La Paz a mediados de mayo, armados con millones de antiguas notas e historias que había escrito Ronald en sus noches más oscuras. Estando ya allí, el equipo fue deshaciendo la ruta de escalada de Ronald desde sus primeros pasos para completar así, el legado familiar de Smoothy.
En esta aventura, Smoothy intentó ver, explorar y entender Bolivia y las montañas a través de los ojos de su propio padre. Miró hacia Bolivia en 2015 y contempló cómo éste lo hizo unas cuantas décadas antes. Además, el viaje fue mucho más emocional y físico, pues los esquiadores tenían por delante el desafío de salir de sus propias zonas de confort con nuevos obstáculos, como el hielo en los ascensos, sin poder abordar la montaña tal cual lo había hecho Ronald en su momento.
"Ronald nunca había sido un escalador agresivo. Estaba mucho más interesado en la camaradería que se formaba en torno a las hogueras que en las cimas más peligrosas. Él abrió ese ambiente que se crea entre tiendas y me hizo entenderlas, un lugar donde buscar superarle y conseguir sus victorias, algo muy común entre padres e hijos. Pero ahora me he dado cuenta de que es mucho más que eso, es un lugar en el que consigues que hasta tus caídas parezcan dulces", confiesa Sam Smoothy.